* Blindaje pro-corrupción con el aval de
diputados * El caso Deantes y la
decencia * Ante la derrota, Hitler
también destruyó a su pueblo * Pepe
Yunes y el cuento de las zonas especiales
* Ya se placea * Que los priistas
no jalen con Héctor * Reynaldo solapó
violencia y corrupción * Ahora quiere
ser magistrado * Lista de “aviadores”
del Itesco
Mussio Cárdenas Arellano | 30 junio
de 2016
Tribuna Libre.- Callejas y José
Ratón, Mónica Robles y Sánchez Macías, García Bringas, Del Ángel el de los 400
Pueblos, Octavia Ortega, decenas más, pasarán todos a la historia como la
generación cómplice en el Congreso de Veracruz que le otorgó a Javier Duarte
inmunidad e impunidad.
Día clave, semana
crucial, cuando se define si el adalid de la corrupción duartista, Gabriel
Deantes Ramos, es impuesto al frente del Instituto Veracruzano de Acceso a la
Información, clave para saber cómo se fraguó y ejecutó el atraco y el saqueo,
la crisis y el caos, el desvío de recursos federales y la sumisión de un
régimen al crimen organizado.
Con tres denuncias
penales en su haber por 3 mil 700 millones de pesos, otras más que suman un
total de 8 mil millones, el robo de los recursos para atender los servicios de
salud, Deantes representa la antítesis de la integridad, ni en cuenta la
solvencia moral, menos la ética, para asumir la presidencia del IVAI, ni en
sueños la decencia.
Es esa la carta de
Javier Duarte, sucio entre lo sucio, su operador para corromper partidos
políticos y figuras públicas, señalado de tumbar la alianza PAN-PRD en 2013,
que de ganar el Congreso de Veracruz pudo haber frenado el atraco de la
pandilla duartista y evitar el desenfreno del gobernador y sus 40 ladrones.
Día clave, quizá
funesto, si se impone la línea del duartismo y al IVAI es remitido el ex
secretario del Trabajo, ex subsecretario de Finanzas, que de vender teléfonos
celulares en sus años mozos, en su natal Tamaulipas, pasó a ser un potentado en
suelo veracruzano.
Polémico,
cuestionado, su nombramiento arranca reclamos y reflexiones. Viene a Xalapa el
líder nacional del Partido Acción Nacional, Ricardo Anaya, apuntalando a sus
diputados locales, atrayendo prensa, generando una corriente de repudio a la
imposición que Javier Duarte fraguó para el IVAI.
Indignante, el
caso Deantes provoca también un llamado del senador priista Pepe —José
Francisco— Yunes Zorrilla, conciso, sin aspavientos, invocando el consenso de
las fuerzas partidistas en la Legislatura de Veracruz, tácitamente conminando
al PRI a no usar su mayoría porque eso deslegitima.
“De origen —apunta
Pepe Yunes— deben ir avalados por el apoyo y el respaldo de todas las fuerzas
en el Congreso y en ese sentido yo al respetar puntualmente las decisiones que
tomen los diputados del Congreso del Estado sí creo que deben hacer un esfuerzo
para que sea el consenso y el apoyo de todas las fuerzas lo que legitime la
llegada de quien sea el fiscal o sea el consejero de IVAI”.
Pero ese es sólo
un caso. El repertorio de Javier Duarte para trastocar la vida pública de
Veracruz es variado. Lo mismo impone al fiscal anticorrupción, que otorga
autonomía al contralor, que basifica a la burocracia de alto nivel, que dispone
otorgar el 4 por ciento del presupuesto a la Universidad Veracruzana para 2017
cuando adeuda más de 3 mil millones de pesos.
A “Culín”, alias
el fiscal general, alias Luis Ángel Bravo Contreras, le evitó que siga pidiendo
“raid” cuando tiene que ir a mentir, inventar culpables, criminalizar víctimas,
sofocar escándalos cuando los que levantan y entregan a sus presas a la
delincuencia organizada son los policías estatales.
Requiere “raid” a
menudo Fisculín y por ello decidió Javier Duarte donar dos helicópteros
adscritos a la oficina del gobernador.
Plantea trasladar
el World Trade Center de Boca del Río a los bienes del Instituto de Pensiones
del Estado para aminorar la deuda. Perciben los hoteleros la catástrofe. Si el
IPE está mal administrado, el WTC será un barril sin fondo.
Otros bienes
ofrecidos por Javier Duarte para reducir los adeudos con el IPE, son el estadio
de futbol “Luis Pirata Fuente” y terrenos del estado. Vaya solución cuando lo
que se requiere es dinero líquido para cubrir las quincenas de los pensionados.
Otra treta de
Javier Duarte es la basificación de su burocracia cómplice. Le pide al Congreso
de Veracruz que otorgue su anuencia para que subdirectores, jefes de área y
oficina obtengan ese beneficio y tácitamente los vuelve inamovibles.
Lo valora la
diputada local panista y secretaria de la Mesa Directiva del Congreso, Ana
Ledezma López, y categoriza la propuesta como “irresponsable y cínica”.
Y de las
donaciones a título gratuito a dependencias, unas para saldar deudas, otras
simplemente para desmantelar el aparato de gobierno, apunta:
“Ahora resulta que
tiene un afán de querer ayudar a las asociaciones civiles, a querer enajenar a
título gratuito propiedades y en ese sentido tendremos una ocurrencia más del
área jurídica del gobierno”.
Algo similar había
propuesto el PAN al inicio de la Legislatura actual. Era una reforma a la Ley
del Servicio Público de Carrera con la intención de generar una paridad en los
puestos de toma de decisiones. Pero el PRI la congeló.
Desmantela el
desgobernador cuanto puede. Lo domina el ánimo de desfondar el gobierno
estatal, dejar en ceros las finanzas, consumar la quiebra que tanto negó,
generar una catástrofe que lleve a la parálisis a su sucesor, Miguel Ángel
Yunes Linares.
Terrible el caos,
no para ahí.
Vendrá luego la
designación del fiscal anticorrupción, mero trámite pues el elegido es
Francisco Portilla Bonilla, ex secretario general del Congreso de Veracruz, ex
alcalde de Córdoba, soez en el trato, pendenciero de la palabra, cuyo Talón de
Aquiles es, justamente, la corrupción.
Siendo alcalde,
sus gobernados, vendedores ambulantes, reprochaban que en el área de Comercio
imperara la corrupción, con un director que los esquilmaba, saliendo a las
calles a exhibir que a Portilla y a sus esbirros.
Un fiscal
anticorrupción autónomo, que no le rinda cuentas al gobernador entrante,
inamovible por cinco años.
Un contralor
autónomo, que apriete al nuevo gobernador y su gabinete, que oculte información
del duartismo, inamovible por cinco años.
Un presidente del
IVAI autónomo, que esconda las huellas del saqueo y niegue información pública.
Un fiscal general,
“Culín” Bravo, ajeno al gobernador en funciones, impuesto por Javier Duarte,
autónomo, que rehuye el ejercicio de la ley, que acusa por consigna, que
encarcela violando derechos constitucionales —caso Maryjose—, que evade
consignar hasta que la presión social lo destroza —caso Porkys de Costa de
Oro—, inamovible por nueve años.
Todo un paquete
pro-corrupción, los cómplices de Javier Duarte en la peor puesta en escena de
que se tenga memoria, simulando ellos y la pandilla legislativa, el PRI y sus
aliados, que los desvaríos del desgobernador son para evitar la corrupción
oficial.
Burla y descaro,
no hacen sino abonar a otro descalabro electoral en 2017, cuando estén en
disputa las alcaldías. Burla y descaro ante el voto de castigo de una sociedad
que echó al PRI del poder y que hoy ve cómo Javier Duarte maniobra para evitar
que la justicia —como indica el voto por el discurso carcelario de Yunes
Linares— se le aplique al desgobernador. Burla y descaro que abona a otro
fracaso en las urnas.
Desquiciado,
Javier Duarte no sabe cómo destruir el paraíso. Su temor a ser enjuiciado
cuando Miguel Ángel Yunes Linares asuma el gobierno de dos años, lo lleva a
empedrar el camino, a incendiar el campo, a quebrantar el orden.
No es Nerón. Aquel
estaba medio tocado. Javier Duarte está peor.
Lo describe
Ernesto Aguilar Yarmuch en unas líneas, puntillosas, certero el dardo: un
Hitler en el éxtasis del caos.
“Este pasaje hace
recordar a Hitler que ante la inminente derrota mandó a volar carreteras, puentes,
hospitales, sembradíos, bodegas de almacenamiento de alimentos, de su propio
país, dejando en la total indefensión a su propio pueblo”, escribió en su
cuenta de Facebook.
Qué se puede
esperar de un Congreso de mayoría priista y satélites que la circundan. De
tiempo atrás, maiceados por Javier Duarte, avalando la paranoia política que
hunde a Veracruz.
Callejas y José
Ratón Gutiérrez de Velasco, Mónica Robles y Sánchez Macías, García Bringas, Del
Ángel el de los 400 Pueblos y las menores de edad con los senos aire, Octavia
Ortega, cuya ignorancia legislativa es para ponerse a llorar, Porras, Zarrabal
y así decenas de mal llamados diputados que pasarán a la historia como la
generación cómplice en el Congreso de Veracruz que le otorgó a Javier Duarte inmunidad
y patente de impunidad.
Unos votan, otros
se abstienen, los más cobardes no asisten a la sesión como si así fuera menor
su canallada.
Día crucial.
Javier Duarte obtiene del Congreso su blindaje pro-corrupción.
Es Veracruz. Y es
real.
Archivo muerto
Se placea Pepe
Yunes por el sur. Llega a Coatzacoalcos con el pretexto de hablar de las zonas
económicas especiales, el nuevo invento peñista que permite acaparar contratos
de obra en tiempos de crisis. Convoca a alcaldes, repudiados la mayoría porque
no gobierna pero sí roban. Lo siguen y le creen. O fingen creerle. Lo real es
que ya anda en campaña, aunque iluso el senador si imagina que en dos años se
disipará la ira de los veracruzanos por el desgobierno de Javier Duarte, por el
saqueo a las arcas y el endeudamiento brutal, los muertos en las calles, los
ejecutados, la burla al pueblo cuando el ladrón crea un aparato anticorrupción
que ate las manos al nuevo gobierno y le otorgue impunidad. Dice Pepe —José
Francisco— Yunes que “la molestia, el hartazgo y la insatisfacción de los
veracruzanos con el gobierno se reflejó en las urnas”. Por supuesto, pero el
hartazgo no nació en los días previos a la elección. Se deriva del abuso, la
soberbia, la uña larga, la mente enferma, el inepto que ejerce el poder con las
vísceras, resumido todo en Javier Duarte, llevando a Veracruz al caos y a los
veracruzanos a la angustia, la incertidumbre y el dolor. Se reflejó en las
urnas el 5 de junio, pero nadie, ni Pepe Yunes ni Héctor Yunes, ni los priistas
en general, salvo las honrosas excepciones —Ricardo Ahued, Francisco Berlín,
quien optó por dejar al PRI, y otros con moral y ética—, alzaron la voz para
advertir que el desgobierno acumulado y los millones hurtados, echarían del
poder al PRI. Llega Pepe Yunes con la misión de sembrar esperanza entre el
priismo. Será el nuevo pastor si tiene la capacidad de marear, si es hábil para
ofrecer y engañar. Llega y neutraliza a Héctor Yunes en su afán enfermizo de
volver por la candidatura a gobernador en 2018. Lo de las zonas económicas
especiales es pretexto. Lo real es reagrupar al priismo, pero no en torno a
Héctor. Lo real, también, es que la sociedad aprendió que al PRI se le puede
echar del poder y que no los dejará volver… Reynaldo nunca vio zetas. Atesoraba
la información política, tenía el pulso de la violencia, la erosión del tejido
social a manos de los cárteles, y decía con sorna que las únicas zetas
conocidas eran las del abecedario. Eran sus días en la Secretaría de Gobierno,
junto a Fidel Herrera Beltrán, férrea su mano con los enemigos de la fidelidad,
ciego y sordo ante la descomunal corrupción que devoró ese sexenio. Hoy se
promueve a Reynaldo Escobar Perez para la sala anticorrupción del Tribunal
Superior de Justicia de Veracruz, él como magistrado. El mismo que no vio zetas
y su efecto en la sociedad, la sangre que corría y corre por toda la entidad,
el cementerio clandestino por tanta narcofosa, y se perfila para ser magistrado
anticorrupción. Sólo en Veracruz puede ocurrir algo así… Lista de “aviadores” en
el Itesco: Tania Ivette Estrada Núñez, jefa de división; Ericka del Carmen Mayo
Tirado, jefa del Departamento de Gestión y Vinculación; Oscar García Ortega,
ingeniero en sistemas; Adelaido Argüelles Ortiz, chofer del director; Dulce
Valeria Alor Merlín, coordinadora de Promociones; Patricia Vaughan Sulvarán;
secretaria de la Dirección General; Clara Marcelina Jacobo Lara, técnica en
mantenimiento; Yamile María Duarte Alavez, ingeniero en sistemas; Luz del
Carmen Mora Pérez; coordinador de Promociones; Teresa Argüelles Rosaldo, jefe
de oficina; Yaqueline Rangel Cardoza, coordinadora de Promociones; Leidy Jazmín
Lagos Ramírez, analista técnico; Veiria Martínez García, intendente, y Armando
Alafita Valencia, docente. Son “aviadores”, según un documento que describe las
trapacerías de Ricardo Orozco Alor, el poder tras el trono, ex director del
Tecnológico Superior de Coatzacoalcos, quien a través del director y la
dirigente sindical continúa manejando la institución con fines electorales,
obsequiando calificaciones, otorgando títulos a cambio de reventar a la
disidencia. Dice textual: ese personal administrativo “no se encuentra
laborando en nuestra institución o bien no está llevando a cabo actividades
propias de la institución”. Uno de los nombres en la lista de “aviadores” es
clave: Yaqueline Rangel Cardoza. Es la esposa de Ricardo Orozco Alor, frustrado
candidato del PRI a diputado local por Minatitlán, avasallado por Morena en la
elección del 5 de junio. Nadie la ve. Nadie sabe de ella. Peor después del secuestro
que sufriera hace un año. Regresó y cuentan que se fue de Minatitlán, previo
pago de 400 mil pesos. Otros dicen que el secuestro tuvo origen familiar. Pero
en el reporte de nómina de hace un mes no deja de cobrar en el Itesco. O
alguien lo hace por ella…
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