José Miguel
Cobián Elías | 15
agosto de 2014
Tribuna Libre.- No
quería yo tocar estos temas, simplemente por no darle gusto a alguien que me
había pedido comentarios sobre el H. Ayuntamiento de Córdoba, pero llega el
momento en que la situación se hace intolerable, y o escribo o exploto, y como
explotar no es muy decente entre nuestra pudorosa sociedad, no queda más
remedio que escribir al respecto.
Cuatro
temas más uno, traen locos a los ciudadanos, tanto que luego ya no son
cuatro. El primero es San Iracheta, cuya
palabra es palabra de Dios en estos días por el ayuntamiento. Quiere remediar
todos los problemas de la ciudad con 600 millones de pesos en vialidades y
cambios a la ciudad. Y aquí comienzan
los asuntos que dicen que dijo, pero que no me consta. (Dicen que dijo, no sólo
Iracheta, sino también el presidente municipal)
Todo
mundo (pensante) está de acuerdo en que deben de instalarse los parquímetros en
el centro de la ciudad, y también todo mundo coincide en que los debe de
administrar el ayuntamiento. Los chismes de palacio dicen que Tommy Rivers a
chaleco los quiere concesionar (como parte de sus deudas de campaña y no como
futuro negocio o negocio al futuro), y debido a que los Canacos y los
Canacintros y las fuerzas vivas de Córdoba exigen que el dinero sea para el
ayuntamiento, entonces el proyecto está parado.
Espero
que esta información como todos los chismes sea falsa.
Dicen
por allí que un hombre de negocios de la ciudad se desespera por el tiempo que
hace en cruzarla hasta llegar a la zona industrial. De allí que decidiera
mandar hacer un estudio de vialidad. Ahora sabemos que con unos pasos a
desnivel y una sincronización de semáforos, más la prohibición de
estacionamiento en ciertas avenidas, este prohombre de negocios lograría llegar
a su fábrica con cinco minutos de ahorro en el tráfico citadino. San Iracheta propone inversiones millonarias
para ahorrar esos cinco minutos de traslado entre dos caminos y los arcos, como
si Córdoba fuera una ciudad grande y no
un pueblo aspirando a ser algo más.
A
estas alturas te preguntarás quien es San Iracheta, pues se dice que es un
arquitecto urbanista que mediante módico pago con cheque de más de seis cifras
(es decir de siete para arriba), está haciendo un estudio de cómo mejorar la
ciudad. Y el presidente municipal le
tiene mucha confianza aunque no vive aquí, ni conoce a fondo la problemática
local. Resulta que este hombre sabio ha dado dos pláticas a los interesados,
una en Puebla y otra en Córdoba, explicando miles de datos estadísticos que ha
obtenido de la CONAPO y del INEGI, y afirmando que o componemos Córdoba o se
convierte en una ciudad fantasma para el año tres mil, pues poco a poco
reducirá su población.
Afirma
que mueren más personas que las que nacen (eso me dijeron), aunque el dato es
incorrecto, más bien quiso decir que en Córdoba muere más gente que en el resto
del estado y nacen menos niños que en el resto del estado. Pero eso no
significa que la ciudad vaya a decrecer. Y en lugar de proponer desarrollo
económico, instalación de empresas, vinculación empresas-universidades. Bajar
recursos de fondos federales para beneficio de la economía. Propone modificar
el trazo urbano de la ciudad como si eso
fuera condición suficiente (que necesaria si es), para resolver los problemas
de la ciudad.
Dicen
los que a sus reuniones fueron, que son dos horas de estadísticas y cinco
minutos de conclusiones muy generales. Se espera que el 31 de agosto ya nos
tenga un plan municipal de desarrollo urbano para someterlo al análisis de la
ciudadanía…
Cabe
aclarar que a Tomás se le pueden criticar sus proyectos porque los da a conocer
y trata de obtener la opinión de los ciudadanos, cosa que en administraciones
anteriores ni por error sucedía, pues el alcalde en turno (salvo Rivas) se
sentía propietario de la ciudad.
El
asunto de las bicicletas estilo París o México D. F. preocupa por varias
razones: La ciudad consta de subidas y bajadas, no es una ciudad plana. Llueve
mucho, o el sol es abrazador. No hay cultura vial, los automovilistas y
camioneros son muy silvestres en cuanto a su respeto al reglamento de tránsito.
Al final esa propuesta tendrá muchos cadáveres colgando de la reputación del
alcalde y su cabildo.
El
caminatorio sigue siendo un motivo de preocupación, pues la calle uno no se
considera la mejor para el proyecto. Sigue sin estimularse la creación de
estacionamientos privados que atiendan la demanda que se va a generar. Y la
idea de elevar los impuestos a los terrenos improductivos de la ciudad parece
muy autoritaria y posiblemente fuera del marco constitucional.
Mientras
se afirma que hay hectáreas y hectáreas de terrenos baldíos en la zona urbana
de la ciudad, las estadísticas indican que hay menos de dos metros de áreas
verdes por habitante, cuando la ONU recomienda un mínimo de siete metros. Esto
implica que si se pretende que todos esos terrenos tengan construcciones al
terminar la presente administración municipal, el área verde por habitante se
verá reducida. Se sugiere que en lugar
de elevar impuestos, el propio ayuntamiento compre esos terrenos baldíos y se
hagan parques y espacios verdes para la población, sin olvidar que el tamaño
mínimo de cada uno debe ser de cinco mil metros cuadrados, y no tener
superficies encementadas, es decir, hay que olvidarse de los parques de
bolsillo, y buscar tierrita y pastito para los habitantes de la ciudad.
La
buena nueva, es que se sigue negociando con distintos grupos, entre ellos
Carso, la posibilidad de construir una plaza comercial en la ciudad, para
atraer turismo comercial y robarle algo a Plaza Valle… -Curioso, en Orizaba se
obstaculiza la plaza comercial de los Zairick, mientras en Córdoba ruegan por
una-.
El
comentario principal es que Tomás no toma todas las decisiones, pero tampoco
las consulta con el cabildo. Que hay un grupo que decide, y entonces hay que
platicar con Tomás y con ese grupo para convencerlos de modificar los proyectos
en beneficio de la ciudad, lo cual se torna más complicado.
Todo
lo comentado es de ¨oídas¨, pues no he asistido a las reuniones, y mucho menos
platicado con los directamente involucrados… Son simples opiniones de
cordobeses preocupados por su ciudad, y orgullosos de ser tomados en cuenta
para expresar sus ideas.