José Miguel Cobián | 27 enero de 2017
Tribuna Libre.- Todos los días leo diatribas
en contra del presidente de los Estados Unidos y sigo sin entender claramente por
qué… No… No vivo en otra realidad… Estoy
enterado de que Donald está tomando decisiones que afectan a México y que nos
van a ubicar en una situación económica difícil… Y también entiendo que sus
políticas están generando graves problemas para los mexicanos que viven en
Estados Unidos, pero:
a) El Señor Trump está cumpliendo sus promesas de campaña. Yo entiendo que para los mexicanos resulta
muy extraño que algún político cumpla sus promesas de campaña, pero del otro
lado de la frontera, las cosas son diferentes. Los políticos americanos que no
cumplen lo que ofrecieron durante su campaña sufren el rechazo público, el
desprecio de sus conciudadanos, y corren el riesgo de dañar seriamente la
imagen de sus partidos políticos, y con ello, perder escaños en el congreso, y
elecciones de gobernadores y demás miembros del servicio público.
b) El señor Trump ofreció que continuaría con un muro que han
venido construyendo sus predecesores. Lo
va a construir del lado americano. Tiene todo el derecho del mundo de construir
en su país lo que se le venga en gana.
Incluso cuando afirma que los mexicanos vamos a pagar el muro, eso me
causa gracia, pues si aplica un arancel del 20% a nuestros productos de
exportación, lo único que va a lograr, va a ser que sus compatriotas compren
nuestros productos con un sobre precio del 20%, es decir, quien pagaría en
realidad el muro, serían los norteamericanos.
Salvo algunas cosas que podría hacer, y de las cuales no le voy a dar
ideas.
c) El Señor Trump ofreció que revisaría el tratado de libre
comercio. Enviará pronto una iniciativa
para hacerlo o en su caso va a retirar a su país del mismo. Tiene todo el
derecho de hacerlo, incluso debe de hacerlo, porque sus votantes lo prefirieron
a él por esa oferta, entre otras.
d) Barack Obama fue uno de los presidentes que más mexicanos
deportó a lo largo de sus ocho años de gobierno. El índice de personas que cruzan la frontera
y han sido detenidos en la misma, se ha reducido a casi una quinta parte de lo
que era hace unos años. Esto significa que menos gente quiere irse a Estados
Unidos de manera ilegal –por las razones que sea-. Quizá en lugar de quejarnos de que evita que
los ilegales entren, o de que los deporte, deberíamos de preocuparnos por las
razones que llevan a esos ilegales a dejar sus países de origen. El verdadero problema no es que Estados
Unidos deporte a inmigrantes ilegales, sino que existan… Es decir, que en sus países, incluido
México, no existan las condiciones para llevar una vida digna. En última instancia, el problema de los
ilegales es un problema de cada país, que nadie enfrenta y mucho menos resuelve
en sus propios países. Y para variar, el
señor Trump no sólo tiene el derecho, sino también la obligación de defender los
intereses de su país, y prevenir cualquier acto ilegal, incluida la propia
inmigración.
Para mí el enemigo de México
no se llama Donald Trump. Sin embargo,
le ha caído como anillo al dedo al gobierno federal y a muchos estatales y
municipales, pues se ha convertido en la nueva caja china, el nuevo gran
distractor de la opinión pública nacional.
El verdadero enemigo de
México es el mexicano corrupto, gandalla, abusivo, tramposo, mentiroso,
impune… Nosotros como país tenemos todo
para no necesitar de los Estados Unidos o de cualquier otro país del mundo, sin
embargo, nos hemos empeñado en despeñar (por poner una palabra de moda) en el
peor de los precipicios a nuestro país.
No somos autosuficientes en
materia alimentaria. Ni siquiera producimos la totalidad del maíz que
consumimos en forma de tortillas en todo México. Cuando el pueblo tiene hambre es capaz de
todo, y por lo tanto, el país que nos dé de comer, es decir el país al cual le
compremos nuestros alimentos, será el país que nos ordene lo que deseé. Si hoy el señor Trump nos puede poner de
rodillas, prohibiendo exportaciones de productos para la alimentación de los
mexicanos, la culpa y la responsabilidad
no es del señor Trump, es de todos los mexicanos.
Nosotros hemos permitido que
Sagarpa haga negocio con el campo, igual que Sedarpa o sus equivalentes en los
estados. Hemos permitido precios bajos
al productor, competencia desleal desde el extranjero, y sobre todo, hemos
permitido que el recurso y el apoyo que pudiera llegar al productor para que
sea mejor y produzca más en beneficio de México, ese estímulo o apoyo económico
se lo ha robado alguien más. Pudiendo
ser funcionario de la secretaría, coyote, líder, etc. El campo es una desgracia gracias a la
política de muchos años, de saquearlo y robar con el pretexto de apoyarlo.
El problema es que la
situación del campo mexicano se repite en la mayoría de las áreas que se verán
afectadas por los conflictos con el presidente americano. Si de petróleo se trata, hemos permitido que
se remate al mejor postor. Hemos
aceptado que nuestras refinerías trabajen a la mitad de su capacidad, y también
hemos permitido que se nos anuncie que habría una nueva refinería, que jamás se
construyó.
Si del azúcar se trata. Hemos permitido que los ingenios se
conviertan en fábricas obsoletas,
saqueando una y otra vez a las sociedades que las controlan y jugando a
quebrarlas, enriquecer a los particulares, entregarlas al gobierno, medio
sanearlos y entregarlos de nuevo a particulares para iniciar un nuevo
ciclo. También sabemos que en muchas
ocasiones, los ingenios que administra el sector público son fuente inagotable
de corrupción
Si no tenemos desarrollo e
investigación es porque lo hemos permitido. Si somos dependientes en la mayoría
de los campos que integran el concierto económico mundial también se debe a
nosotros mismos lo hemos permitido.
Y sobre todo, si de los
recursos que se le asignan al sector público, se desvía un porcentaje
importante, que ronda entre el 20 y el 40%, eso también es responsabilidad de
nosotros, de los mexicanos, pues hemos permitido que un 40% de nuestros
recursos se destinen a enriquecer a algunos funcionarios y políticos en lugar
de engrandecer a México.
El enemigo de México no es
el presidente de los Estados Unidos, el verdadero enemigo de México es el
propio mexicano. El que hace, y el que
permite que se hagan tantas tropelías en todos los ámbitos.