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Ubicación satelital de teléfonos de
desaparecidos señalan a la academia El lencero de Xalapa.
Tribuna Libre.- Madres de desaparecidos rastrean noticias de
sus familiares en la academia de policías de El Lencero. En esta ocasión la
autoridad no es vista como aliada sino como sospechosa. Las mujeres solicitaron
georadares pues temen que el edificio del gobierno del estado de Veracruz
esconde en sus terrenos la muerte.
Las instalaciones que hoy recorren las
mujeres desde sus recámaras hasta los campos de tiro, fueron señaladas por la
Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) como el sitio donde Gibrán
Martíz Díaz, excantante de La Voz México, fue torturado durante 13 días seguidos
y posteriormente asesinado con el tiro de gracia.
Con base en investigaciones de peritos
independientes, el padre de la víctima, Efraín Martíz, conoció que el joven
cantante y un menor de edad permanecieron privados de la libertad del 07 al 19
de enero de 2014 en el edificio estatal ubicado en el municipio de Emiliano
Zapata, colindante con la capital de Veracruz, Xalapa.
Los cadáveres de Martíz Díaz y su acompañante
–menor de edad- fueron hallados el 18 de enero de 2014 en un paraje de Puente
Nacional, a 55 kilómetros del puerto de Veracruz, ambos presentaban el tiro de
gracia y rastros de tortura como golpes y descargas eléctricas.
En la explanada principal de El Lencero, el
14 de enero de 2014, estuvieron presentes durante la graduación de 600 cadetes
del Nuevo Modelo Policial, Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de
Gobernación, Arturo Bermúdez Zurita, exsecretario de Seguridad Pública y Javier
Duarte de Ochoa, ex gobernador de Veracruz, los últimos dos presos por delitos
relacionados con actos de corrupción.
“No puedo creer que el CISEN (Centro de
Investigación y Seguridad Nacional) no supiera que ahí –en El Lencero-
torturaban y mataban gente y, sobre todo que el Secretario de Gobernación haya
aceptado estar en la graduación”, enuncia Efraín Martíz, quien, refugiado fuera
de México, desea suerte a las madres que hoy buscan indicios de los suyos.
“Sé que será difícil encontrar restos en ese
lugar, pero ojalá den con algún dato fehaciente, rastros de sangre, de tejido
de la gente que pudo haber muerto ahí, para que más padres puedan encontrar
paz. Ojalá que algún policía que haya visto algo hable, que se animaran a
comentar”, agrega el entrevistado.
Efraín Martíz, se dice asombrado de la
diligencia de búsqueda que los colectivos de desaparecidos acordaron con
Roberto Campa Cifrián, subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de
Gobernación. El padre asegura que la misma solicitud le fue negada en diversas
ocasiones, durante la administración pasada.
“Yo traté ingresar a la Academia de El Lencero,
pero fue imposible hacerlo pues en ese entonces estaba como jefe Arturo
Bermúdez Zurita. La CNDH también pidió investigar en el área, pero se los
negaron, fue un ir y venir de cartas para solicitar el permiso, pero no hubo
manera”, abona Efraín Martíz.
Cabe mencionar que, en la recomendación 14
/2015 por el caso Gibrán Martíz, señaló que la Fiscalía General del estado
(FGE) entonces dirigida por Luis Ángel Bravo Contreras, no siguió los
protocolos de búsqueda en el interior de la academia de policías.
Aunado a lo anterior y de acuerdo con
investigaciones ministeriales, el día de la desaparición de Gibrán Martíz, el
07 de enero de 2014, él se reunió con un joven de nombre Luis Eduardo
Caballero, originario de Alvarado, quien tuvo una discusión en una discoteca de
Xalapa con el hijo de Arturo Bermúdez, apodado “El Pimpón”.
Efraín Martíz también narró a este medio que,
días posteriores a la desaparición de su hijo, fue contactado por una expolicía
de la academia de El Lencero, de quien decide reservar su identidad, ella le
aseguró ser víctima de tortura en una habitación en la academia de El lencero.
“Hay una mujer, una expolicía, a quien días
antes de la desaparición de Gibrán, la sacaron a la fuerza de un taxi y se la
llevaron a la academia. La querían responsabilizar por un cargamento de droga.
Ella sabe dónde torturaban gente, es un lugar donde los policías aprendían a
sacar información a las víctimas”, refirió.
De acuerdo con el entrevistado, la expolicía
fue agredida a golpes, recibió descargas eléctricas, y además “fue tocada en
sus partes íntimas”. Mediante presión de los familiares con declaraciones ante
los medios de comunicación, la mujer fue liberada y posteriormente se dio de
baja de la corporación.
Con esos precedentes, integrantes de los colectivos
Familiares Enlaces Xalapa y Buscando a Nuestros desaparecidos y desaparecidas
emprendieron una búsqueda que concluirá el próximo miércoles 01 de noviembre.
Las víctimas indirectas decidieron que las diligencias se harán sin presencia
de medios de comunicación.
Al caso de Gibrán Martíz, se suman más casos
en la zona centro de Veracruz, entre ellos la presunta desaparición forzada de
Hugo Murrieta Sánchez, un taxista de 22 años, quien fue privado de su libertad
el 16 de abril de 2013 en el municipio de Coatepec, Veracruz y la última
referencia, de una persona detenida señaló la academia de El Lencero.
Hugo
Murrieta Sánchez, un taxista que policías estatales desaparecieron
Hugo Murrieta Sánchez, “El Billy”, como le
apodaban sus amigos en Coatepec, salió de su domicilio el 16 de abril de 2013 a
bordo de un vehículo dedicado al transporte público, un Tsuru, placas 1953XCV.
Se despidió a su madre, María del Carmen Sánchez, a quien prometió reunirse con
ella en la noche para cenar juntos. Ya no regresó.
“Por esos tiempos la gente mala se ensañaba
contra los taxistas. A algunos los levantaban y aparecían sobre carretera mal
heridos, pero aparecían. Mi hijo corrió con mala suerte y ni él ni el vehículo
aparecieron”, comentó la madre en entrevista.
Un familiar del joven de 22 años, reportó a
María del Carmen que hombres encapuchados, repartidos en tres patrullas de la
Secretaría de Seguridad Pública (SSP) privaron de la libertad a su hijo y
también se llevaron su vehículo de trabajo.
“Traté de relajarme, aún consiente que las
cosas estaban peligrosas por esos días. Luego llegó mi hija, espantada, y me
dio la estocada final: a mi hijo se lo habían llevado encapuchados abordo de
patrullas de estatales”, agregó María del Carmen.
La última señal con vida del joven de 22 años
fue en una gasolinera de la congregación de Pacho Viejo, en el municipio de
Coatepec. “Estuvieron aquí estacionados. A su muchacho lo traían golpeado. Se
lo llevaron rumbo a Xalapa. Van en dirección contraria”, comentó un trabajador
del establecimiento.
Las noticias para la madre llegaron hasta el
año siguiente, con base averiguaciones integradas en la carpeta de
investigación 288/2013/COA/04, la ubicación satelital del teléfono de Hugo
Murrieta dio en la academia de El Lencero.
Nada se logró averiguar aquel martes 16 de
abril. Hubo noticias 360 días después. Hasta entonces la madre recibió el
registro de la sábana de llamadas. La ubicación satelital dictó que el último
punto del joven fue en El lencero de Xalapa.
Es el caso de Hugo Murrieta Sánchez, quien
cumple cuatro años desaparecido, pero también el de su madre María del Carmen,
de 57 años de edad, quien espera las conclusiones de la búsqueda en las
instalaciones estatales, a cargo de la Procuraduría General de la República
(PGR).
Todo es silencio hasta el momento en la
Academia de El lencero. Al final del primer día de diligencias, un comandante
de la corporación, se aventura a dar pronósticos ante la prensa, “yo dudo que
las madres vayan a encontrar restos de personas aquí. Lo digo por mis tres años
que llevo trabajando”.
Al oficial se le hace un último
cuestionamiento, “¿Y acaso aquí tampoco se cometieron violaciones a los
derechos humanos?”, el uniformado responde mientras cierra la reja principal.
“Aquí es la academia de El Lencero y no formamos monjas, formamos policías”,
sentencia.