José
Miguel Cobián | 18 enero de 2018
Tribuna Libre.- Siempre nos preguntamos la razón de que algún
político diga o haga algo, especialmente en campañas políticas. Hoy quisiera hacer un ejercicio de
suposición, y tratar de adivinar la razón de algunas cosas extrañas que vemos
en nuestra aldeana política. Jugaré
con la pregunta y la respuesta.
Pregunta: ¿Por qué razón AMLO no le contesta
a Ciro Gómez Leyva que haría con los huachicoleros a partir del dos de
diciembre en caso de ganar? Respuestas:
La respuesta lógica es que aplicaría la ley, eso le daría certeza jurídica y
confianza a los votantes, pero no, esa no es la respuesta de Andrés
Manuel. Primero le da vueltas al
asunto, le contesta preguntando cuanto se roban los ladrones de cuello blanco
en Pemex, y luego, ante el acoso del periodista, le dice que no habría
represión, que siendo un presidente honesto, convocaría a partir del día
siguiente de las elecciones a un gran pacto nacional para terminar con el robo,
la corrupción y el crimen en el país.
Esa respuesta
es un golpe a la línea de flotación de AMLO. Podrá evitar su corrupción, pero será muy
difícil evitar la corrupción por arte de magia, de un sistema que vive y
convive día con día con la corrupción y la necesita para moverse. Ante esto no proporciona ninguna alternativa,
salvo la buena voluntad. Demuestra que
no tiene la menor idea de cómo resolver este problema, y además que no posee
los tamaños y la voluntad política para combatir el crimen, pero hay una teoría
un poco más grave aún.
La teoría se llama el efecto Miyuli. Recordemos, cuando el actual gobernador de
Veracruz iba a entrar al poder, patrocinó y organizó una serie de protestas
impresionantes, desde tomas de palacio de gobierno por parte de alcaldes (cuyas
demandas a la fecha no han sido satisfechas, hasta bloqueos en las principales
calles de la ciudad capital, todo con el fin de marcar un cambio el día uno de
su gobierno, pues ese día ya no hubo protestas ni manifestaciones. Se notó el cambio. Igual quizá haría López como presidente,
ordenar a sus huestes que dejen de robar huachicol y demostrar que su proyecto
de ejemplo incorruptible da resultados aún en bandas de delincuentes. Sólo que no es lo mismo contratar a un grupo
de porros o convencer a un grupo de alcaldes a protestar y luego dejar de
hacerlo, que controlar a verdaderos criminales.
La seguridad es un problema nacional,
preocupación nacional y prioridad en la agenda política del próximo
gobierno. Sólo quien no desee ganar una
elección podría contestar tonterías respecto de temas tan sensibles para la
sociedad. Tal parece que una vez más,
Andrés Manuel busca tropezarse con Andrés Manuel para que pierda Andrés Manuel.
Otro ejemplo, pero en éste caso de sagacidad
política es la campaña para que el PRI sustituya a Meade como candidato a la
presidencia de la República. Campaña en
la que se han hermanado AMLO y Anaya, cada uno por motivos diferentes. En el caso de AMLO, la razón es muy clara,
no hay otro posible candidato entre los que él ha señalado, Chong o Nuño con la
presencia internacional de Meade, a quien los grandes inversionistas y
capitalistas le tienen confianza y por lo tanto cuenta con su apoyo. Eliminar a Meade de la ecuación significaría
tener un oponente mucho más débil ante quienes generan empleos y riqueza a
nivel mundial. Además, genera cierta
esperanza y envidia en los corazones de Chong y Nuño, buscando generar intrigas
palaciegas e incluso la posibilidad de que cualquiera de ellos le niegue el
apoyo incondicional a Meade. En el
caso de Anaya, los motivos son similares, a saber: Anaya hoy sabe que está condenado a perder la
elección y quedarse en un lejano tercer lugar, sin embargo, si por alguna razón
logra descarrilar a Meade, podría tener en el PRI un candidato de su tamaño
(hoy por hoy, Meade le queda muy grande a Anaya), y así tener más posibilidad
de que los grupos de poder, pudieran decidir que sea el PAN el ganador de la
próxima elección en lugar de considerarlo un patiño nada más, que genere un
voto útil hacia Meade. Anaya sabe que
si tiene enfrente a Nuño, puede aspirar a la presidencia, pero si tiene a Meade
enfrente, su destino esta definido sin posible modificación.
Trump acaba de dar un mensaje muy claro. Prefiere que la negociación del TLC se
posponga hasta después de las elecciones.
Así, sin las sutilezas de manipulación de masas del equipo de Putin, el
presidente de la nación más poderosa del mundo, y principal socio comercial
está enviando un mensaje claro a los mercados mexicanos y mundiales. Si gana la elección en México alguien
desfavorable a los intereses de Estados Unidos, habremos de salirnos del
Tratado de Libre Comercio, y con ello vamos a generar una crisis sin precedente
en el mercado mexicano. Perderán miles,
decenas de miles de empleos, su economía caerá en recesión, su moneda se va a
devaluar más allá de $30.00 por dólar, volverán a vivir tiempos de inflación
galopante y tendrán una enorme inestabilidad social dentro del país, sin
esperanza de recibir ayuda de Estados Unidos como sucedió en el gobierno de
Clinton, ahora sufrirán sin remedio, y no habrán de recuperarse hasta después
de seis años, cuando aprendan de la manera más dura, todo lo que perdieron por
votar por un populista. Este mensaje
va directamente a quienes manejan o tienen injerencia en la economía de México,
las grandes masas serán incapaces de entenderlo, o surgirán discursos
nacionalistas que no tomen en cuenta el futuro sufrimiento de la población
mexicana.
En definitiva, los mercados ya votaron, los
poderosos ya votaron, aquéllos que tienen en sus manos los destinos de millones
de familias mexicanas ya decidieron que AMLO no será presidente de la
República. Si a pesar de ello, los
mexicanos insistimos en que lo sea, pagaremos las consecuencias. Cinco minutos de orgullo en las urnas nos
costaran muchos años de sufrimiento. Lo
más grave, es que con las respuestas que el propio AMLO proporciona a asuntos
de suma importancia para los mexicanos, el propio AMLO nos demuestra que no
vale la pena el sacrificio.