* Duarte
denuncia a La Bestia * Larrea y Slim, dueños de los ferrocarriles *
El Carnaval: Azuela y Jaime Ruiz se rayaron * Dos borrachitas para
sabotear a Yunes Landa * La mano de Pepe Yunes * Infiltrados en el
consejo electoral de Las Choapas * El Parque Jurásico, a revisión *
El payaso de Bustamante
Mussio Cárdenas Arellano | 03 abril de 2014
Tribuna Libre.- Enriquecidos escandalosamente, Gabriel Deantes
Ramos y Edgar Spinoso Carrera pudieron pasar por el pantano en que está
convertido el gobierno de Veracruz, atesorar poder, hacer e incrementar fortuna
e irse cubiertos por el manto de la impunidad. Les bastó tener un cómplice:
Javier Duarte de Ochoa.
Uno y otro, inútiles para el servicio público,
leales a la corrupción, tuvieron encomiendas infames: comprar a la oposición
para fracturar la alianza PAN-PRD en los comicios locales de 2013, y realizar
negocios multimillonarios a los que, por supuesto, no es ajeno el gobernador.
Señalados, imputados, acusados de pillos y
rufianes, Deantes y Spinoso pudieron tener una suerte agria de no ser porque en
lo más álgido de la discusión pública, fueron tácitamente exonerados de culpa
con una frase insólita de Duarte: “No hay ninguna investigación. Lo que hay es
un proceso de entrega-recepción y en el caso de que se encuentren algunas
anomalías tendrán que responder ante las instancias correspondientes”.
Deantes dejó la Subsecretaría de Ingresos en
Finanzas y Planeación, entre gritos de desleal y ladrón, hasta de la prensa
duartista, omiso ante el derroche de recursos federalizados consignados en el
informe de la Auditoría Superior de la Federación.
Spinoso se fue de la Oficialía Mayor de la
Secretaría de Educación de Veracruz, implicado en desvíos financieros con
recursos también federales, embustes y mentiras que tensaron la relación con la
disidencia del sindicato magisterial, y la sombra de la corrupción.
Fueron los alfiles del gordobés en operaciones
turbias y componendas políticas, negocios insanos, nada que desconociera Javier
Duarte, nada que se hiciera al margen de él.
Antiguo vendedor de celulares en su natal
Tamaulipas, primo de Alberto Silva Ramos, ex alcalde de Tuxpan y encarcelador
de periodistas, el ex favorito de la sucesión, el Cisne tuitero, Gabriel
Deantes Ramos no se distinguió por su habilidad para hacer negocios sino por su
falta de escrúpulos para materializarlos. Corría cualquier riesgo, exponía el
pellejo y sabía salpicar… o servir de prestanombre.
Cuentan quienes lo vieron activo, hiperactivo, que
en 2013, junto con Erick Lagos Hernández, hoy secretario de Gobierno, entonces
líder del PRI estatal, iba y venía por todo Veracruz con la maleta en las
manos. Visitaba dirigentes perredistas, alcaldes perredistas, caciques perredistas.
Su encomienda era comprar a quien se quisiera vender. Y tuvo clientela.
De la Secretaría de Finanzas salieron miles de
millones de pesos para mantener dividido al PRD. Y Deantes gozaba de manga
ancha y el beneplácito del gobernador; lo que fuera, al precio que fuera, con
cargo al erario de Veracruz.
De aquellos periplos, sensibles los perredistas a
la vendimia, se obtuvo un rendimiento político: la división del PRD, con dos
consejos estatales, con dos líderes, todos en el ajo, creando las condiciones
para que el Tribunal Electoral de Poder Judicial de Veracruz declarara inválida
la alianza PAN-PRD, sustentando la negativa del consejo espurio a jugar con el
PAN.
Sabida por todos, priístas y no priístas, la
historia refiere que esa treta fue fraguada por el ex gobernador Fidel Herrera
Beltrán, financiada con recursos federales por Javier Duarte y operada por
Erick Lagos y Gabriel Deantes, hasta pulverizar a la oposición, ganar el
Congreso y las principales alcaldías de Veracruz.
No todo fue a dar a manos de la oposición.
Fidelistas natos, obviamente una parte de los recursos, pagados en efectivo
para no dejar huella, quedaron en sus manos.
Edgar Spinoso, por su parte, ya era rico cuando
nació, pero el duartismo lo llevó a las nubes. Hijo de César Spinoso Foglia y
sobrino de Roque, fundador de la Unión Nacional de Productores de Caña,
asesinado en 1984, pudo gozar de una fortuna que muchos ansían, según describe
la periodista Silva Núñez Hernández, autora de la columna Fuera de Foco.
Spinoso es un especie de bufón en la corte
duartista, junto al trovador del istmo, Fernando Charleston Hernández,
secretario de Finanzas y Planeación, amigo éste de Javier Duarte porque solía
prestarle su departamento en el Distrito Federal cuando la necesidad era mayor.
Spinoso posee residencias, autos, tierras,
edificios que le renta al gobierno de Veracruz, aviones, departamentos,
restaurantes, negocios de telefonía y la constructora Aledce, S.A. de C.V., que
es la punta de la madeja para entender bajo qué corruptelas se mueven los
hombres del gobernador.
Con el título “La gran estafa”, Silvia Núñez retoma
en su columna la información revelada por el diputado panista Juan Bueno Torio,
que alude a las inconsistencias halladas por la Auditoría Superior de la
Federación en la aplicación de recursos federales concernientes al año 2012 y
que le pegan de lleno a dos áreas claves del gobierno duartista: Finanzas y
Educación. O sea, a Deantes y Spinoso.
En sus gestiones se operó o se encubrió el desvío
de partidas, generando un daño a la Hacienda Federal, por diversos rubros,
entre ellos una de 500 millones 599 mil 32.30 pesos por no haber aplicado
recursos del Fondo de Infraestructura Social Estatal (FISE).
Otro: 117 millones 725 mil 408.85 pesos por no
aplicar recursos reintegrados del Fondo de Aportaciones para la Educación
Básica y Normal, que Spinoso debió detectar desde la Oficialía Mayor de la SEV.
Uno más: 60 millones 173 mil 787 pesos no aplicados
del Fondo de Aportaciones para la Educación Básica y Normal.
Otro: pagos por 74 millones 709 mil 887.96 pesos no
vinculados a lo que establece el Convenio Marco de Coordinación entre el
gobierno de Veracruz y el gobierno federal.
Y así otras partidas que debieron ser atendidas por
Gabriel Deantes Ramos en SEFIPLAN y Edgar Spinoso Carrera en la SEV. Y que no
lo hicieron porque no supieron, no quisieron, no pudieron o porque era ese el
plan de usar los recursos electoralmente para comprar a la oposición y “mochar”
una fracción de lo que tuvieron en sus manos.
De acuerdo con la información revelada por la
periodista Ana Lilia Velásquez, reseñada por Silvia Núñez, están sujeta a
investigación la constructora Alcede, de Edgar Spinoso Carrera, y sus socios,
entre los que figuran su hermano Alfredo; sus otros hermanos, César y Astrid;
su esposa Elvia Carlota Besil Samperi; su suegro Carlos Besil Milán, y el
subdirector de Recursos Humanos de la SEV, José A. Ojeda Rodríguez.
Por parte de Gabriel Deantes, aparece en la
investigación su esposa Laura Saldaña; el director de Administración de
SEFIPLAN, Eduardo Contreras Rojano, y el tesorero, Antonio Tarek Abdalá Saad,
vinculado a tres empresas proveedoras del gobierno de Veracruz: Veintiocho
Construcciones, Siete Caminos y Sheba Constructora e Inmobiliaria. Tarek Abdalá
fue el tesorero del DIF estatal en tiempos de Rosa Borunda. ¿Prestanombre de la
doña?
Por las manos de Deantes y Spinoso corrieron
cientos si no es que miles de millones de pesos. Debieron cuidar su aplicación
o reintegro al gobierno federal. Pero no. Uno operó la compra de la oposición
para frustrar la alianza PAN-PRD y el otro vio florecer negocios para
enriquecerse más de lo que ya era.
Acusados de todo, de deslealtad, de haberse
enriquecido a espaldas del gobernador, de ser rufiales, pillos y ladrones,
pudieron acallar la embestida cuando Javier Duarte lanzó su frase
infame: “No hay ninguna investigación”. Duarte les dio su bendición.
Duarte supo encubrir a Fidel Herrera, a Marco César
Theurel Cotero —“Te rompo tu puta madre”—, a Víctor Arredondo en la SEV, y
ahora a Manzur, Pablo Anaya, Adolfo Mota. Cómo no hacerlo con Deantes y
Spinoso, dos peones del duartismo.
Es un encubridor profesional
Archivo muerto
¿Sabrá el gobernador Javier Duarte a qué le tira
cuando denuncia a la empresa ferroviaria Ferrosur por el caso de los migrantes
agredidos, asesinados y las indocumentadas violadas en el sur de Veracruz?
¿Sabrá que el dueño de Ferrosur es Jorge Larrea, propietario de la tercera
reserva mundial de cobre, y que lo es desde que Ferromex y Ferrosur se
fusionaron en 2005, y que la concesión de Ferrosur le fue otorgada a Carlos
Slim Helú, el segundo hombre más rico del mundo y a quien el mismo Duarte le
abriera las puertas de Veracruz para que realice inversiones cuantiosas
—fraccionamientos, plazas comerciales, hospitales—, las que le puedan salvar su
deplorable y patética gestión como gobernador? Debió escuchar el gobernador a
los que dicen que no hay que pelearse con el dinero. Ahora, a comerse ese
pollito, don Javier. Y si ya está en ese plan, ¿por qué no denuncia a Miguel
Alemán por los asaltos y crímenes que se cometen en los ADO?… Desorganizado,
botín de piratas, fue el Carnaval Coatzacoalcos 2014 el desastre que se
esperaba. Deslucido, con el escándalo de la reina fea, la basura por todos los
rincones, heridos, apuñalados, batallas campales, más de 35 accidentes
automovilísticos, el evento no resultó más que un negocio de Andrés Azuela
Berchelmann y Jaime Ruiz López y sus respectivas pandillas. Desfilaron algunas
estrellas que en la TV se ven bien y de carne y hueso son más hueso que carne.
Azuela controló la contratación de artistas; Jaime Ruiz el atraco de las
gradas. Más adelante, la historia a detalle… ¿Quiénes son esas dos priístas,
narcisistas, fanáticas del rímel, el bilé y el trapo fino, amantes de la caña,
que bien flameadas y como Dios les dio a entender irrumpieron en un episodio de
campaña del hoy senador Héctor Yunes Landa, en Coatzacoalcos? Por horas habían
departido con el también legislador José Francisco Yunes Zorrilla y de ahí
—¿será con línea?— se lanzaron a estropear el acto del nacido en Soledad de
Doblado. Habrían propiciado un desastre, de no ser porque entre los priístas
hay quienes tienen espíritu de cantinero: saben tratar a borrachas necias. Dos
pistas: una es dirigente del PRI y la otra funcionaria municipal y querida de
un editor. Las diabluras de Pepe no perdonan ni a la parentela… Dos casos y dos
ópticas: en Chumatlán fue tomado el consejo electoral municipal; en Las
Choapas, no. Allá, la presencia de priístas y de gente ajena al municipio,
provocó la protesta radical de los partidos opositores al PRI. Acá, en Las
Choapas, todo pareciera estar bien. Pareciera, pues dos consejeros tienen lo
suyo: Eduardo Carreño es priísta de toda la vida, de Coatzacoalcos, ex
aspirante a dirigir el tricolor local y ligado al grupo del ex alcalde Iván
Hillman Chapoy y su esposa, la hoy diputada priísta-verde, Mónica Robles
Barajas de Hillman, compañera de Congreso de Renato Tronco; y Adelaido Infanzón
García, ex funcionario del IFE en Coatzacoalcos, hoy empleado del INEGI,
vinculado a Marcelo Montiel, cacique priísta y actual delegado de la Secretaría
de Desarrollo Social federal en Veracruz. O sea, a la vista dos personajes con
tufo a PRI y no hubo quien los impugnara. También la oposición es cómplice del fraude,
aunque sea por omisión… A revisión el Parque Jurásico construido y habilitado
durante la alcaldía de Marco César Theurel Cotero —“Te rompo tu puta madre”— y
que hoy evidencia cómo dilapidar 12 millones con tretas y corruptelas.
Destartalados, los dinosaurios mecánicos dejan de dar servicio a sólo unos
meses de ser puestos en funcionamiento; el terreno donde se construyó el parque
no fue bien acondicionado, y los ingresos están sujetos a revisión pues se
observan lagunas financieras donde todo mundo metió mano. Cree Theurel que la
tormenta pasó cuando lo que se ve venir es un tsunami… Parientes, amigos,
protegidos, de todo incrusta Alfonso Morales Bustamante en el ayuntamiento de
Coatzacoalcos. Está el cuñado, la prima, el chofer y hasta el payaso Pin Pon,
que funge como auxiliar del tesorero municipal, sin tareas específicas, para lo
que sea, al fin que es muy chistoso…
twitter: @mussiocardenas