* En
carta a Osorio Chong pide al Cisen para Veracruz * Contra la violencia, la inteligencia * Voy a desaparecer el Cisen: AMLO * Duarte y sus amparos * PRI Coatza: la unidad no existe * Se dicen de todo * Cayó la delegada de Sedesol estatal * Usaba el nombre de la esposa de Yunes
Mussio
Cárdenas Arellano | 12 agosto de 2017
Tribuna Libre.- Con los espías del sistema, el CISEN que
hurga en la vida de la oposición y la prensa, de AMLO y Aristegui, asaltando
conversaciones y secretos, sueña Rocío Nahle enfrentar la violencia y pacificar
el sur de Veracruz. Su desmemoria es brutal.
Nahle, que hará un mes condenaba el espionaje
con Pegasus, la intromisión de Peña Nieto y mafia en el poder, la violación de
la privacidad en todos los ámbitos, hoy pide al CISEN.
Nahle, la coordinadora de Morena que en mayo
de 2016 fustigaba el espionaje en la Puebla de Moreno Valle y los audios con
que Miguel Ángel Yunes vinculaba al gobierno de Javier Duarte con el
pejepartido, el subsidio vía Gabriel Deantes, hoy quiere al CISEN para
recuperar la seguridad.
Suscribe un oficio —papel membreteado de la
Cámara de Diputados, sellos, firmas— y lo cursa a Miguel Ángel Osorio Chong, y
en él le pide “su valioso apoyo para que esta Secretaría de Gobernación a su
digno cargo intervenga de manera inmediata a través de la Policía Federal y el
CISEN y pueda instalarse de forma permanente en el sur de Veracruz”.
Acusa Rocío Nahle, la diputada federal por
Coatzacoalcos:
“Coatzacoalcos presenta índices de violencia
inusual y anti natura. Hay una ausencia de seguridad pública. La casi
desaparición de la policía municipal ha dejado a la sociedad indefensa ante el
embate de una ola o marea de secuestros, asesinatos, desapariciones que con
toda impunidad han hecho de esta región una zona de anarquía y desorden”.
Enfatiza:
“Los diferentes grupos delictivos dejan
mantas o notas en espacios públicos. Las amenazas son constantes y a diario se
presentan muertes violentas”.
Y luego justifica:
“El sur de Veracruz es considerada Zona
Económica Especial. Sin embargo, es un hecho que este plan no podrá tener éxito,
entre otras cosas, por la violencia que sólo es comparada con Tamaulipas”.
Seguro que Rocío Nahle no lee. Y además
olvida. No lee a su gurú, Andrés Manuel López Obrador, ni a Ricardo Monreal, ni
a Cuauhtémoc Cárdenas, ni a la vieja guardia de la izquierda, pues a fin de
cuentas ella no es de izquierda, es del jet-set.
Olvida que el Centro de Investigación y
Seguridad Nacional (CISEN) tiene un padre: Carlos Salinas de Gortari.
Olvida que el CISEN tuvo un antecedente: la
Dirección Federal de Seguridad, la policía política del sistema, la que
reprimió a luchadores sociales y los torturó, la que estuvo implicada en la
masacre de Tlatelolco en 1968, la que orquestó la Guerra Sucia en los años 70,
la que aplastaba toda disidencia y exiliaba periodistas incómodos, la que
desapareció por su implicación en el crimen del columnista Manuel Buendía,
autor de Red Privada, el primer narcoasesinato en la prensa.
O sea, murió la DFS y nació el CISEN bajo la
sombra de Carlos Salinas de Gortari y la estricta y siniestra mirada de su
asesor, Joseph Marie Córdoba Montoya, el vicepresidente sin corona.
Y quiere Rocío Nahle al CISEN salinista para
pacificar el sur de Veracruz.
No lee Rocío Nahle al dueño de Morena, el
partido por el que llegó a San Lázaro y por el que es coordinadora de sus
diputados federales.
Hará un mes y medio —junio 22—, López Obrador
condenaba el espionaje a opositores al régimen, a activistas sociales y
periodistas, a empresarios y artistas. Era Pegasus el programa con el que
violaron la intimidad de los “incómodos”. Y concluía AMLO que la autoría era
del CISEN y de la Secretaría de Gobernación.
“No hay duda que la Segob y el Cisen están
encargadas de intervenir teléfonos de dirigentes opositores y de periodistas”,
dijo sin titubeo el Peje.
Y apuntó:
“Hay un organismo en Gobernación, una oficina
de espionaje que se le conoce como Cisen. No tengo la menor duda que es la
Segob, el Cisen, la que se encarga de andar espiando, de estar interviniendo
teléfonos de dirigentes opositores y de periodistas”
“Nosotros reprobamos esa actitud —reprochaba
López Obrador—. Es una estrategia perversa que corresponde a un régimen
autoritario”.
Y aseguraba que de ganar las elecciones
presidenciales en 2018, el CISEN desaparecerá.
“No habrá espionaje político, ni intervenciones
telefónicas, se van a garantizar las libertades”, prometió.
Habla el Peje como sólo el Peje lo puede
hacer. Habla como patriarca que cree en su verdad. Habla en un video que se
viralizó en las redes sociales, y en él el dios Peje acusa a Gobernación de
actuar de manera perversa.
“Se encarga de andar espiando —dice AMLO—, de
intervenir teléfonos de dirigentes opositores y de periodistas”.
Agrega:
“Eso debe de terminarse, porque es muestra de
un régimen caduco, autoritario, corrupto, putrefacto. Ya hay que cambiarlo, por
eso es nuestra lucha”.
Y apuntó que es lamentable que el CISEN se
dedique a espiar a los opositores y ahora a los periodistas, “hasta a los de
casa, es decir, a los periodistas que están al servicio del régimen”, en lugar
de atender el problema de la inseguridad.
AMLO había definido al CISEN —marzo 13 de
2016— como “oficina de espionaje”.
“Ahora le llaman elegantemente Cisen, pero es
una oficina de espionaje. Que escuchen todo, que indaguen todo, que busquen
todo y que no encuentren nunca nada”
Otro líder de Morena, Ricardo Monreal,
fustigó al CISEN por el espionaje detectado en instalaciones del Senado de la
República, en enero de 2012.
“Sin duda, los órganos de gobierno de
espionaje y no de investigación como el Cisen se dedican a intervenir nuestros
teléfonos, nuestras casas, nuestra vida privada, pero lo han hecho de manera
sistemática, y yo estoy seguro que estamos totalmente intervenidos, así es de
que el Senado también debe estar totalmente intervenido, las principales
oficinas de los dirigentes y de los coordinadores de grupos parlamentarios y de
opositores”.
Nahle es patética. No se recuerda ni a sí
misma. No recuerda haberse pronunciado —junio 21 de 2017— ante el acuerdo
parlamentario condenando el espionaje del gobierno de Enrique Peña Nieto a
través del programa Pegasus, adquirido por la Procuraduría General de la
República y empleado para entrometerse en la vida de figuras públicas,
políticos y periodistas, luchadores sociales e intelectuales críticos.
PRD-PT y Morena anunciaron un punto de
acuerdo solicitando la comparecencia del Secretario de Gobernación, Miguel
Ángel Osorio Chong, del titular del CISEN y del procurador general de la
República “a fin de explicar el espionaje a periodistas y defensores de derechos
humanos”.
Ahí, Rocío Nahle titubeó. Decía que era
irrelevante la comparecencia de funcionarios de primer nivel, para que
expliquen el espionaje. Lo procedente “es que el Presidente de la República,
renuncie”.
Nahle, insistió: “Por este asunto, prácticamente,
el Presidente, se debería de ir. Es muy grave. Siempre están espiando a la
oposición, a los políticos. Antier sale publicado, en el New York Times, que
son activistas, que son periodistas, en cualquier parte del mundo por este caso
el Presidente se va”.
Y ahora los quiere aquí. Que sea el CISEN con
su sello de espionaje. Que respondan al llamado de la diputada por
Coatzacoalcos. Que sean los espías del CISEN los que bajen a apagar la
violencia, a enfrentar con inteligencia oficial a las bandas que provocan
muerte, que secuestran y asesinan, los que dejan mantas y amenazan ahuyentando
la inversión, quizá frustrando la Zona Económica Especial.
Un CISEN que dé en el centro de operaciones
financieras del crimen organizado, fallida la estrategia del combate armado que
sólo provoca la sustitución de mandos y reacciones violentas contra la
población.
Quiere Rocío Nahle al CISEN que en 2016
condenaba por estar atrás del espionaje político, las escuchas, la entrega de
grabaciones a los miembros del PRI-AN para embestir a Morena, según pregonaba.
A ese CISEN, antes Dirección Federal de
Seguridad, que asedia al opositor, al luchador social, al militante y sobre
todo al dirigente de izquierda que fustiga al régimen de la desigualdad y la
corrupción.
O a ese CISEN al que tilda de perverso López
Obrador porque violenta la privacidad, porque hurga en las conversaciones,
porque irrumpe en los secretos de quienes luchan por desterrar al régimen que
ha empobrecido a México, según la Biblia de los pejefans.
Pues ese CISEN que viola la ley es el que
invoca Rocío Nahle para salvar a Veracruz.
Con los espías de Salinas quizá todo sea
mejor.
Desmemoria brutal.
Archivo muerto
Goza Javier Duarte de su confort judicial. La
PGR se hace bolas en la audiencia inicial. Lo vinculan a proceso pero su esposa
Karime y la pandilla en pleno siguen siendo intocables. Ahora una juez federal
le otorga la suspensión definitiva para dejar sin efecto dos órdenes de
aprehensión en el juicio que se le sigue en Veracruz. Seguirá ahí el ex
gobernador, en el Reclusorio Norte, enfrentando el juicio por delitos
federales. Según la juez, no se acreditan los elementos para imputarle delitos
de abuso de autoridad, incumplimiento de un deber legal, peculado, tráfico de
influencia y coalición. En un lapso de tres días, los jueces de Veracruz
determinarán hora y día para realizar la diligencia vía videoconferencia. Y
luego dicen la PGR y el fiscal estatal, Jorge Winckler, que sobre Javier Duarte
recaerá todo el peso de la ley. Seguro que sí… De los pies a la cabeza, el PRI
es un caos. Hay fisuras en su sede y grietas en su unidad. Un edificio que se
cae a pedazos y el priismo que no sale del pasmo de haber perdido el poder. Con
ese PRI, el de la inquina y el rencor, dicen ir por la elección de 2018, desoyendo
los llamados a reconstruir su plataforma y a mejorar la oferta política para
cosechar votos. Un ejemplo del caos, el de priismo de Coatzacoalcos. Reunidos
en su sede, el martes 8, no se insultan ni se escupen para no evidenciar que
sus odios son su motor. A su lideresa local, Lourdes Yurixy Matus Padilla, la
dan duro. Nereida Santos Hernández, operadora de Fidel Herrera Beltrán, ex
directora del Hospital Regional, reclama donde están las cuotas de la
militancia. Matías Pacheco, líder de la FSTSE, increpa a los que dejaron solo
al PRI. Carlos Vasconcelos Guevara, ex candidato a la alcaldía, lanza dardos
contra el marcelismo, a un alcalde como Joaquín Caballero al que se cansaron de
esperar, y a Jesús Moreno Delgado, que del PRI saltó al PAN y les robó votos
para enfrentar a Morena, que les ganó con el empuje de los que creen en el
partido de López Obrador. Álgido el ambiente, flotando el repudio, las iras y
el resquemor, hubo uno que terció para pedir porras al PRI. Fue Felipe de Jesús
Rodríguez Gallegos, hermano del operador marcelista, Víctor Rodríguez, que con
unos vivas y unas loas quiso maquillar el zipizape del priismo local. Es el PRI
en su catarsis, moribundo, los priistas a la greña, destilando odio, todos
contra todos. Así, Morena les va a pasar encima llevándose los votos para
Andrés Manuel López Obrador, los de senador, diputados federal y local y, por
supuesto, los de gobernador, donde los Yunes azules volverán a perder, pues en
el PAN andan peor… “Me la pe…n”, se le escuchó decir. “Y no me voy”, añadió
doña Felícitas, que ese día se creyó dueña de Sedesol. Ya está fuera. La
echaron sin miramientos, acusada doña Felícitas Alcántara de abuso de
autoridad, de explotar a su gremio sin piedad, de viajar con cargo a la Sedesol
estatal, de malversar recursos, cobrar los salarios de trabajadores ya
despedidos, de ponerle cuota a los programas alimentarios. “Me la pe…n”,
vociferaba la hoy ex delegada de Sedesol estatal en Minatitlán, añadiéndole dos
razones más: porque es protegida de Isabel Wong Chang, concuña del gobernador
Miguel Ángel Yunes, y porque mientras esté bien con “Doña Lety” —Leticia
Márquez de Yunes— no había nada que temer. Pues pasó y Felícitas Alcántara
cayó. Obvio, Isabel Wong regresó del Caribe hecha una furia y quiso ajustar cuentas
con los grupos panistas con los que rivaliza. Si tuviera poder, como presume,
Felicitas seguiría ahí… ¿Quién es ese joven priista de mente local y actuar
violento, que en la pasada elección, irritado por la contracampaña que enfrentó
su candidato, encaró a los desleales, les paró el auto enfrente, se enfiló
hacia ellos y los increpó? Empuñaba un arma. Le brillaban los ojos. Les soltó
insultos. Los colmó de amenazas. Ocurrió a unos metros del Casino Palace, en el
malecón de Coatzacoalcos…