“No
Caigas en el Fraude Bancario y Robo de Identidad”
Héctor
Yunes Landa | 10 Julio de 2017
Tribuna Libre.- La globalización económica y el comercio
digital han traído grandes beneficios a países, empresas y personas.
Actualmente, podemos comprar por internet casi cualquier cosa, a cualquier
hora, en cualquier lugar, y pagarlo con múltiples opciones de banca
electrónica. Sin embargo, esta nueva era digital trae consigo sus propias
letras diminutas: el fraude bancario y el robo de identidad.
Con la aparición de nuevas tecnologías el robo
de identidad se ha convertido en la modalidad delictiva que más ha crecido en
los últimos años. Los fraudes en contra de los clientes de la banca son cada
vez más complejos y sofisticados, ya que se cometen por medios electrónicos
principalmente.
Este problema afecta al sistema financiero en
su conjunto e inhibe el desarrollo de la banca electrónica. Así, lo mismo hemos
escuchado que algunos de los bancos más importantes de todo el mundo han sido
defraudados por hackers cibernéticos, que cualquier ciudadano común de nuestro
país ha sido víctima de la clonación de su tarjeta bancaria. A nueve de cada
diez mexicanos nos preocupa ser víctimas de un fraude electrónico.
No es un problema fácil de resolver. Tras de
sí está la presencia de una serie de conductas delictivas individuales –lo que
ha motivado una serie de reformas a la legislación en materia financiera-, pero
al mismo tiempo, se trata de acciones colectivas que rebasan las fronteras de
los países y se convierten en un verdadero reto para el sistema financiero
global.
Los datos que hoy tenemos en México nos
muestran un problema complejo que no podemos ignorar: En abril pasado, la
Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios
Financieros (Condusef) nos informó que el número de casos de posible fraude se
elevó de 4 millones 23 mil en 2015 a 5 millones 376 mil en 2016.
Esto ha generado un gran conflicto entre los
bancos y sus clientes. Tan solo el año pasado, los usuarios presentaron más de
7.2 millones de quejas en reclamo de poco más de 21 mil millones de pesos.
Éstas quejas se refieren principalmente a cargos no reconocidos en consumos que
no realizaron, por cheques mal negociados, retiros no reconocidos, suplantación
de identidad, y transferencias no reconocidas, entre otras. Ésta es la octava
cifra más alta en todo el mundo.
En cuanto al robo de identidad, en 2016 se
registraron 78 mil 788 posibles casos. Ésta cifra, según la misma institución,
disminuyó con respecto al año anterior, cuando se reportaron poco más de 100
mil casos, pero su número casi duplica la cifra de 2012. Esto refleja que el
gobierno y el sistema bancario han tomado medidas adecuadas pero no suficientes
para prevenir y sancionar estos delitos.
Los expertos aseguran que el robo de
identidad se realiza en dos pasos: alguien roba la información personal de la
víctima y posteriormente, los delincuentes usan esa información para hacerse
pasar por las persona y cometer los fraudes. A esto también se le conoce como
suplantación de identidad.
Según la “Guía para Prevenir el robo de
identidad” del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y
Protección de Datos Personales (INAI), hay tres tipos de métodos comunes para
el robo de identidad: aquellos que se realizan de forma tradicional, sin acceso
a internet; los que sin acceso a internet se apoyan de alguna herramienta
tecnológica; y, finalmente, los que se realizan con acceso a internet.
Por supuesto que la solución no se encuentra
en inhibir el uso del internet. México vive hoy un gran crecimiento económico y
comercial gracias a éstas herramientas y eso ha impulsado a empresas y
particulares, abriendo sus fronteras y capitalizando el valor de los productos
nacionales.
Basta decir que tan solo el año pasado se
realizaron 83.16 millones de compras con tarjeta en comercio electrónico en
México, más del doble respecto a las 38 millones del año anterior. La propia
Condusef informó que el monto de las compras por Internet pasó de 52 mil
millones en 2015 a 78 mil millones de pesos al año siguientes,
lo que significa un incremento de 50 por
ciento.
Sabemos que no bastan leyes más duras en el
castigo de quienes cometen fraudes bancarios o robo de identidad; hace falta
que los bancos fortalezcan sus sistemas electrónicos de seguridad y una mayor
cultura por parte de los usuarios de la banca. La moraleja no puede ser más
clara; Debemos no sólo administrar de la mejor manera nuestras finanzas
personales sino que, además, debemos evitar que la modernidad y las nuevas
tecnologías sean utilizadas en contra de nuestra economía.
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