José Miguel Cobián | 11 junio de 2018
Tribuna Libre.- Todo parece indicar que el PRI seguirá en
picada día con día. Continuar con métodos de elección cupulares, donde los de
arriba deciden y los de abajo acatan, funciona bien cuando los de abajo
obtienen algo a cambio de su disciplina.
Hoy por hoy, sin el gobierno federal, y mermado en los estados, el PRI
ya no puede ofrecer un reparto del botín suficiente para todos sus operadores
políticos, de allí el rechazo a la elección ya decidida por Alito (alías
Amlito), y el descontento del resto de los aspirantes, en particular de Narro,
quien es un hombre muy serio y no acepta ser objeto de tal burla en el seno del
tricolor. Así, muchos priístas que no
tuvieron cupo en Morena, se refugian en el verde.
En todo el país, Morena le debe mucho al PRI,
la presidencia, las gubernaturas, no hubieran sido posibles sin el apoyo
incondicional de los grandes operadores priístas. Nosotros en Veracruz vimos
una y otra vez, que a partir del momento en que a nivel nacional se decidió que
no ganaría Anaya, se evaluó el estado y al notar que se perdía, el apoyo y la
operación se volcó a favor de Morena. Se formó un TUCMAY (todos unidos contra
Miguel Ángel Yunes) virtual. Y sucedió
lo impensable, el cálculo del mayor estratega político de ganar con un millón
cuatrocientos mil votos falló. Obtuvo los
votos, pero jamás previó que Morena obtuviera doscientos mil por encima de esa
cifra. Si lo hubiera supuesto, hubiera
comprado más votos, para llegar a un millón ochocientos mil o a dos millones,
la capacidad de operación humana y económica daban para eso y para más. Simplemente no lo previó.
En Veracruz el gran operador del PRI fue
Héctor Yunes Landa, quien de dientes para afuera critica acremente a los
gobiernos emanados de morena, pero en lo sustantivo siempre está apoyando y no
sólo él sino también su equipo político.
Cualquiera que tenga el ánimo y la paciencia verá que tanto él en el
congreso federal como su hija en el congreso estatal, en lo importante votan a
favor de las iniciativas de Morena. Con
la ventaja de la experiencia y conocimiento, pues la vida política del padre,
ayuda a la hija.
Por otro lado vemos a un José Yunes Zorrilla
aislado del juego político, desencantado porque él fue de los que no se enteró
de que su propio partido lo había vendido.
Cuando menos en Puebla el candidato del PRI sabía que su papel era
quitar votos a la coalición liderada por el PAN, con la estricta prohibición de
pensar siquiera en una posible alianza, lo cual le hubiera quitado el triunfo a
Barbosa. Pepe Yunes no sabía de esos
arreglos. No se hubiera prestado a
ellos, y por eso quedó sorprendido de lo bajo de su votación. Sabía que no ganaría, pero jamás espero
terminar tan mal. Hoy sabe que ese
resultado fue artificial y se debió a la operación de su propio partido
político. Entiende que fue sacrificado en aras de un bien mayor, (el triunfo de
Morena en el estado o la pérdida del reino para la dinastía de los otros
Yunes). Por ello, se reúne con sus
amigos, ajenos a todo ese inesperado juego sucio, y también juega como elemento
de poder para lo que viene vía el verde, aunque hoy todavía no tiene capacidad
de exigir nada.
Hace días en la zona centro del estado
circuló un libelo adjudicado a un ex alcalde en el cual señalaba los probables
candidatos por parte de una coalición Verde-Morena para la alcaldía de
Córdoba. De los tres, únicamente Rafael
Aiza tendría alguna posibilidad por su cercanía con Héctor Yunes. Los otros dos que mencionó el alcalde, lo
hizo para darle cuerpo a su comentario y para generar polémica. Sin embargo le faltó comentar que no sería
la única alcaldía de la cual dispusiera el Verde.
En Veracruz-Puerto, se buscaría que la hija
de Héctor fuera quien recupere el municipio más grande del estado y lo libere
de las manos del clan de blue demon. En
Orizaba, buscarían un acuerdo con los empresarios para que fuera alguien del
equipo de los Ferraez el candidato ganador.
Cuando menos esos tres municipios y quizá
Fortin que esta en el corredor se asignarían al Verde. Salvo las circunstancias que se generen
dentro de los próximos dos años. En principio
en Orizaba el grupo empresarial que ha tomado por asalto la alcaldía se ha
convertido en un referente de buen gobierno en todo el estado y en todo el
sureste del país. No vemos ninguna
posibilidad de que dejen la alcaldía o de que una coalición Verde-Morena-PT
pudiera arrebatar esa alcaldía.
En Veracruz la situación es complicada, y al
igual que en Córdoba dependerá del desempeño de Morena a nivel estatal y
federal, pues el conjunto de programas sociales no comprarán suficientes
conciencias en el puerto, mientras que en Córdoba si pueden debilitar la
fortaleza panista en la zona rural, que es la que tradicionalmente la ha dado
el triunfo al PAN.
Cierto es que hasta hoy las dos
administraciones panistas en el puerto y en la ciudad cafetera no han recibido
aplausos del respetable, también es cierto que al igual que la de Xalapa tienen
dos años para enderezar el rumbo y atraer simpatías. Así que la moneda está en el aire. Sin embargo, está claro que en Veracruz la
diputada Yunes y en Córdoba el joven Rafael Aiza traerían aires revitalizantes
a las fuerzas unidas del Verde-Morena.
En particular en Córdoba, los candidatos
naturales, el diputado federal y los locales, no han visto fácil tener un
margen de acción que les permita adquirir la estatura política para ser buenos
contendientes. La marea de Morena ya
pasó, ahora son gobierno y el desgaste propio de la acción gubernamental,
impiden considerar que el sólo efecto del logo del partido sea suficiente para
ganar las alcaldías.