José Miguel Cobián | 03 octubre de 2016
Tribuna Libre.-El martes 27 de septiembre
de 2016 marcó un hito en la historia de Córdoba, una ciudad mediana en el
centro del estado de Veracruz. Ciudad
abúlica, en la cual no pasa nada, puedes regresar 20 años después y verás que
todo sigue casi igual que como lo dejaste, y sin embargo, un grupo de
ciudadanos hizo algo que pocas veces se ha visto. Lamentablemente la idea es no informar al
resto de la población con el fin de no dañar aún más la relación entre el
Alcalde Tomás Ríos del Observatorio Ciudadano de Córdoba. ¨¿Cómo que dañar la
relación?¨ Me dice un avispado lector, ¨¿Acaso no ofreció Tomás en su campaña
abrir la información del ayuntamiento al Observatorio que él mismo proponía que
se constituyera?¨
Querido avispado lector,
debo decirte que sí, nuestro alcalde a quien con afecto llamamos Tomás, ofreció
en su campaña promover la constitución de dicha organización para darle
confianza a los ciudadanos, pero una vez constituida se volvió independiente, y
comenzó a cumplir su función, lo cual provocó la molestia del Alcalde y parte
de su cabildo, pues es bien sabido que todos los gobernantes quieren
organizaciones a modo, que no cuestionen, que no exijan y que avalen todo lo
que hace el ayuntamiento. Así comenzó a
negarse todo tipo de información al OCC, por parte del ayuntamiento, lo cual
logró un objetivo. A pesar de tener
mucha información el OCC se la guarda, para evitar conflictos mayores, a
cambio, decidieron involucrarse de tiempo completo en la vigilancia y
observación del comportamiento delictivo en la zona de Córdoba y sus
alrededores.
Llevar un seguimiento como
el que realiza el OCC ha permitido observar como conforme se acerca el final
del sexenio estatal, los índices de criminalidad se incrementan de manera
constante y sostenida. La explicación es
clara y va por varias vertientes: El
gobierno del estado deja de pagar puntualmente la nómina a sus policías de
academia, los cuales se ven obligados a delinquir mediante la módica mordida, con el fin de
evitar morirse de hambre; Se despide
personal de las fuerzas de seguridad, lo cual hace que la vigilancia se torne
mucho más complicada, y eso lo perciben las bandas delictivas; algunos miembros del personal captan
perfectamente que es el año de Hidalgo y actúan en consecuencia para su propio
beneficio. Y lo más importante, el
estado no tiene un quinto para reparar patrullas, entregar municiones, equipo,
uniformes, etc. Lo que había ya se lo
llevaron en gran parte, y una pequeña parte se invirtió para mejorar la
seguridad.
Ante la preocupación de un
aumento en todo tipo de actos criminales, este grupo de ciudadanos invitado por
el OCC para analizar posibles soluciones, decidieron que quien debe de asumir
la protección de los habitantes del municipio es quien la ley así lo señala, es
decir el ayuntamiento. Y aquí es donde
comienza lo bueno. Citaron al alcalde y
al síndico a un lugar privado para reunirse con ellos, y la asistencia fue de
entre 100 y 150 personas (dependiendo de la fuente que me informa).
Allí se le expresó la
necesidad de tener una policía municipal, a la par de mantener al mando único
en la región. -Algo que en esta columna
hemos mencionado una y otra vez-. Hubo
momentos álgidos, como cuando el alcalde comentó que él ponía diez millones de
pesos y que los allí presentes (había también acaudalados hombres de negocios
además de pueblo llano) pusieran otros
diez millones. La respuesta fue tajante,
¨nosotros pagamos impuestos, y es tu obligación constitucional otorgar
seguridad a tu municipio ¨. Recordemos
que el municipio de Orizaba gasta alrededor de 52 millones de pesos en su
seguridad. Por lo cual lo que considera el alcalde de Córdoba no sirve para nada.
En dicha reunión se
expresaron los miembros del OCC y muchas personas invitadas, de todos los
niveles sociales, de diversas actividades económicas y tanto hombres como
mujeres. Al final la conclusión es
sencilla, se exige que antes de un mes haya resultados ante la petición y se
solicita que en un mes se haga otra reunión para informar del avance por parte
del ayuntamiento.
Pensando que el ayuntamiento
de Córdoba gasta tres millones al mes adicionales en nómina a los que gastaba
su predecesor, y considerando que sería difícil para el alcalde despedir a
todos sus compañeros de partido que encontraron un medio de vida en el
ayuntamiento por lo menos hasta el final de esta administración, la petición
fue muy clara, ¨Ya no queremos obras como los parques de bolsillo, ya no
queremos dispendio en adornar la ciudad, lo que queremos es seguridad ¨. Así,
tan clara y contundente la expresión de los ciudadanos presentes. Orgullosamente se les puede llamar
ciudadanos, como pocas veces en la historia en la cual emulando a Fuente
Ovejuna, la población exige a sus servidores públicos que le sirvan.
Hubo algunos roces tanto con
el alcalde como con el síndico los cuales no vienen a cuento, pues el calor de
la discusión provoca a veces que se cometan errores en el trato que le debe de
otorgar quien sirve, a la
población. Sin embargo fueron bien
manejados por el público que fue muy respetuoso en su argumentación, incluso
cuando se solicitó que no se interrumpiera al presidente del OCC, a pesar de la
molestia que la ironía con que llegó el alcalde y el síndico generaron ente los
asistentes.
Lamentablemente quienes me
comentaron al respecto de la reunión, expresaban cierta alegría por la cara de
molestia en los funcionario públicos. Al
respecto quisiera aclarar que por no asistir a la reunión no puedo afirmar o
negar dicha afirmación. Pero siempre es
malo que un funcionario público se retire molesto. La relación con la ciudadanía debe de ser
tersa, y ellos, los funcionarios, deben de entender que están para servir, a
pesar de que las mieles del poder, y algunos cercanos, les hagan creer otra
cosa. Si algo ha caracterizado siempre
a Tomás es la humildad en su forma de ser, así que en caso de haber sido cierto
el asunto de su molestia por la exigencia ciudadana, debe considerarse como un
hecho fortuito y pasajero.
Habemos muchos que desde
octubre de 2014 recibimos compromisos públicos (porque la reunión era pública)
del alcalde de Córdoba, del de Fortín (vía su secretaria) y de otros
funcionarios en el sentido de mejorar la seguridad acorde a una agenda
establecida y a una serie de compromisos generados en dichas reuniones. Compromisos y agenda que jamás fueron
respetados por la autoridad, como si la palabra del alcalde o su representantes
valiera menos que la tinta en que esto se escribe.
Ahora, hay una nueva agenda,
establecida ante más personas y más grupos sociales. Agenda que está en los
buzones de correo electrónico del alcalde y del síndico. Agenda puesta por los ciudadanos… ¡¡¡¡¡ Esa
es la novedad !!!! Por primera vez en
una ciudad media, la población le exige a las autoridades que hagan lo que la
población quiere. Ya no se trata de que
el Alcalde es el tlatoani, ni que su Secretario es quien controla lo político
de la ciudad ( jajaja ), o que el Síndico es autoridad y define la agenda. Ahora la agenda la pretenden definir los
ciudadanos… Claro que sólo algunos, pues hubo una cámara representada con
varias personas, y ninguna de ellas quiso firmar el escrito con que concluyó la
reunión. Se entiende porque algunos de
ellos tienen compromisos afectivos con el Alcalde y otros más tienen
compromisos de negocios, y no quieren arriesgarlos apoyando algo que a ojos de
todos no fue bien visto por las autoridades.
Como caso anecdótico, hubo
tres personas que trataron de defender el actuar del alcalde, los cuales tienen
ese tipo de compromisos mencionados en el párrafo anterior y que no fueron muy
bien vistos por los asistentes.
Hubo y hay conciencia en que
todos corremos riesgos ante la irresponsabilidad de las autoridades. Las cifras
no mienten y son alarmantes, sin embargo no tengo autorización de
publicarlas. Así que esta iniciativa
ciudadana debiera ser replicada en otros municipios del país, además de apoyada
por todos los ciudadanos libres, que deben de estar verdaderamente preocupados
por los riesgos que corren ellos y sus familias.