José Miguel Cobián | 01
octubre de 2014
Tribuna Libre.- La historia comienza como todas las
historias en este país. Años de promesas
incumplidas. Familiares muertos en el traslado, mientras una clínica se
comienza a construir en 2005 y a la fecha no se termina. Caminos inexistentes o en muy mal
estado. Pueblo harto de falsas promesas
y de engaños, y sobre todo, algo extraordinario, un alcalde, un presidente
municipal al frente de su pueblo, acompañándolos, sin importar si se enoja el
Gobernador o quien sea.
Un
día deciden que tienen que tomar otras medidas, pues por su condición de
indígenas, y de no hablar español, todo mundo les miente y no se resuelve nada.
Así que: Vamos a Xalapa a protestar, es el grito de batalla.
Se
reúnen y viajan en camión, en taxis rurales, en automóviles propios, pero
alguien en Xalapa se entera y manda a los granaderos a detenerlos en la
carretera entre Fortín y Chocamán. Les
impiden su libertad de tránsito sin justificación, y los dejan sin poder
reclamar lo que tanto les han prometido y jamás cumplido.
Deciden
bloquear esa carretera, y nadie les hace caso…
Deciden bloquear la autopista a la altura de la caseta de Fortín, y…
nadie les hace caso… Ni a ellos ni a todos los ciudadanos afectados por una
mala decisión tomada en Xalapa por algún alto funcionario cómodamente sentado
en su escritorio.
Pasan
las horas, y nadie los atiende. El responsable de la tranquilidad en el estado
el secretario de Gobierno Erick Lagos está muy ocupado atendiendo otros
asuntos, y no toma medidas para resolver el bloqueo carretero. Mientras más y más mexicanos se ven
afectados, y los habitantes de Soledad Atzompa más y más ofendidos por la
absoluta desatención a sus quejas. Se
dice que son alrededor de tres mil los movilizados.
Cerca
de las cinco se desesperan aún más por ser ignorados, y porque saben que están
afectando a terceros pero ni así les hacen caso. Deciden caminar en Fortín para llamar la
atención… Nada pasa.
Molestos
deciden bloquear también la carretera federal a ver si así les hacen caso, y
nada. Alguien de gobernación pregunta
que demandan, y contestan que son carreteras, -a una le faltan 200 metros nada
más-, terminar el hospital, un bachillerato para que sus hijos no viajen horas
a los de municipios vecinos. Se pasa el
reporte a Xalapa, y nada.
Desesperados
observan cómo llegan contingentes de granaderos y policías del mando único a
concentrarse protegiendo el palacio municipal de Fortín. Mientras tanto, personas mal intencionadas
corren rumores de que hay agresión a automovilistas, a peatones, piedras,
palos, bambúes, conatos de violencia que nadie confirma, sin embargo los
habitantes de Fortín temen que se desate el vandalismo.
Muchos
fortinenses llegan a sus casas pensando que pasará lo peor, pues nadie informa
nada. Nadie dice que los manifestantes son pacíficos y no hay nada que
temer. Los funcionarios temen
equivocarse, y los habitantes de Fortín disponen en sus casas armas para
defenderse de una posible agresión, pues no hay policía que los proteja, salvo
algunas camionetas de seguridad pública que circulan a gran velocidad y con
temor.
De
repente, el velo se descubre. Los
policías alrededor del palacio municipal no están para proteger a la población.
Llegaron como escoltas para un grupo de secretarios de estado que llegarán por
aire en unos minutos.
La
imposibilidad de comunicarse con los grupos de bloqueo genera más
incertidumbre. En su inmensa mayoría no hablan español, sólo Nahúatl, y los de
la ciudad no conocen el idioma de sus ancestros.
Llegan
los funcionarios estatales, después de más de nueve horas de bloqueos, y sólo
hasta que hubo presión con más bloqueos y más bloqueos, y más molestias a
ciudadanos mexicanos causadas por su desatención. Estos señores se sientan a negociar, y SSP
sugiere que como primer punto se solicite que se levanten los bloqueos en
calles y avenidas de Fortín, ante el riesgo de que cualquier mal entendido
genere un acto de violencia, y se encienda un polvorín de manifestantes
indignados por la desatención del gobierno y ciudadanos mal informados y
preocupados por su propia seguridad, que depende de ellos mismos, pues SSP sólo
está para proteger a los funcionarios recién llegados.
Cinco
horas más tarde a la 1.30 de la mañana del día siguiente se logra convencer a
los manifestantes con nuevas promesas, las cuales, nadie sabe si serán
cumplidas. Y todos se retiran a sus
casas.
Los
ciudadanos de Fortín entendieron y aprendieron que en caso de ser una
manifestación violenta, no cuentan con nadie que los defienda, y deben estar
preparados para defenderse solos.
Los
turistas que sufrieron el bloqueo aprendieron que no hay que visitar estados
dónde no hay quien desactive un problema de esta magnitud, y dónde nadie le
presta atención a un bloqueo carretero dónde hay mujeres y niños con
necesidades propias de su sexo y edad, porque son ciudadanos de tercera. Aquí
sólo los funcionarios públicos son ciudadanos de primera junto con sus socios
en la iniciativa privada.
Los
veracruzanos de la zona centro del estado aprendieron que ningún funcionario va
a atender sus obligaciones a menos que la situación se torne muy tensa. Horas y horas de espera a que los señores
secretarios considerarán que su presencia era necesaria por lo peligroso de la
situación.
Penoso
el esfuerzo del gobernador, desde España tratando de arreglar el asunto por
teléfono y de último minuto, en lugar de haberle prestado atención y tener
conocimiento de un problema que se estuvo gestando durante mucho tiempo, pero
nadie en gobierno del estado se dio cuenta, ni pudo desactivarlo.
Esto
es Veracruz. Un estado dónde se evita el libre tránsito de personas, se genera un problema mayúsculo y no se
atiende, todo con el fin de que no hubiera manifestación en Xalapa. Dónde las leyes se aplican a conveniencia, y
dónde seguridad pública existe para los gobernantes pero no para los
gobernados.
Un
estado en dónde por ineptitud de los funcionarios públicos involucrados pudo
haber estallado una pequeña guerra con heridos y muertos, todo por la falta de
información de la autoridad a los habitantes, y su falta de atención a quienes
pagan sus sueldos.
Un
estado dónde hay que hacerle un monumento al alcalde de Soledad Atzompa, por
contestarle al gobernador que el que manda es el pueblo y no el gobierno, y que
si el pueblo quiere seguir la protesta y el bloqueo, el gobernante está para
obedecer y seguir la protesta y el bloqueo hasta que sean atendidos.
Una
última lección a todos aquéllos que tienen reclamos: bloquea una autopista y
una carretera federal juntas. Bloquea también calles y avenidas de una ciudad
que tomes como invasor, y así, sólo así, los grandes funcionarios de Xalapa se
distraerán de sus ocupaciones para atender tus peticiones y escuchar tus
demandas, después de nueve años de reclamos suaves y discretos que no sirvieron
para nada.
Este
es el México que le estamos dejando a nuestros hijos….. O lo componemos
nosotros o les tocará a ellos.