AMLO
llama a la reconciliación por el bien de México
*Como virtual ganador de la
presidencia de México, emite su primer mensaje estenográfico al pueblo mexicano.
Ciudad de México. | 02 julio de 2018
Tribuna Libre.- Una mayoría importante de
ciudadanos ha decidido iniciar la cuarta transformación de la vida pública de
México.
Agradezco a todos lo que votaron por nosotros y nos han dado su
confianza para encabezar este proceso de cambio verdadero. Expreso mi respeto a
quienes votaron por otros candidatos y partidos.
Llamo a todos los mexicanos a la reconciliación y a poner por encima de
los intereses personales, por legítimos que sean, el interés general. Como
afirmó Vicente Guerrero: “La patria es primero”.
El nuevo proyecto de nación buscará establecer una auténtica democracia.
No apostamos a construir una dictadura abierta ni encubierta.
Los cambios serán profundos, pero se darán con apego al orden legal
establecido.
Habrá libertad empresarial; libertad de expresión, de asociación y de
creencias; se garantizarán todas las libertades individuales y sociales, así
como los derechos ciudadanos y políticos consagrados en nuestra Constitución.
En materia económica, se respetará la autonomía del Banco de México; el
nuevo gobierno mantendrá disciplina financiera y fiscal; se reconocerán los
compromisos contraídos con empresas y bancos nacionales y extranjeros.
Los contratos del sector energético suscritos con particulares serán
revisados para prevenir actos de corrupción o ilegalidad. Si encontráramos
anomalías que afecten el interés nacional, se acudirá al Congreso de la Unión,
a tribunales nacionales e internacionales; es decir, siempre nos conduciremos
por la vía legal. No actuaremos de manera arbitraria ni habrá confiscación o
expropiación de bienes.
La transformación que llevaremos a cabo consistirá, básicamente, en
desterrar la corrupción de nuestro país. No tendremos problema en lograr este
propósito porque el pueblo de México es heredero de grandes civilizaciones y,
por ello, es inteligente, honrado y trabajador. La corrupción no es un fenómeno
cultural sino el resultado de un régimen político en decadencia. Estamos
absolutamente seguros de que este mal es la causa principal de la desigualdad
social y económica y de la violencia que padecemos. En consecuencia, erradicar
la corrupción y la impunidad será la misión principal del nuevo gobierno.
Bajo ninguna circunstancia, el próximo Presidente de la República
permitirá la corrupción ni la impunidad. Sobre aviso no hay engaño: sea quien
sea, será castigado. Incluyo a compañeros de lucha, funcionarios, amigos y
familiares. Un buen juez por la casa empieza.
Todo lo ahorrado por el combate a la corrupción y por abolir los
privilegios, se destinará a impulsar el desarrollo del país. No habrá necesidad
de aumentar impuestos en términos reales ni endeudar al país. Tampoco habrá
gasolinazos. Bajará el gasto corriente y aumentará la inversión pública para
impulsar actividades productivas y crear empleos. El propósito es fortalecer el
mercado interno, tratar de producir en el país lo que consumimos y que el
mexicano pueda trabajar y ser feliz donde nació, donde están sus familiares,
sus costumbres, sus culturas; quien desee emigrar, que lo haga por gusto y no
por necesidad.
El Estado dejará de ser un comité al servicio de una minoría y
representará a todos los mexicanos: a ricos y pobres; a pobladores del campo y
de la ciudad; a migrantes, a creyentes y no creyentes, a seres humanos de todas
las corrientes de pensamiento y de todas las preferencias sexuales.
Escucharemos a todos, atenderemos a todos, respetaremos a todos, pero
daremos preferencia a los más humildes y olvidados; en especial, a los pueblos
indígenas de México. Por el bien de todos, primero los pobres.
Cambiará la estrategia fallida de combate a la inseguridad y a la
violencia. Más que el uso de la fuerza, atenderemos las causas que originan la
inseguridad y la violencia. Estoy convencido de que la forma más eficaz y más
humana de enfrentar estos males exige, necesariamente, del combate a la
desigualdad y a la pobreza. La paz y la tranquilidad son frutos de la justicia.
A partir de mañana, (hoy) convocaré a representantes de derechos
humanos, a líderes religiosos, a la ONU y a otros organismos nacionales e
internacionales, para reunirnos las veces que sean necesarias y elaborar el
plan de reconciliación y paz para México que aplicaremos desde el inicio del próximo
gobierno. Me reuniré todos los días, desde muy temprano, con los miembros del
gabinete de Seguridad Pública; es decir, habrá mando único, coordinación,
perseverancia y profesionalismo.
Seremos amigos de todos los pueblos y gobierno del mundo. En política
exterior, se volverán a aplicar los principios de no intervención, de
autodeterminación de los pueblos y de solución pacífica a las controversias. Y
como decía el Presidente Juárez: “nada por la fuerza, todo por la razón y el
Derecho”.
Con el gobierno de Estados Unidos de América buscaremos una relación de
amistad y de cooperación para el desarrollo, siempre fincada en el respeto
mutuo y en la defensa de nuestros paisanos migrantes que viven y trabajan
honradamente en ese país.
Amigas y amigos:
Agradezco las muestras de solidaridad que he recibido de dirigentes y de
organizaciones sociales, políticas y religiosas del mundo.
Ya hemos contestado las primeras llamadas de felicitación de Jefes de
Estado y de gobierno de algunos países. A todos, nuestro sincero agradecimiento
y respeto.
Debo reconocer el comportamiento respetuoso del presidente Enrique Peña
Nieto en este proceso electoral. Muy diferente al trato que nos dieron los
pasados titulares del Poder Ejecutivo.
Fue ejemplar la pluralidad y el profesionalismo de la prensa, la radio y
la televisión. Los medios de información no fueron, como en otras ocasiones,
correas de transmisión para la guerra sucia. También mi gratitud a las benditas
redes sociales.
Amigas y amigos:
Reitero el compromiso de no traicionar la confianza que han depositado
en mí millones de mexicanos. Voy a gobernar con rectitud y justicia. No les
fallaré porque mantengo ideales y principios que es lo que estimo más
importante en mi vida. Pero, también, confieso que tengo una ambición legítima:
quiero pasar a la historia como un buen Presidente de México. Deseo con toda mi
alma poner en alto la grandeza de nuestra patria, ayudar a construir una
sociedad mejor y conseguir la dicha y la felicidad de todos los mexicanos.
¡Muchas gracias! ¡Viva
México! ¡Viva México! ¡Viva México!