Ciudad de México. | 28 febrero de 2018
Tribuna Libre.- Durante décadas, Manlio Fabio Beltrones ha
presidido sobre la política mexicana mientras acumula una cantidad enorme de
poder y una vasta fortuna personal, a la vez que evita escándalos que podrían
haber tumbado a un operador menos sagaz.
Sin embargo, un caso de corrupción podría
poner en jaque su futuro político y legal, así como las aspiraciones de cara a
las elecciones de julio de su Partido Revolucionario Institucional, que
gobierna el país con el presidente Enrique Peña Nieto.
El caso involucra el presunto desvío de
millones de dólares en fondos públicos para financiar las campañas políticas en
las que estuvo involucrado el partido en 2016. De acuerdo con documentos y
testimonios revisados por The New York Times, los testigos que han comparecido
señalan que el plan fue diseñado y dirigido por el mismo Beltrones, quien en
ese entonces presidía el PRI.
La investigación, que realizan los
procuradores en el estado de Chihuahua, ya resultó en el arresto de uno de los
asociados de Beltrones; una decena de otras personas han sido arrestadas o han
sido mencionadas por procuradores del estado.
Beltrones no ha sido acusado y afirma ser
inocente. Pero en enero, cuando la investigación se aceleraba, tomó una medida
inusual para aparentemente protegerse: solicitó un amparo en una corte federal
para que invalidara las órdenes de detención que pudieran girarse en su contra,
de acuerdo con un comunicado y con documentos revisados por el Times.
En el comunicado dice que con el amparo, que
recalcó no es una admisión de culpa alguna, quiere evitar que “se construyan
falsas acusaciones a partir de mentiras y filtraciones”. Rechazó ser
entrevistado para este artículo.
Sin embargo, analistas recalcan que el hecho
mismo de que se intente defender contra el posible arresto habría sido
impensable hace algunos años para alguien con su peso político.
“La investigación rompe con la idea de que es
una figura intocable”, dijo Vidal Romero, jefe del Departamento de Ciencia
Política del Instituto Tecnológico Autónomo de México. “Que investiguen a
figuras como Beltrones, aunque se piense que es muy difícil que realmente
caiga, es una muestra de los cambios que estamos viviendo como nación”.
Quien más ha impulsado el caso es el
gobernador de Chihuahua, Javier Corral, quien parece haber vuelto su misión
desenterrar la corrupción de su predecesor, que pertenece al PRI. Corral ha
sido de las figuras que se han enfrentado de manera más directa al partido
gobernante.
Las acciones de Corral han expuesto las
debilidades del sistema político mexicano y lo han sacudido en sus niveles más
altos.
“La corrupción ha vuelto tan frágil al poder
establecido que una sola persona puede sacudirlo”, dijo Juan Pardinas, director
general del Instituto Mexicano para la Competitividad, un grupo que promueve
medidas de combate a la corrupción. “No queda claro aún si esta persona va a
ganar. La pelea sigue y el sistema va a usar todos sus recursos para pararla”.
El caso data de 2016, antes de las elecciones
para gobernador en doce estados del país. Como presidente del partido
gobernante, Beltrones estaba a cargo de las campañas en momentos difíciles dado
el bajo índice de aprobación de Peña Nieto.
El uso de recursos públicos para propósitos
políticos no autorizadosno es algo infrecuente en la historia de México, de
acuerdo con exoficiales, políticos y
analistas. No obstante, 2016 fue un año especialmente difícil para el PRI
debido a la baja popularidad del partido.
El plan, según los documentos judiciales,
registros y una revisión de contratos públicos, era sencillo.
Al centro, el gobernador chihuahuense, Javier
Corral, durante su llamada Caravana por la Dignidad, con la que pide que el
gobierno federal solicite la extradición de su antecesor César
Duarte.CreditRocío Vázquez/Agence France-Presse — Getty Images
El gobierno federal transferiría dinero a
estados gobernados por políticos priistas presentándolo como parte de una
necesidad presupuestaria, según el testimonio de testigos jurados y entrevistas
con individuos con conocimiento de cómo operó el plan.
Ese dinero después fue enviado a empresas
fantasma que supuestamente debían cumplir con contratos públicos para servicios
como educación. El dinero terminó siendo entregado a las campañas, de acuerdo
con los testimonios.
En Chihuahua el monto alcanzó unos 14
millones de dólares, según los contratos del gobierno y registros bancarios
revisados por el Times. Aunque las personas que conocen sobre el arreglo
afirman que esto sucedió en más de un estado.
No queda claro qué cantidad habría sido
desviada en otras entidades, pero el Times encontró contratos y datos bancarios
que muestran que millones de dólares terminaron en manos de las mismas empresas
fantasma o de compañías vinculadas en Sonora, Durango y Colima.
Pese a toda la coordinación, parece que las
campañas del PRI fueron socavadas por la misma corrupción que pretendía
impulsarlas.
En conversaciones privadas después de la
elección, algunos funcionarios se quejaron de que, pese a sus mejores
esfuerzos, el dinero no siempre llegó a las campañas, según dos personas que
conocen sobre el plan y que hablaron con la condición de mantener su anonimato
para no incriminarse.
Estos dijeron que parte de los fondos
desaparecieron en el camino en manos de intermediarios, por lo que quienes
debían beneficiarse del arreglo terminaron con menos de lo prometido y la
corrupción dentro del PRI terminó por deshacer las victorias que buscaba el
partido.
Uno de los exsecretarios del partido en
Chihuahua, Alejandro Gutiérrez, está acusado de ser parte del arreglo en los
registros presentados por los procuradores de ese estado. De los millones de
dólares enviados a Chihuahua para fines electorales, Gutiérrez redirigió unos
230.000 dólares a una empresa de la que era dueño, de acuerdo con los archivos.
El resultado de las elecciones de 2016 fue
algo humillante para el PRI: perdió el poder en cinco estados y Beltrones
terminó por renunciar a la dirigencia del partido. Luego llegaron las
investigaciones impulsadas por el gobierno de Corral, que han puesto a toda la
agrupación partidista en alerta.
No es la primera vez que Beltrones ha estado
en apuros. En varios momentos de su carrera ha enfrentado el exilio político y
ha terminado por reinventarse para mantenerse en los altos escalafones del
poder.
A un mes de su toma de posesión como
presidente, en un evento de noviembre de 2012, Enrique Peña Nieto, a la
izquierda, coincidió con Manlio Fabio Beltrones, quien en ese momento era
diputado. Credit Eduardo Verdugo/Associated Press
En 1997, cuando era gobernador de Sonora,
Beltrones fue acusadopor funcionarios estadounidenses de vínculos con
narcotraficantes. Tales señalamientos fueron suficientemente serios como para
que el entonces embajador de Estados Unidos en México considerara revocarle a Beltrones
su visa.
Muchos pensaron que sería el fin para
Beltrones. Este terminó su gestión y no tuvo una posición política durante
años. Pero para 2003 estaba de regreso como diputado y fungió como
intermediario entre el PRI y el gobierno de Vicente Fox, del Partido de Acción
Nacional (PAN) y cuya elección representó la primera alternancia después de
setenta años del PRI en el gobierno.
Empezó así una nueva era para Beltrones. Se
dio a conocer como un político influyente capaz de mantenerse en el poder incluso
cuando su partido no lo estaba, de gestionar acuerdos con sus rivales sin
perder su influencia, según recuerdan legisladores de ese entonces.
Otro de sus momentos cúspides fue cuando se
alió con el presidente Felipe Calderón, también del PAN, justo después de una
elección en el 2006 que fue tan controversial que integrantes del Partido de la
Revolución Democrática —cuyo candidato entonces, Andrés Manuel López Obrador,
quedó a 0,58 por ciento de Calderón— bloquearon el acceso al congreso para la
toma de protesta.
De acuerdo con quienes formaban parte del
congreso en ese entonces, fue Beltrones quien logró meter a Calderón por medio
de puertas traseras para que tomara posesión. Y fue Beltrones quien se aseguró
de que los integrantes del PRI estuvieran presentes para sumar el cuórum
necesario para la juramentación.
Algunos legisladores describieron el papel de
Beltrones durante la gestión de Calderón como la de un primer ministro, en un
país donde ese cargo no existe. Como líder de la oposición tenía mucho poder
sobre la agenda del presidente según si acorralaba los votos suficientes para
respaldar o rechazar alguna propuesta.
Tanto partidarios como críticos dicen que la
reputación de Beltrones en esa época, de un político dispuesto a trabajar con
su rival, fue lo que lo ayudó a mantenerse en el poder durante tanto tiempo.
“Manlio ha logrado la longevidad, que es algo
raro en la política”, dijo Eduardo Olmos, exdiputado federal priista, exalcalde
de Torreón y aliado de Beltrones. “Ha sido coherente con sus creencias y
acciones: ser confiable, lograr pactos y sostener un diálogo efectivo con
personas que no solo piensan distinto que él, sino que son de otros partidos
políticos”.
Beltrones ha logrado ganarse el respeto
incluso de sus críticos. Javier Garza, exeditor del diario El Siglo de Torreón,
recordó una entrevista con Beltrones de hace unos años en la que discutieron
varios temas durante dos horas.
Garza dijo que estaba escéptico por la
historia del político y su reputación como uno de los dinosaurios corruptos
—como se apoda en México a los políticos veteranos priistas—, pero que,
conforme avanzaba la reunión, terminó sorprendido.
“Cuando se fue, me quedé como: ‘Wow, estoy de
acuerdo con este tipo’”, dijo Garza. “Digo, ni había terminado de salir su cola
por la puerta, pero me había convencido”.
Este 22 de febrero, Beltrones fue nombrado
como uno de los coordinadores regionales para la campaña presidencial del PRI,
con el candidato José Antonio Meade, quien ha ido cayendo en las encuestas y
batallado para atraer a los votantes. Entre los estados que estarán a cargo de
la coordinación de Beltrones, está justamente Chihuahua, donde se investiga el
plan.
Su nombramiento es una muestra de lo
importante que es Beltrones para el partido y de lo mucho que Meade necesita la
ayuda de la vieja guardia priista. “El PRI y Meade lo ven como alguien clave
para tener alguna oportunidad de éxito electoral”, dijo Duncan Wood, director
del Instituto México del Centro Woodrow Wilson.