José Miguel Cobián | 14 agosto 2025
Tribuna
Libre.- Surgen preguntas sobre las extradiciones exprés, atendiendo lo que
ordene el señor presidente Trump.
1.-
Dijo don Omar García que esos 26 delincuentes son muy peligrosos y operaban sus
redes criminales desde la prisión mexicana donde cada uno estaba recluido:
A) El
10 u 11 de agosto de 2025 se dieron cuenda de ello. Entonces ¿operaron durante todo el sexenio
pasado y lo que iba del actual y solo hasta esas fechas se dieron cuenta?
B) ¿Ya
investigaron quienes facilitaban que siguieran operando?
C) ¿Ya
iniciaron proceso penal o detuvieron a esos facilitadores que al visitarlos
llevaban y traían órdenes criminales?
D)
¿Quiénes son esos facilitadores?
E)
¿Dejarán que esos mensajeros visiten a otros criminales recluidos y que sigan
llevando y trayendo órdenes?
F) ¿Ya
cambiaron a los titulares y funcionarios de los penales dónde eso sucedía?
2.-
¿Cuál fue la razón de extraditarlos el día que los mandaron?
A) Los
días anteriores que no los extraditaron ¿No eran peligrosos?
B)
¿Tuvo o no tuvo que ver algún acuerdo con el presidente Trump en la última
prórroga arancelaria?
C)
¿Cuál fue el fundamento legal para decidir de un día para otro que ciudadanos
mexicanos, criminales juzgados, debían entregarse a una potencia extranjera?
D)
¿Desde cuándo dejaron de estar vigentes la Constitución y las Leyes que de ella
emanan en nuestro país?
E) ¿La
violación de la ley y de los derechos humanos es un privilegio del gobierno de
la 4T?
F) Así
como decidieron que unos mexicanos debían ser expulsados del país y entregados
a una potencia extranjera, ¿corremos el riesgo el resto de los mexicanos de ser
expulsados de nuestro país?
Esas y
otras muchas preguntas son las que deberían estar haciendo los grandes
periodistas y analistas políticos, no porque haya desacuerdo en cuanto al
castigo a criminales, sino por la preocupación por la constante violación de la
ley por parte del gobierno. Todo indica
que ante la ignorancia y el desconocimiento de los procesos jurídicos, es mejor
destruir al poder judicial y simplemente ignorar la ley, si ello conviene a los
intereses del mandatario en turno.
Bastaría
preguntar ¿A dónde queda la convivencia civilizada en un país dónde ni siquiera
el gobierno respeta las leyes? ¿Es el destino de México la anarquía
generalizada?
Creo
que todos entendemos que la decisión que tomó la presidenta de extraditar de
manera exprés a ese grupo de delincuentes, y a los próximos que vaya a
solicitar el gobierno americano, protege al país de la ira del presidente
Trump. Pero no podemos evitar
preguntarnos si esas violaciones a las leyes mexicanas continuarán y nos podrán
afectar personalmente en un futuro.
Aunque
la soberanía quede en retórica, la obligación del gobierno es proteger a la
población, y sabemos que mientras se atiendan las peticiones del gigante del
norte, la población sufrirá menos que si nos sometemos a su enojo y asimilamos
las consecuencias que dicho enojo traerían para el país.
La
herencia maldita del sexenio pasado está pasando la cuenta. La debilidad estructural de la economía,
desde el punto de vista financiero, económico, energético, alimenticio, etc.,
es brutal. El consumo de todos los
fondos y fideicomisos para llegarlos a gasto y a los bolsillos de los
gobernantes y amigos de los gobernantes en turno fue salvaje. El presidente López Obrador dejó un país muy
frágil que no puede ni pensar enfrentar la mínima molestia de quién mande en
Estados Unidos.
La
presidenta sabe de esa fragilidad estructural. Sus reformas todas han caminado
hacia un gobierno cada vez más autoritario y más militarizado, quizá a la
espera de que dado caso que alguna amenaza llegue a cumplirse, el malestar
social generado será sofocado por la autoridad gracias a los militares.
No
encuentro otra respuesta al aumento de la militarización en la vida diaria de
los mexicanos, cuando el ejército se ha convertido en un chiste internacional:
¨Las fuerzas armadas que temen y son sometidas por los delincuentes¨. Basta ver la cantidad de regiones del país
intransitables apenas oscurece, para entender que el fracaso de militarizar la
seguridad pública es el más grande conocido a nivel nacional.
Y sin
embargo, se continúa por una ruta que ha demostrado su fracaso para proteger a
la población mexicana. Si acaso, los
únicos éxito que podemos aplaudir a las fuerzas armadas, han sido los éxitos
obtenidos en operativos realizados por instrucción (y quizá bajo el mando) de
personal norteamericano. Fuera de ello,
la percepción y la certeza ciudadana de que la Guardia Nacional y las fuerzas
armadas cuando participan en seguridad son un gasto inútil, o temen enfrentar a
los criminales o se asocian con ellos para obtener mordida que provenga de
matar, extorsionar, secuestrar, robar, vejar, humillar, lastimar a ciudadanos
mexicanos. Mismo camino ya recorrido por
las fuerzas de seguridad pública estatales en la mayoría de los estados del
país.
México
se ha convertido en un show diario, donde las autoridades se dedican a distraer
a la población, aprovechan la escasa calidad cívica del mexicano. Así, el pueblo es sumiso, distraído y
manipulable, mientras en las altas esferas los millones pasan de mano sin que
nadie reclame nada ni exija seguridad y buen gobierno.
elbaldondecobian@gmail.com @jmcmex
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