Calderón, "jefe
de campaña"
Tribuna Libre / Alejandro
Ramos Esquivel
Dentro
de la "guerra de lodo" que desde hace semanas ya protagonizan el PRI
y el PAN, los pronunciamientos del presidente Felipe Calderón ante consejeros
de Banamex le echaron gasolina al fuego al asegurar que los comicios serán muy
competidos, ya que hay una distancia de sólo cuatro puntos entre el priista
Enrique Peña Nieto y la panista Josefina Vázquez Mota.
Aunque
la Presidencia de la República respondió mediante un comunicado que Calderón no
dio nombres ni hizo referencia a documento alguno, algunos de los 700
asistentes al acto "privado" dijeron que el presidente mostró una
lámina de una empresa encuestadora que reflejaba la situación de las
preferencias electorales.
Mientras
representantes del PRI y también de los partidos de izquierda acusaron a
Calderón de intromisión en el proceso electoral y de tratar de impulsar a la
candidata de su partido, el PAN, la dirigencia del albiazul dijo que la
encuesta de referencia fue hecha y pagada por ese partido y la reacción de los
priistas es de desesperación ante el derrumbe electoral de Peña Nieto.
El
Instituto Federal Electoral (IFE) se declaró dispuesto a examinar el asunto,
mediante la presentación de la denuncia correspondiente.
La
actuación de Calderón se prestó de inmediato a múltiples interpretaciones, pero
quedó claro que ya polarizó la elección, a grado tal que en las filas del
priismo hay versiones en el sentido de que el objetivo central del jefe del
Poder Ejecutivo es que de ese modo busca anular los comicios o, peor aún, que
éstos no se lleven a cabo.
Posteriormente,
en la ceremonia conmemorativa del Día de la Bandera, Calderón reconoció
implícitamente su indebida conducta y ofreció que, en adelante, ni él ni nadie
que forme parte de su gobierno realizará actos o pronunciamientos que puedan
generar suspicacia o inconformidad en torno a la limpieza del proceso
electoral.
Vázquez
Mota, candidata oficial
Sin
embargo, el "daño" estaba hecho y entre los opositores y también en
las filas de los panistas quedó la convicción de que la actuación de Calderón
ante consejeros de Banamex no fue un desliz sino una acción premeditada.
Los
objetivos de la acción presidencial serían varios: el primero, dar a conocer a
Vázquez Mota a nivel nacional y hasta internacional; el segundo, reducir la
competencia a dos contendientes: Peña Nieto y la aspirante panista; el tercero,
tratar de emparejar, así fuese con encuestas realizadas por el PAN, la
distancia entre el precandidato del tricolor y la del albiazul.
En
buena medida Calderón logró, al menos parcialmente, algunos de los objetivos
que se le atribuyen, pero de otro lado, también generó consecuencias que no le
resultarían tan deseables:
Y
Calderón ya colocó a la institución presidencial bajo sospecha, tal como lo
hizo su antecesor Vicente Fox hace seis años, y de paso invistió a Vázquez Mota
como la candidata oficial.
Y
como la aspirante panista no se desmarcó sino por el contrario avaló la
"libertad de expresión" del presidente, al que calificó de
"demócrata", implícitamente tomó la estafeta que tuvo Ernesto Cordero
en la contienda interna por la candidatura panista a la primera magistratura.
Esto
implica para Vázquez Mota dar continuidad a las principales líneas del actual
gobierno, particularmente en la llamada "guerra" contra el crimen
organizado, con sus 50 mil muertos de saldo sangriento.
En
esta circunstancia y no obstante su virtual mea culpa por su intromisión en el
proceso electoral en curso, en los hechos Calderón se asumió como jefe de
campaña de Vázquez Mota, teniendo como principal operador a Roberto Gil Zuarth,
su exsecretario particular y formalmente coordinador de la promoción en favor
de la "abanderada" panista.
En
adelante, lo que haga o diga Vázquez Mota estará marcado, o por lo menos bajo
la lupa, de las acciones y compromisos del actual gobierno, por lo que
voluntaria o fortuitamente se convertirá en una expresión electoral del
continuismo calderonista.
Otro
reto que enfrenta ya Vázquez Mota es hacer realidad su presunto avance en las
encuestas hasta casi alcanzar a Peña Nieto, dado que fuera de la elaborada para
el PAN, la mayor parte de ellas le dan una ventaja de hasta más de 15 puntos al
virtual candidato priista.
Por
tanto, la meta primera de Vázquez Mota será demostrar que la encuesta mostrada
por Calderón a los consejeros de Banamex no es "patito", como la
calificó la oposición, y que su avance contrasta efectivamente con la presunta
caída de Peña Nieto y el rezago del representante de la izquierda, Andrés
Manuel López Obrador.
Aunque
este último explícitamente se mostró contrario a entrar en la polémica por la
actuación de Calderón, "para no hacerle el juego al PRI", también
desestimó la encuesta que casi empareja a Vázquez Mota con Peña Nieto y dijo
que este tipo de trabajos se hacen al gusto del que los paga.
IFE
y Fepade, en aprietos
Otras
instancias que resultaron involuntariamente afectadas por el
"affaire" Calderón fueron el IFE y la Fepade, dependiente de la PGR,
es decir del Ejecutivo federal, que tendrán que atender y resolver las
protestas que ya interpusieron varios partidos políticos.
Asunto
nada menor, sobre todo luego del virtual mea culpa de Calderón y teniendo como
antecedente reciente la sanción (multa) que le aplicó el IFE al boxeador Juan
Manuel Márquez, quien en un combate celebrado en Estados Unidos mostró en sus
calzoncillos un escudo del PRI.
La
pregunta es si a un ciudadano, que además actuó en el extranjero, se le multa
(¿la ley electoral ya es extraterritorial?), ¿cuál será el criterio para juzgar
la actuación del presidente de la República en territorio mexicano y ante consejeros
de un banco mayoritariamente de capital extranjero?
Éstas
son algunas de la incógnitas por resolver, pero por lo pronto los hechos
muestran que la elección presidencial ya está polarizada y que Vázquez Mota es
la candidata oficial
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