* “El Carón” no se quiso distanciar de Enrique Navarro * Nahle temía filtraciones de información a Marcelo Montiel * Se deshace de aliados * Primero Bola 8; ahora Gómez Cazarín * Xóchitl no sale de los ‘xingaos’, las ocurrencias… y ya se estancó * Pavón, otro duartista que quiere regresar * Repudio al alcalde de Agua Dulce
Mussio Cárdenas Arellano| 31 diciembre 2023
Tribuna
Libre.- Por
semanas y meses, Juan Javier Gómez Cazarín escuchó la instrucción: deshacerse
de Enrique Navarro, alias El Tortas, su lugarteniente en el Congreso de
Veracruz, su íntimo. Se negó. Y entonces Rocío Nahle lo vetó.
Aferrado a sus tripas, al sentimiento más que
a la razón, meditó y meditó, tomó la balanza, colocó en un platillo a la
zacatecana y en el otro a su amigo de correrías, de futbol, de parranda, de
trapacerías y de muchas otras insanas cosas más. Y el Tortas ganó.
Y Gómez Cazarín perdió.
Y Rocío Nahle lo jodió.
A la iluminada de Río Grande, la precandidata
de Morena al gobierno estatal, le inquietaba ver al “Carón”, alias Gómez
Cazarín, perder la compostura ante su otro yo, derretirse con sólo ver a Navarro,
rendirse ante las tarugadas que solía escupir “El Tortas”, y saber de sus
transas, y los negocios, y el desprecio a la ley, y la complicidad, y la
frialdad con que sometían a todo aquel que tenía la osadía de objetar.
Dejó pasar las triquiñuelas en el Congreso de
Veracruz, las que se perpetraron en la Dirección de Recursos Materiales, donde
“El Tortas” era el rey, sus manos sucias en los contratos de publicidad con la
prensa vendida, la operación de negocios turbios, entre ellos la refresquera
Coyame que vende productos made in Tula, Hidalgo, y Puebla, como ha venido
acreditando la periodista Claudia Guerrero Martínez, autora de Entre lo Utópico
y lo Verdadero.
Todo le pasó Rocío Nahle. Magnánima cual es,
le dio un período de gracia extenso, cinco años para robar hasta donde la mente
y la uña les alcanzara. La zacatecana aplicó aquella de los capos, la de
preservar el poder a cambio de corromper. Y los dejó hacer y deshacer.
Así hasta que Gomez Cazarín, que se sentía
coordinador de la campaña y futuro secretario de Gobierno de Veracruz en el
remoto —remotísimo— caso de que la zacatecana ganara la elección en 2024, se
sintió superior.
Y Rocío Nahle lo bajó.
Otro sapo, más siniestro, más criminal, Eric
Cisneros, también reventó. Encumbrado por Norma Rocío, la zacatecana,
convertido en un auténtico delincuente con poder, usó la Secretaría de Gobierno
para generar una ola de terror.
Cisneros, alias Bola 8, con la venia de
Nahle, tuvo el control político, en sus manos a los alcaldes, a sus pies la
Secretaría de Seguridad, a su disposición la Fiscalía de Veracruz, y cuando
llegó el momento, tronó.
Cisneros, un loco de instintos sangrientos,
insensible al dolor, no se sació llenando las cárceles de inocentes o
desarmando a las policías municipales, obligando a alcaldes a entregarse a la
Policía Estatal, o dejarlos a merced del crimen organizado. A la alcaldesa de
Jalapa, Florisel Ríos Delfín —no se puede dejar de recordar— la llevó a la
muerte.
Y cuando Bola 8 le disputó la candidatura al
gobierno de Veracruz, Rocío Nahle lo echó.
Imaginábase, pues, Gómez Cazarín que sin Bola
8 en el camino, sería el nuevo poder tras el trono. Erró.
Que robe, que abuse, que arme escenarios para
despojar empresarios, o suministre recursos, vía convenios de publicidad, a su prensa
afín, la vertiente prostituta del periodismo en Veracruz, textoservidores sin
credibilidad, no le inquietó a la ex secretaria de Energía. Pero sus intereses
políticos, sí.
Hacía meses Gómez Cazarín había recibido la
instrucción: deshacerse del “Tortas” Navarro Padilla. Desoyó a Rocío Nahle.
Inquietaba a la zacatecana el destino de la
información de precampaña y campaña, las filtraciones, el manejo en prensa, los
textoservidores de Gómez Cazarín y, aún más, sus pasos seguidos de cerca por el
verdadero patrón del “Tortas”, el ex alcalde de Coatzacoalcos, Marcelo Montiel.
“El Tortas” Navarro fue chofer de Marcelo,
funcionario en Sedesol estatal y luego en la delegación de Sedesol federal en
Veracruz, siempre bajo el cobijo del ex alcalde de Coatzacoalcos. “El Tortas”
la oreja, los ojos, el que sirve para espiar.
Rocío Nahle, que no es suspicaz sino obsesiva
o lo que le sigue, caló al “Carón”. Si no era capaz de deshacerse de Enrique
Navarro, no era leal.
Nahle viene de una batalla cruenta, cinco
años asediada por el diputado Sergio Gutiérrez Luna, oriundo de Minatitlán pero
radicado en Sonora y al servicio del Grupo Texcoco.
Gutiérrez Luna, alias “Gutierritos”, tejió
una red de prensa —que por cierto sirvió para un carajo— intentando
posicionarse como el candidato a vencer en la interna de Morena. Se valió de un
operador de medios, Miguel Ángel Luna Modesto, la pieza de Marcelo Montiel.
Marcelo Montiel realizaba así un doble juego.
Por un lado, operando la imagen de Gutierritos en medios, vía Miguel Ángel
Luna, y por otro, “orejeando” a Gómez Cazarín, vía "El Tortas” Navarro.
A Sergio Gutiérrez no le inquietó; a Rocío
Nahle, sí.
“Gutierritos” fue un fiasco. Quedó en séptimo
lugar en la interna de Morena, sin posibilidad de ser senador por Veracruz.
El siguiente paso fue desmarcarse de Marcelo
Montiel. Ya arrumbó en el cesto de basura a Eric Cisneros, congeló a Gómez
Cazarín por el factor “Tortas”. Y proseguirá la purga porque el sospechosismo
así es.
Gómez Cazarín activó las alarmas, prendió los
focos rojos e hizo sonar las sirenas cuando se aferró a su relación con Enrique
Navarro, pasando por alto que la zacatecana percibe un golpe bajo de Marcelo
Montiel en la elección de 2024. No quiso tiene un Caballo de Troya y recibir el
golpe desde el interior.
Pero pudo más la amistad con “El Tortas”, una
historia personal, sus días en la Volkswagen de Coatzacoalcos, las denuncias y
los fraudes, las tardes de futbol, el nexo con el marcelismo, que la
coordinación de la campaña de Rocío Nahle.
Gómez Cazarín y Enrique Navarro son como el
índice y el pulgar, como el arroz y el frijol, como Cleopatra y Marco Antonio,
como Romeo y Julieta aunque menos trágicos. Indisolubles hasta la muerte.
Nahle trae la bendición del Peje López
Obrador y la venia de Claudia Sheinbaum. Con El Peje de Macuspana es una
relación directa. Con la señora Shein, Nahle tiene un proyecto conjunto y
comparte una figura clave: Mary Vázquez Guízar, operadora de medios de la
precandidata presidencial de Morena.
El 27 de diciembre, Rodrigo Calderón, alcalde
de Misantla, solicitó licencia para convertirse en coordinador de la campaña de
Rocío Nahle. Ese día, Gómez Cazarín pasó a segundo plano… quizá tercero. Y el
sueño terminó.
Ahora, sus viudas en la prensa, sus corifeos,
la clientela textoservidora que vio talento donde no lo había, limpieza donde
abunda la suciedad, no paran de llorar.
Cuando cayó Bola 8, Gómez Cazarín imaginó que
el paraíso era suyo. Pura imaginación. En el mundo de la realidad, Rocío Nahle
lo tenía en un callejón sin salida. Y ya no pudo salir.
Perdió el reino por una torta.
ARCHIVO MUERTO
* Xóchitl no sale de los ‘xingaos’, de la
‘xingona’, de las ocurrencias… y ya se estancó. Tres meses perdidos, sin
discurso, sin proyecto sólido, ninguneada por Samuel y Mariana, sin alcanzar a
Sheinbaum, la calca de López Obrador. https://bit.ly/4aDxtsO
* Juan Octavio Pavón, otro duartista que
intenta infiltrar al equipo de Pepe Yunes. Favorito de Karime Macías, la
gobernadora de facto; un aprendiz de todo y oficial de nada. https://bit.ly/3RJbJTI
* “No más mentiras”, le reclaman al alcalde
de Agua Dulce en su informe. Noé Castillo habla de justicia social y deja en el
olvido obras hidráulicas que eviten daños cuando se desborda el río Agua
Dulcita. https://bit.ly/3NKKW8e
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