* 2 mil
400 millones para la campaña * O unos 3
mil 500, según Víctor Hugo Arteaga * Dos
copas y delira * Video para cimbrar a
México * Yunes, la CIA, la DEA * Elvis, el Tony, los disparos, la
alcaldía * Alcalde de Agua Dulce: líos
con el SAT * “Petróleo” y su divorcio con
Quintanilla * Ex diputada “brinda” a sus
hijos en escena sexual
Mussio Cárdenas Arellano |
20 julio de
2019
Tribuna Libre.- Una, dos copas, y Javier Duarte hablaba solo.
Dos más y besaba sin mirar a quién —que lo diga Romero Deschamps—. Otras dos y
perdía el juicio. O sentía ser Dios. “A mí me la pela Peña Nieto”, soltó tras
revelar cuántos millones desvió del erario de Veracruz a la campaña
presidencial del PRI.
De a 200 o 300 por mes. Y así el efectivo
fluía en cajas de huevo o en maletas que salían de la Secretaría de Finanzas en
automóviles, subidas a aeronaves, aterrizando en helipuertos de edificios fifí
o en el aeropuerto de la Ciudad de México o el de Toluca.
Y de ahí al cuartel del campaña o al PRI.
Cientos de millones sustraídos del erario,
vilmente robados, afianzándolo al poder y adquiriendo o creyendo adquirir
impunidad.
Millones para comprarse un blindaje, una
coraza inmoral, sentirse y ser inmune a la ley.
Habrían sido 2 mil 400 millones desviados,
según una fuente ligada a Fidel Herrera Beltrán.
O 3 mil 500 millones, de acuerdo con un
informante duartista al que consultara el periodista Víctor Hugo Arteaga.
Sería una cifra o la otra, aquel saqueo fue
—y es— desvío de recursos públicos y refleja el sucio actuar, sinuoso y
gangsteril, de Javier Duarte desgobernando a Veracruz.
Aquel día, en corto, en privado, Duarte bebió
y bebió. Su interlocutor lo medía y lo empujó a hablar. Eufórico, contaba cómo
se ganó a Enrique Peña Nieto, la hermandad entre Toluca y Xalapa, la hermandad
entre el Estado de México y Veracruz.
Una charla entre copas tornándose en bacanal.
Y Javier Duarte no paraba de hablar.
Una pequeña habitación, discreta, sobria,
sitio para dos, para diseñar alianzas y trabar acuerdos, concertar y disertar,
que si la gobernabilidad, que si la lealtad, que si Fidel, que si la traición.
Y Duarte se voló.
Con tantos millones a la campaña, Peña Nieto
era su peón. O eso creyó.
Peña Nieto, según Duarte, estaba adentro por
el dinero aportado.
“A mí me la pela Peña Nieto”, soltó como
solía hacer, dos o tres tragos adentro, fuera de control, imaginando que el
súbdito que paga tributo puede someter al rey.
Y el que se la peló fue Duarte.
En esos días se vio libre, lejos de Fidel
Herrera Beltrán. Y rompió con su mentor.
Otro día posaba para la fotografía con Miguel
Ángel Yunes Márquez, uno como gobernador y el otro delegado de Oportunidades en
Veracruz, y con ellos 30 alcaldes del Partido Acción Nacional.
Luego vendrían dos nombramientos clave en el
gobierno duartista: Felipe Amadeo Flores Espinosa en la Procuraduría de Veracruz
y Enrique Ampudia Melo en la subsecretaría de Gobierno.
Y Yunes Linares feliz.
De Amadeo, expresó que era una buena
designación por su trayectoria, experiencia, honestidad.
De Ampudia hubo más. Una llamada telefónica
melosa, de amigos, en que Ampudia agradecía las enseñanzas de Yunes, fue
divulgada en el periódico Notiver y el subsecretario se engalló, aduciendo que
la conversación fue editada y cortó todo trato con el político azul.
Semanas después volvió el clima hostil.
Duarte siguió así, de error en error, sus huellas en el desvío de recursos,
saqueadas las arcas, imaginando que se había garantizado impunidad.
Asediado por la Auditoría Superior de la
Federación; los excesos de su pandilla; las filtraciones del enriquecimiento;
los pavoneos de Tarek Abdala y Karime Macías, su preferido y su esposa; los
desplantes de Gabriel Deantes, un vendedor de teléfonos celulares que amasó una
fortuna a su paso por el gobierno; las habladas de Paco Valencia, el que
reventaba la alianza PAN-PRD; la violencia, la inseguridad, la muerte,
coludidos los malos con la Secretaría de Seguridad, y la complicidad de
Fisculín, alias Luis Ángel Bravo Contreras, Duarte tronó.
Lo atrapó la deuda, la insolvencia, la
parálisis financiera. Se quebró el Congreso de Veracruz, dejando el poder en
manos de la oposición, reventando las cuentas públicas mientras crecían los
pasivos, la deuda con contratistas y una prensa cómplice que calló por
ambición.
Dos meses antes de concluir su mandato,
Javier Duarte se fue. Dio por hecho que procedería la denuncia contra Miguel
Ángel Yunes y así le impedirían ser gobernador. Huyó, se refugió en Guatemala y
ahí cayó.
Hoy aduce haberse entregado. Ventila un video
en que cita la fecha y que horas después sería aprehendido. Y todo coincide.
Pero no es nuevo.
Verlo tras las rejas mientras Karime Macías y
el resto de su familia viajaban a Colombia y luego a Londres donde permanecen
impunes pese a la ficha roja de Interpol y ser revelada su ubicación tras una
investigación privada ordenada por Yunes, confirma que hubo pacto y Peña lo
consintió.
Hoy, ya condenado, admitida su culpa,
confeso, Javier Duarte dice haber sobornado al encargado de la Fiscalía General
de la República, Alberto Elías Beltrán, para evitar ser sentenciado por
delincuencia organizada y la exigencia de no perseguir a Karime Macías. Y dice
algo más: el dinero del soborno se lo hizo llegar Peña Nieto.
Habría sido su hermano Cecil Duarte el
instrumento para recibir el dinero y consumar el soborno. La implicación para
su hermano es descomunal y presupone cárcel.
Hundido, Javier Duarte no abona a su libertad
ni alivia su sentencia. Hay confesión de otros delitos ajenos a los que lo
tienen en prisión.
Le quedan los de índole estatal, otros
desvíos y, por encima de todos, la desaparición forzada en el que siguen
sujetos a juicio el ex secretario de Seguridad, Arturo Bermúdez Zurita y el ex
fiscal Luis Ángel Bravo. Es delito lesa humanidad y no prescribe. Cualquier
corte internacional lo puede juzgar.
De aquella bacanal hay registro. Un video
consigna el célebre exabrupto “A mí me la pela Peña Nieto” y el por qué, los
miles de millones de pesos desviados a la campaña presidencial del PRI.
Tras dejar el gobierno de Veracruz, el 12 de
octubre de 2016, se esperaba el fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial
de la Federación sobre el caso Veracruz. Decíase que se anularía la elección y
Yunes no sería gobernador.
Horas después, USB en mano, Yunes esgrimió
tener ahí una información que cimbraría a México. Envió el mensaje. El
destinatario se cimbró.
Nunca reveló el contenido de la USB, quizá
los dichos de un trastornado de poder implicando al presidente en un
financiamiento ilegal a su campaña.
Duarte es rejego. Intenta blindar a Karime.
Su esposa atesora la información de las empresas de papel, creadas para diluir
el dinero extraído del gobierno de Veracruz a través de empresas fachada. Es
quien controla las inversiones en inmobiliarias, compras de casas, terrenos,
hoteles. Es la llave del tesoro robado. Karime es el eslabón de la cadena que
está a punto de romper.
Duarte apela a López Obrador. Revive el video
de Guatemala en que afirma que se negó a implicarlo y que en su gobierno no
financió a Morena aunque sí propició su crecimiento. El criminal cambia de
órbita; se ubica en la del presidente.
Yunes, por su parte, es alfil en la
inteligencia política. Atesora información clave: redes de políticos y sus
ligas con grupos de poder, nexos extralegales, empresarios en el alto y bajo
mundo, el mapa del narco y sus implicaciones políticas, la radiografía de los
capos y el financiamiento a la oposición.
Yunes orbita en otro nivel. La CIA, la DEA y
otras agencias de inteligencia saben lo que eso implica, lo que sabe, lo que
atesora.
Y Duarte pensando quién se la va a pelar.
Archivo muerto
Quiere ser alcalde de Nanchital y a don Elvis
lo andan ejecutando los malosos. Sobre la fachada de su constructora se
observan los impactos de bala. Y en las redes se lee la amenaza. Quiere ser
presidente municipal de Nanchital y Elvis Ventura no termina de aclarar de
donde proviene su fortuna, su maquinaria, sus equipos, traileres, volteos,
pipas, camionetas, motoconformadora, rodillos y revolvedora magnate ahora, de la noche a la mañana. Su
humanidad anda en la mira de La Maña. Que primero aclare el constructor sus
ligas con aquel famoso Tony —Marco Antonio González Martínez—, levantado en
enero de 2016 y sus restos hallados en el basurero de Las Matas; que
simplemente aclare qué le quedó a la viuda y por qué se fue. Ahora que Elvis
mete sus manos en ayuntamientos del sur —un tesorero aquí y otro allá— y se
proyecta para suceder a la doctora Zoila Balderas en la alcaldía de Nanchital,
a la Constructora Del Valle le rocían la fachada a plomazos. Y en las redes
corre el mensaje amenazante de los que se dicen nuevos dueños de la plaza, con
la puntería sobre Elvis y su hermano Pablo, y sobre todos aquellos que —agrega
el texto— le pagan cuota a los Zetas. Y así quiere ser alcalde… Por 15 millones
de pesos Zenyanzen Escobar García arma un escándalo y no apunta a los cientos
de millones del fraude en las tiendas escolares a nivel secundaria. Cuarenta de
los planteles escolares en el sur de Veracruz entran en la órbita del zar de
las tiendas, Oswaldo Fabián Ramírez de León, con ingresos diarios, semanales y
mensuales que ya los quisiera Andrés Manuel López Obrador. Por cada plantel
percibe en promedio 200 mil pesos al mes. Y son 40. De ahí salió un spa llamado
Sicilia, con instalaciones ultra modernas para las que se realizó una
modificación del inmueble, sustituyendo el área de alberca, ubicado en la
exclusiva colonia Petrolera de Coatzacoalcos. Todo a través de una extensa red
de prestanombres en los que aparece hasta la abuela. ¿Lo sabrá el Servicio de
Administración Tributaria? Si el titular de la Secretaría de Educación de
Veracruz, Zenyazen Escobar, hurga, hallará que los directores de los planteles
escolares recibieron beneficios más allá de lo que establece el convenio entre
el zar y la ZEV: pago de teléfono, luz y viajes, entre otros. La
contraprestación pagada por los prestanombres de Fabián Ramírez —de los que es
apoderado legal, según quedó registrado ante el notario Natalio Arrieta—, es
una mínima parte de los ingresos por las ventas en las tiendas escolares,
dinero que en la mayoría de los casos no fueron remitidos a la SEV. Entre los
planteles citados se encuentran, secundaria Moisés Sáenz; ETI 8, 19, 24 60, 63,
88, 134, 140; General 2, 3, 4, 5 y 6; Eduardo Lara Arteaga, Quetzalcoatl 2,
Sección 22, Agua Dulce 2 y José Azueta. El caso de la Enrique Herrera Moreno es
de alarido; su cuota es de 3 mil 100 pesos diarios, lo que advierte el nivel de
ventas y el tamaño de los ingresos. Si Zenyazen Escobar aún no abre los ojos
sobre este meganegocio yunista, la 4T se lo va a demandar. Lo de los 15
millones por “gratificaciones extraordinarias” es de risa… Ufano y engreído,
Sergio Guzmán Ricárdez vocifera ser la carta de Rocío Nahle a la diputación
federal por el distrito de Coatzacoalcos. Dice ser el mejor alcalde que haya
tenido Agua Dulce. Cuenta que como él no hay otro igual. Y así es. Su obra es
mediocre, calles dañadas poco después de ser construidas o reparadas, programa
escolar en el área rural donde hay más aulas que niños, estudiantes de medicina
traídas con inversión municipal para el paseo y la diversión. Y quiere ser
diputado federal. Opaco, retorcido, sus finanzas son un caos. Ahí está el
sobreprecio de los uniformes de policía, los aviadores y la parentela en la
nómina, la represión a los que protestan, el señorío de los malosos en las
calles, cobrando piso, ejecutando rivales, llenando a Agua Dulce de fosas
clandestinas. Y ahora —como aquí se había apuntado— los impuestos no pagados al
Servicio de Administración Tributaria. Realizó la retención a los trabajadores
y omitió manifestarlo al SAT. Fue apercibido en varias ocasiones. El SAT lo
dejó correr. Ahora lo aprieta. Y exhibe que Sergio Guzmán es un transgresor de
la ley. Y esa es la carta fuerte de Rocío Nahle, la secretaria de Energía, para
la diputación federal por Morena. Entre lo malo, lo peor… “Petróleo”, como le
apodan, cuenta que ya no es de los Quintanilla, que pagan mal o engañan mejor.
Rafael Ruiz dejó al clan de Arturo, Jaime y Enrique Quintanilla Hayek, de
quienes fue abogado por años, pregonando que se lleva sus secretos y la
mecánica de cómo enfrentar juicios y tretas. Les sirvió cuando aquel juicio en
que los Quintanilla intentaron acreditar la nulidad de la escritura de la
sucesión Bringas usando dos sentencias clonadas, descubiertas con sólo
consultar el libro del juzgado. Ahí se determinó que el número de juicio
invocado por los Quintanilla correspondía a un juicio por pensión alimenticia y
otro por la custodia de un menor. Para entonces, la Secretaría de
Comunicaciones y Transportes ya había pagado la afectación por la construcción
de Libramiento Vial, unos cuatro millones que se negaron a devolver. Aquellas
sentencias colgadas no fueron de la autoría de Rafael Ruiz pero la defensa de
los Quintanilla en lo subsecuente, sí. Y ahora los deja aunque hay quienes
dudan que haya cortado el cordón umbilical… ¿Quién es esa ex diputada local,
enferma de ambición, que vende y compra poder, obsesiva y sin escrúpulos hasta
inmiscuir a sus hijos en orgías que tenían como espectador principal a un ex
gobernador? Hay video y lo que ahí se ve es, palabras más, palabras menos,
ardiente…