* Para Columba los reflectores * Para Hugo Carvajal, el silencio * Peña Nieto no peló al gober * El amparo de Dante * Gubernatura de dos años, en el aire * CETIS 79: de las armas a la amenaza * Alumnos, a sufrir represalias * Cierra espacio noticioso de Juanita,
Ricardo y Gerardo.
Mussio Cárdenas Arellano | 16 mayo de 2015
Tribuna Libre.- Para Columba
Campillo hubo una marcha, un reclamo social, la condena de todos, acción
judicial veloz, inmediata, y la voz de un gobernador, Javier Duarte, que
pregona su indignación porque Veracruz, lo diga o no, se le ha llenado de
muertos y vive un baño de sangre brutal. Para Hugo Carvajal Blanco no.
Por Columba
Campillo hay dolor, pues a sus 16 años apenas comenzaba a vivir, su vida
limpia, sus sueños que iban forjando una ilusión, alegre, socialmente plena.
Por Hugo no.
Por Columba,
levantada una mañana, la del 6 de mayo, cuando corría sobre el malecón de
Veracruz, se ha generado un mar de indignación, la ira de una sociedad que sin
conocerla, la ha hecho suya. Por Hugo no.
Por Columba,
desaparecida, se alzó la voz de Veracruz, la protesta sentida porque ni ella ni
nadie, ni los jóvenes ni los viejos, tienen por qué ser tomados por las manos
de un criminal, convertidos en monedas de cambio, instrumentos de su propia
libertad. Por Hugo no.
Por Columba, ya
muerta, se movió Veracruz entero, los del puerto y los del norte, los del sur,
los de las montañas y los de las llanuras, en un solo grito, el reclamo y la
exigencia de justicia. Por Hugo no.
Por las calles de
Veracruz se vio a la gente marchar, increpar a su gobierno, exhibir al Veracruz
que se tiñe de sangre y que se desliza en una espiral de violencia y terror.
Había muerto
Columba Campillo González, la joven estudiante, hija de familia, agraciada, de
aspecto jovial, alegre, impensada su suerte, inimaginado el traumático y
doloroso final, cuando el viernes 8 apareció su cuerpo en un predio baldío del
fraccionamiento Los Delfines.
Por Columba
salieron a las calles los suyos, su familia, sus amigos, una élite social, y
también quienes desconocían su existencia pero les pudo su muerte, y los
familiares de otros desaparecidos, los olvidados del gobierno, cuya vida vale
tanto como la de joven ultimada.
Se veían lo
rostros largos, el gesto de dolor, las lágrimas de muchos, en una marcha que
demandaba paz y seguridad, que trascendía por su número y por la fuerza de su
reclamo, y que llegaba en imágenes fijas y en videos, vía los medios de
comunicación y las redes sociales para decir y acusar que Veracruz está sumido
en un baño de sangre.
Un día después
—sábado 9—, el duartismo trajo la justicia. Acató el mandato del pueblo. Actuó
como nunca lo hace. Atendió la demanda, el grito de miles que por encima del
miedo exigen volver a la tranquilidad y dejar la simulación, la demagogia y la
mentira.
Habló “Culín”,
alias Luis Ángel Bravo Contreras, fiscal de Veracruz. Dijo que en un alarde de
eficiencia, había logrado dar con los culpables, con la autora intelectual del
secuestro y crimen, Ileana Mortera Trolle, gracias a uno de los instrumentos
más eficientes de la mecánica judicial actual: Facebook.
Ahí halló “Culín”
todo, en Facebook: las conversaciones, la relación, cómo se le acercó Ileana a
Columba, cómo trabaron amistad, cómo la sopeó sobre los negocios de su familia,
cómo le vieron posibilidad para exprimirla a través del secuestro.
No dijo que a
Ileana Mortera se hubiera detenido en Puebla con engaños, sin orden de
aprehensión, con golpes, de manera violenta, que se le haya incomunicado por
más de 24 horas, sin estar presente un abogado de su confianza. Tampoco contaba
con que la familia de Columba diría que no conocían a Ileana Mortera.
Después le tocó
hablar a Javier Duarte. Lo hizo el lunes 11. Dedicó siete minutos, los siete
minutos a los que alude el columnista Aurelio Contreras, los siete minutos para
condensar el caso Columba Campillo, el caso Genaro Bermejo, abogado asesinado
en Coatzacoalcos, la visión triunfalista del gobernador que resume en un
“Veracruz está en movimiento” la máscara con que pretende ocultar el Veracruz
ensangrentado, desposeído, entregado a las bandas criminales, rebasadas las
instituciones, corrupta la policía que ya sólo encubre a los delincuentes sino
que hasta la pescan con los secuestrados en su poder.
Por Columba se
movilizó la sociedad, habló fiscal, halló a los presuntos culpables, presumió
el gobernador que la justicia en Veracruz se hace rápido, pronto e
inmediatamente, y hasta soltó la frase de que está lleno de indignación.
Eso fue por
Columba, sin que el vendaval amaine, atizado porque sólo Javier Duarte y su
Fisculín creen en esa salida legal, en la responsabilidad de los detenidos,
pues si de algo peca el duartismo es de falta de credibilidad.
En cambio, por
Hugo Carvajal Blanco no se hizo nada.
A Hugo Carvajal lo
vieron morir. Se le ve en un video, durante el asalto a una farmacia, Depósito
Dental Villa Rica, sobre la avenida Miguel Ángel de Quevedo, en el puerto de
Veracruz, frente al Tecnológico, el viernes 8, la tarde en que fue hallado el
cuerpo de Columba.
Llegan los
asaltantes. Amagan y dan instrucciones. Se escuchan las voces, las órdenes, el
lenguaje soez del que trae un arma en las manos, que somete y amedrenta.
En otra escena
aparece Hugo Carvajal, ex teniente de la Marina, retirado. Lo llevan al
interior de la farmacia, trasponiendo el mostrador. Junto con la empleada, es
confinado al área de los anaqueles de medicinas. Se escuchan gritos y disparos.
Salen los
criminales a gran velocidad. Luego se ve a la empleada con la ropa
ensangrentada. No sabe qué hacer. Observa y realiza varios movimientos,
impactada.
Hugo Carvajal
Blanco no movilizó a nadie. Los veracruzanos no realizaron marchas. Los
veracruzanos no pidieron justicia. Los veracruzanos no convirtieron su muerte
en un ícono de lucha social.
Hugo Carvajal no
tuvo una investigación de 24 horas y que el fiscal Luis Ángel Bravo haya citado
a los medios de comunicación, haya dado con los responsables, haya determinado
quién es la autora intelectual del crimen, la haya hecho aprehender aunque se
violara el debido proceso y alardee de la solución del caso.
Hugo Carvajal no
provocó que Javier Duarte haya actuado para la televisión, que reconozca que lo
indigna su muerte o que admita que hay hechos delictivos pero que en Veracruz
“el que la hace, la paga”.
Hugo Carvajal
Blanco era ex teniente de la Marina Armada de México. Tenía 53 años. No fue
plagiado. Llegó a la farmacia. Ahí lo tomaron los tipos que asaltaban el lugar.
Lo llevaron al interior del local y lo mataron. Hoy, todavía espera justicia.
No pertenecía a un
círculo social pudiente. No resonaba en el ámbito público. Era un hombre común,
su vida igual de valiosa que la de Columba, que de la cualquiera que haya
muerto injustamente, que la de los miles de desaparecidos por los que se exige
justicia a diario en Veracruz.
Hugo Carvajal vale
tanto como Columba. Ambas muertes fueron injustas. Pero de ella Javier Duarte y
el fiscal dijeron todo, y de él no han dicho nada.
Es el muerto del
que no quieren hablar Javier Duarte y su fiscal.
Archivo muerto
Frío, serio,
distante, Enrique Peña Nieto ya no disfraza cuánto le disgusta venir a
Veracruz. Acudió a la clausura de la asamblea de la Confederación Nacional de
Organizaciones Ganaderas —miércoles 13—, en Boca del Río, y ahí, por
compromiso, saludó al gobernador Javier Duarte. Lo relata Notiver, que
puntualiza: no hubo abrazo, sólo un apretón de manos, ni una sonrisa, tampoco
besos. Peña Nieto no lo mencionó por su nombre. La camaradería fue para el otro
Duarte, César, gobernador de Chihuahua, sonrisas y bromas con él, observados a
unos metros por el gordobés. Intensa, cruda, la reseña del rotativo de don
Alfonso Salces, describe un escenario que presagia tormenta. Dicen los que
saben que será después de la elección del 7 de junio que se definirá la suerte
de Javier Duarte. ¿Será que Veracruz tendrá comisionado federal con poderes
plenipotenciarios? Parece que sí... Tentativamente, este 15 de mayo, máximo el
17, se definirá el juicio de amparo solicitado por Dante Delgado Rannauro
contra la gubernatura de dos años, el engendro político ideado por el duartismo
para perpetuarse en el poder. De lo que resuelva el Poder Judicial Federal,
dependerá la suerte de Veracruz. Si lo amparan, el próximo gobierno será de
seis años, como hasta ahora, lo que mata las ínfulas del ex gobernador Fidel
Herrera Beltrán, y de su pupilo, Javier Duarte de Ochoa, para consolidar un
proyecto a 30 años. Si no procede el amparo, seguirá la disputa entre el clan
Fidel-Duarte-Héctor Yunes contra el senador José Francisco Yunes Zorrilla por
la candidatura del PRI al gobierno estatal... Hablaron las armas. Los
intimidaron. Usaron a la PGR, el amago, el miedo. Así, los estudiantes del
CETIS 79 cedieron al diálogo y suscribieron un acuerdo, no con la Dirección de
Educación Tecnológica e Industrial sino con el ayuntamiento y la Secretaría de
Educación de Veracruz. Les ofreció el secretario de Gobierno, Oliver Damas de
los Santos, que serían depuestos el director del plantel, Javier Evaristo
Hernández Rosario, y el subdirector, Sergio Aranda Pérez; que proseguiría la
auditoría para establecer cómo se aplicaron los 10 millones de pesos anuales
que ingresan al CETIS, y que no habría ni denuncias penales ni represalias
contra los alumnos. Suscribió el acuerdo Oliver Damas y el delegado de la SEV,
Esteban Lara Álvarez. Para eso sirvieron las armas, la intimidación y el miedo.
Entregaron el plantel, reanudaron las clases, cumplieron los alumnos porque
ellos sí tienen palabra. Un día después, el subdirector Sergio Aranda seguía
ahí. Acudieron los alumnos a la Secretaría de Gobierno este jueves 14.
Pretendían que el ayuntamiento hiciera valer su palabra. Les dijeron que no se
puede obligar al subdirector a dejar el cargo, que si le mueven, que si toman
de nuevo el plantel, que si bloquean las instalaciones de la SEV, les van a
imponer denuncias. O sea, el gobierno no tiene palabra. Suscribe una minuta y
no la cumple. Se usan las armas para sembrar miedo. Y luego la amenaza.
Dialogaba también la regidora Mirna García Ávalos, que sólo abría la boca para
respaldar el discurso de Oliver Damas. Reciclan así, con palabras incumplidas,
sin moral pública, la ética en el subsuelo, un conflicto que parecía sofocado.
Irritados, burlados, quedan los alumnos en manos de una mafia que lo menos que
harán será tratar de cobrarles la afrenta... Mar de fondo, más que un despido,
la salida de Juanita Guzmán, Ricardo Soto y Gerardo Islas de la estación
radiofónica Más Latina. No es asunto laboral. No implica un conflicto interno o
el agotamiento de la relación con la familia Malpica, propietaria de la
empresa. Hay una razón política tras bambalinas. Juanita, Ricardo y Gerardo
tenían un espacio noticioso consolidado, con un público fijo, cautivo, que los
siguió en las buenas y en las malas, ejerciendo su libertad de expresión y con
estilo propio. Este miércoles 13 concluyó su ciclo. Se van desplazados,
aplastados por quien se precia de decir que respeta a los periodistas, su labor
y la libertad de expresión. Mar de fondo, pues...
twitter:
@mussiocardenas