José
Miguel Cobián | 26 diciembre de 2017
Tribuna Libre.- Es indudable que a México no le ha ido mal en
los últimos cinco años, a pesar de la desinformación que existe alrededor de la
administración de Peña. Esta aseveración
se basa en la comparación con el desempeño económico de otros países comparado
con el nuestro, y cómo solventamos los temporales que se presentaron a lo largo
de los cinco años que lleva esta
administración. También es irrefutable
que México pudo tener un mejor desempeño a pesar de todo, y en eso justifico
todo el reclamo popular.
La administración que prácticamente ya
fenece, (ahora todo serán las elecciones y el nuevo administrador de la
nación), tuvo aciertos enormes, pero no atendió un reclamo popular que ha ido
creciendo día con día: La corrupción y la
impunidad. Para quien esto escribe, como
para muchos mexicanos, la evidencia de corrupción desde Presidencia de la
República y los principales secretarios de estado, es imperdonable.
Continuar considerando los puestos públicos
en México como un medio para enriquecerse de manera brutal mientras hay muchos
compatriotas sufriendo carencias es rechazado en casi todos los estratos
sociales.
Olvidarse de los ¨ninis¨ y no encontrar una
solución adecuada a la falta de empleo para esa franja poblacional indica que
los técnicos que han dirigido el rumbo del país, o no saben cómo o no les
interesa la creación de mayores empleos.
Lo cual ha provocado una imagen pública de estar al servicio de los
grandes capitales, en lugar de estar al servicio de los mexicanos.
La fracasada política de comunicación social
de presidencia de la República y en
general del gobierno federal ha provocado también que la oposición hiciera
trizas lo mucho bueno de este gobierno ante la opinión pública. Literalmente se percibe un total autismo
entre quienes deberían explicar a los mexicanos las ventajas de lo que se hizo
bien durante este sexenio. Sin embargo,
el vacío fue ocupado por quienes aspiran al poder, logrando incluso
credibilidad no sólo en los desaciertos sino también en multitud de acciones
que fueron un acierto, pero que al no ser explicadas adecuadamente a la
población, resultó muy sencillo convencer a los mexicanos de que fueron
errores.
Cualquiera de nosotros se pregunta si los
tecnócratas con tan capaces, porque no han logrado llevar a México a la solución
de los problemas más apremiantes de la población como es la erradicación de la
impunidad y corrupción, la seguridad pública y el asegurar un bienestar
económico entendido como trabajo bien remunerado, para tantos mexicanos que lo
requieren a gritos. Y de aquí surge la
pregunta que quienes no estamos todavía fanatizados por ningún partido político
nos vamos a hacer desde hoy hasta el día de la elección: ¿Meade o AMLO?
La propuesta de Meade parece conservadora,
continuar como vamos con la esperanza de que ahora como jefe, y no como
empleado del jefe, pueda aplicar todos los conocimientos que tiene para que las
cosas vayan mejor en México. A la fecha
no se conocen sus propuestas ni cómo planea llevarlas a cabo, así que tendrá
que entrar muy duro a la precampaña y luego a la campaña para dar a conocer que
intentará hacer y cómo lo hará. Sabemos
que cuenta con el respaldo de los principales administradores de fondos
mundiales, también del gran capital nacional y extranjero. Es decir, su presidencia sería de estabilidad
y continuidad, además de con mejoría si se cumplen las expectativas generadas
por no ser parte del grupo Atlacomulco.
En el caso de AMLO quien esto escribe, esta
seguro de que no llevará a México a convertirse en el nuevo Venezuela como nos
han intentado hacer creer. Tampoco puedo
creer que las soluciones que plantea durante la precampaña y a campaña sean las
que vaya a aplicar, pues son totalmente inaplicables, sin embargo, esta
utilizando la técnica de Trump, decirle a las masas lo que desean escuchar, con
el fin de que voten por él. Es
innegable la simpatía que ha generado en su papel de candidato anti sistema,
así como también es innegable que a la fecha no ha logrado convencer a la
mayoría de la población de que su proyecto es el mejor. Ya tendrá tiempo de hacerlo durante la
campaña, hoy que ya tendrá abiertos los grandes medios de comunicación como lo
son Televisa y TV Azteca, ya que en su equipo de colaboradores cercanos, ambos
medio incrustaron a su gente, lo que implica que no le harán el fuchi a AMLO y
éste tampoco se referirá a ellos como parte de la mafia en el poder, frase que
ha permeado mucho entre sus seguidores.
Si fuéramos una nación con un nivel de
estudios elevado, seguramente la guerra de propuestas sería la que defina el
candidato ganador. Sin embargo, al tener
una población con escaso nivel cultural, ganará el candidato con mejor
propaganda y que mejor conecte con el pueblo, y esto le da un hándicap a su
favor a AMLO, por encima de un tecnócrata muy educado y capaz, pero que por eso
mismo se enfrenta a una lejanía con el votante promedio, que tendrá que reducir
durante su propia campaña Meade.
Casi podría afirmar que quien tenga el mejor
publicista y el mejor manejo de imagen será el ganador. Así que Meade tendrá que deslindarse de los
pinos a la brevedad, pues en ese equipo se ha demostrado que tienen al peor
publicista y el peor manejo de imagen.
Ya veremos como comienza el año para los dos
posibles ganadores de la presidencia de la República.