**La
dependencia irrumpió de pronto en la escena electoral, desahogando un caso que
nos ha impresionado a muchos, por la prontitud y su capacidad de respuesta.
*Nota
del editor: Caleb Ordóñez Talavera (1984) es abogado, comunicador y
especialista en Periodismo digital por la Universidad Complutense de Madrid. Las
opiniones expresadas son exclusivas de
su autor.
*(ADNPolítico)
— El jefe de la unidad antilavado de la SEIDO daba la espalda y se retiraba con
una sonrisa en su rostro que delataba alguna especie de “triunfo”.
Ciudad de México. | 03 marzo de 2018
Tribuna Libre.- “¡Hijos de puta!”, se escuchaba a uno decir
en el grupo de personas que arropaban al candidato del Frente por México,
Ricardo Anaya, quien cabizbajo, vive una crisis en su campaña desde hace días.
La Semana Santa todavía tarda en llegar y Anaya ya vive un viacrucis, donde los
latigazos tienen forma de acusaciones de corrupción, amagos de cambio de
candidato y fuego amigo dentro de su partido e incluso de los aliados que
conforman su alianza electoral.
Ese día domingo 25 de febrero,
aproximadamente a la una de la tarde, en la calmada avenida Reforma, Anaya se
hacia acompañar de los “duros”, los hombres fuertes del PAN, PRD y Movimiento
Ciudadano. Diego Fernández de Cevallos, Santiago Creel, Dante Delgado, Mauricio
Tabe, Damián Zapeda, entre otros. Afuera de las oficinas de la PGR un grupo de
quizá 100 seguidores le gritaban: “¡No estás solo!”.
El video que se repartió entre los medios por
parte de la PGR (¿Cuándo se había visto antes?), delataba que Ricardo no quiso
declarar, que dejaron en manos de los trabajadores de las oficinas un escrito
dirigido al procurador en suplencia, Alberto Elías Beltrán, y furiosos salieron
del lugar para recibir a la prensa, las decenas de cámaras de fotos y video que
enfocaban el documento que Anaya portaba en sus manos y en el que pide al
gobierno federal que si tienen pruebas, procedan en su contra. No sin antes
acusar a la misma PGR de trabajar para el PRI y su candidato, Pepe Meade.
Reflectores
y luces incandescentes
Anaya es el centro de atención de estas
“intercampañas” que toman un color cada vez más rojizo. Igual lo vemos bailando
en la boda de su “conocido” Manuel Barreiro, cientos de memes maquilados con su
rostro y declarando diariamente ante los medios el mismo discurso de inocencia,
negando su participación en el delito de lavado de dinero del que se le acusa.
Para algunos, el candidato se ve cansado y
abatido, aunque apoyado por sus compañeros de partido, pareciera que le faltan
fuerzas de su mano izquierda, de los perredistas quienes hacen “mutis” en un
momento trascendental para un posible “desplome de su candidatura” como lo
señaló el Financial Times.
Todo tiene un porqué: Anaya sigue en segundo
lugar de las encuestas y eso lo buscarán detener todos, Meade, Margarita, El
Bronco, Ríos Piter y AMLO. Ya saborean los puntos porcentuales que el panista
pareciera estar perdiendo, el supuesto debacle de una ventaja, que el Frente
presumió por semanas, sin embargo, parece estar decantando como agua entre las
manos de una criticada alianza electoral que hoy se decide la vida en estas
elecciones, que oficialmente ni siquiera comienzan.
PGR,
prueba de fuego
La PGR apareció, irrumpió de pronto en la escena
política, desahogando un caso que nos ha impresionado a muchos. Ha llamado la
atención, no solo por la capacidad de elaborar una cuidadosa carpeta de
investigación que tiene fuertemente acusado a un desaparecido Manuel Barreiro,
sino también por la prontitud y la capacidad de respuesta.
No hay duda de que la PGR ha sido una
“piedrita” en el zapato de la actual administración federal, casos hay de
sobra, pero los mas afamados, el de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, los
distintos escándalos de exgobernadores acusados de mega desvíos de fondos y
entre ellos, uno pendiente y al que deben tomar atención y resolver de
inmediato para dejar de politizar a la institución: ¿Dónde está César Duarte?,
pregunta una y otra vez el gobernador de Chihuahua, Javier Corral.
Ahora la Procuraduría General deberá
demostrar con toda la transparencia y metodología la culpabilidad de Ricardo
Anaya, no solo porque esto reclaman los adversarios del más joven de los candidatos
¡Sino porque él mismo lo pide!
Semifinal
en juego
Andrés Manuel mira desde lejos las peleas de
aquellos que siguen en una semifinal “empantanada”. Como cuando en un domingo
aburrido, uno ve un juego de futbol entre dos equipos que nos son indiferentes
y persiste un monótono cero a cero. López Obrador solo espera al que sobreviva,
para la batalla final.
Ya vendrán las mediciones, pronto sabremos si
el golpe mediático de Barreiro-Anaya hizo o no un daño irreversible a la carrera
presidencial del panista. O de otra forma, como dijera el escritor sueco David
Lagercrantz, “Lo que no te mata, te hace más fuerte”
Por lo pronto, Ricardo Anaya sigue contra las
cuerdas…