Ciudad de México. | 06 marzo de 2018
Tribuna Libre.- Más de ocho décadas pasaron para que alguien
que no tiene credencial de militante soplara las velitas por el cumpleaños del
PRI. Se trata de José Antonio Meade Kuribreña, un capitalino de 49 años que el
Revolucionario Institucional eligió para dirigir su lucha por tratar de
mantener la presidencia.
La música, las porras y los colores verde,
blanco y rojo que distinguen a las celebraciones del PRI estuvieron presentes
este domingo en el patio del edificio de Insurgentes que alberga a uno de los
partidos más viejos del país. También estuvieron los grupos de jóvenes,
mujeres, campesinos y obreros que conforman las bases del tricolor, todos
reunidos para conmemorar el 89 aniversario de su instituto político.

Aun así, eso no detuvo a Meade, un economista
y abogado que presume su condición de “ciudadano”, y quien este 4 de marzo
pronunció un discurso en el que aludió a algunas de las figuras más
representativas del PRI, como Lázaro Cárdenas, Manuel Ávila Camacho, Jesús
Reyes Heroles, Luis Donaldo Colosioy, también, el presidente Enrique Peña
Nieto.
Meade se apropió del festejo priista y de uno
de los discursos más célebres de Colosio, el candidato presidencial asesinado
en 1994, al hablar de la “sed de hambre y justicia” que viven los mexicanos y
de las fallas que han cometido quienes representan al tricolor.
“Hoy somos la opción que ofrece el cambio con
responsabilidad, somos la opción que mejor conoce lo que se ha hecho, que sabe
de los resultados de sus programas, de sus aciertos y de sus errores”, dijo el
virtual candidato presidencial, quien también formó parte del gabinete del
panista Felipe Calderón (2006-2012).
De forma similar, hizo referencia a los casos
de priistas que han incurrido en casos de corrupción y que con sus actos han
golpeado la imagen del tricolor.
El que la hace debe pagarla. Marcamos
distancia y exigimos castigo a los que incumplen la ley. Pintamos nuestra raya
con los que se han aprovechado para llenar sus bolsillos a costa del esfuerzo de
los demás”.José Antonio Meade, aspirante a la presidencia.
Renovación
El aspirante presidencial dijo que en el
“juicio histórico del PRI” hubo decisiones que implicaron costos para el país y
para el partido, y que pusieron en riesgo la estabilidad y el crecimiento. Sin
embargo, aseguró que él está decidido a impedir que México vuelva a tropezar y
que, como ciudadano, encabezará el proceso de renovación del priismo.
“No vamos a permitir que regrese un México de
caudillos ni de mesías“, afirmó ante decenas de priistas, entre los que se
encontraban miembros de organizaciones campesinas (CNC), populares (CNOP),
obreras (CTM), de mujeres (OMNPRI) y de la Red de Jóvenes por México.
Mientras daba su mensaje, a un lado suyo
estaban priistas de cepa como el exlíder Manlio Fabio Beltrones, el
exsecretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong y el dirigente Enrique
Ochoa. También estaban integrantes de su equipo de campaña, como su coordinador
Aurelio Nuño y la excanciller Claudia Ruiz Massieu, entre otros. La mayoría de
ellos portaba traje oscuro y camisa blanca desabotonada, sin la típica corbata
roja de la vestimenta priista, mientras ellas lucían prendas de tono carmín.
Además, asistieron miembros del gabinete
—como su amigo José Antonio González Anaya, actual secretario de Hacienda—,
gobernadores y aspirantes a un cargo en las próximas elecciones, entre ellos,
Mikel Arriola, aspirante a la CDMX.
¿El
arropo priista?
Gorras con la frase “Petroleros Meade
México”, banderas de la Red de Jóvenes por México y mantas de la CNOP, la CTM y
la CNC ondeaban en el patio donde Meade encabezó la celebración de aniversario
del PRI, una actividad que en otras ocasiones ha correspondido al líder
partidista en turno o al propio presidente de la República.
En 2012, por ejemplo, Pedro Joaquín Coldwell,
entonces dirigente del PRI, dio el discurso oficial. Ese año, reclamó al
gobierno de Calderón y dijo que era momento de poner fin “a la pesadilla de
dolor, violencia, corrupción y pobreza que el panismo le recetó al país”.
En ese 83 aniversario, el entonces candidato
presidencial, Enrique Peña Nieto, asistió al evento y recibió ovaciones de pie,
bajo el grito de “¡Duro, duro, duro!”. Pero en esta ocasión, el mandatario
decidió no asistir al festejo para dejar las riendas a Meade.
El ciudadano que busca “renovar” al PRI llegó
puntual a la cita. A las 11:00 horas, cuando se preveía que iniciara el acto,
ya estaba arriba del escenario de la mano de su esposa, Juana Cuevas.
Durante su discurso, recibió porras y
aplausos acompañados del grito “¡Pepe presidente!”, incluso cuando al inicio de
su mensaje el micrófono se descompuso. En varias ocasiones, la gente vitoreó
ante las promesas de un México mejor.
Sin embargo, el momento cumbre llegó con la
aparición del presidente Peña Nieto, a través de un video transmitido con
motivo del “orgullo PRI”. En ese instante, pese a la ausencia del “primer
priista” de la nación, los asistentes comenzaron a ovacionarlo y a gritar
“¡Peña, Peña, Peña!”, con un furor que Meade todavía no logra despertar en sus
eventos, y que buscará alcanzar en los meses previos a los comicios del próximo
domingo 1 de julio.