Esperar,
esperanza
Tribuna Libre.- ¿A qué tanta prisa?,
le dijo el caracol a la tortuga, igual llegaremos… ¿A dónde? Hace unos días
regresaba de mis sagrados alimentos y escuché que alguien decía por teléfono
celular en la calle: “Tú, tranquilo, que Dios es grande”, expresión que he
escuchado muchas veces, pero me dije: “Pos claro, ahora son muchos los que
proclaman que a partir del 1º de diciembre pasado “Dios es Grande y mucho más
con la llegada del mesías Amlo”. Ta güeno, pues, pero causa mucho “ruido
estruendoso” que casi se asocie “esperanza” con “milagro, y hay, caray, la cosa
no es tan fácil. Hasta a la gallina le cuesta un huevo poner un huevo. ¿o no? O
quizás debo decir que me canso, ganso, o tal vez citar sus palabras: “¿Cómo
empezamos? Bien. Tengo las riendas del poder en las manos. Es decir, hay
gobierno en México. Y es un gobierno para darle seguridad y protección a los
mexicanos, para que se mantenga la esperanza, que la expectativa que hay de
cambios se va a convertir en realidad”. Brincos daré que así sea, y no nada más
valentonadas de un gobierno que promete mucho, pero no sé aún si logre cumplir,
o sea, mucho ruido y pocas nueces… O lo que es lo mismo… Ha seguir esperando,
esperanza. Y me uno, sí, al cambio real y fructífero, pues no podría ser de
otra manera, puesto que estamos en el mismo barco. Cada quien que haga lo que
le corresponda, desde su trinchera, pero que lo haga bien, si no es que excelente,
sin revanchismo ni en busca de intereses propios. Porque vemos que unos llegan
y otros se van; unos entran y otros salen. ¿A qué estamos jugando? No le
rasquen los huevos al tigre, dijera un amigo.
Albert Einstein dijo que hay dos maneras de vivir su vida: una como si
nada es un milagro, la otra es como si todo es un milagro. Y Cioran escribió:
“La sociedad no es una enfermedad, sino un desastre. Es un milagro estúpido que
consigamos vivir en ella”. ¡Gulp! Me entienden, Méndez, o les explico,
Federico.
Les comparto, pa’ no chillar, lo siguiente:
“Una mujer dice al policía:
-Por favor, ayúdeme, he perdido a mi hija.
El policía le pregunta:
-¿Cómo se llama su hija?
-Esperanza-le contesta la mujer, angustiada.
El policía le dice:
-Imposible, la esperanza es lo último que se
pierde”.
Entretanto, que la justicia siga esperando, que algún día resucite, tan
mancillada se encuentra, incluso secuestrada, desaparecida, si no es que yace
en alguna fosa, al menos en la fosa del olvido.
Por sus actos los conoceréis, dicen. Así que tranquilo, Camilo; sereno,
Moreno; calmado, Amado… Todos somos México. ¿En serio?
Los días y los temas
Hablando de esperanza y amor (¡cuánto nos
hace falta, realmente!), en su mensaje del 1º de diciembre pasado, el
gobernador Cuitláhuac García dijo: “…pido a todos los sectores sociales y
productivos del estado, a organizaciones, asociaciones, universidades,
gobiernos municipales y fuerzas políticas, a trabajar coordinados; con un alto sentido
de emergencia y amor por Veracruz, a que transformemos la realidad de pobreza y
violencia en el estado en una de paz, tranquilidad y bienestar para todos”. Así
sea, hermanos todos. Y enemigos, también.
De cinismo y anexas
Por cierto, les dejo lo siguiente:
* “Toda pulgada cúbica de espacio es un
milagro”.- Walt Whitman.
* “La espiral de la violencia sólo la frena
el milagro del perdón”.- Juan Pablo II.
* “El genio en la tierra es Dios que se da.
Cada vez que aparece una obra maestra, es una distribución de la Divinidad que
se hace a los hombres. La obra maestra es una especie de milagro”.- Víctor
Hugo.
Ahí se ven, “transformers”.