* Yunes
y la extorsión * El Peje y Cuitláhuac le
cumplen a Duarte * Anularlo para el
2021 * Edel de rodillas y con
magistrados carnales * Juez pasó un año
en prisión * Alcalde y síndica: que la
madriza fue rumor * CMAS: la secretaria,
el falso embarazo, la extorsión * 200
mil para evitar el escándalo * El
magistrado pederasta está feliz, feliz
Mussio Cárdenas Arellano |
19 octubre de
2019
Tribuna Libre.- Sensible el olfato, percibe Yunes el
repulsivo aroma a cárcel —las celdas frías de Pacho Viejo para él y su grupo—,
y el asedio implacable de Andrés Manuel y la guerra con Cuitláhuac, avizorando
ya la acusación por extorsión.
Siente pasos de animal grande el cazador, los
del presidente que en su cartilla moral bis trae la máxima de aplastar a sus
enemigos, o usando la jerga del masón, a conservadores y neoliberales, y si son
panistas, peor.
A riesgo de ir a prisión, deja Miguel Ángel
Yunes Linares los mensajes sutiles de nula efectividad —la foto corriendo en el
malecón de Veracruz, el café en La Parroquia, la sonrisa y la frase “el que
nada debe”— y trasluce la gravedad de ver a sus funcionarios en prisión o
prófugos de la ley y la certeza de que en breve, muy breve tiempo, el
perseguido y encarcelado, vejado y en manos de los cárteles, será él.
Cuenta a Ciro Gómez Leyva en su noticiario de
Radio Fórmula, el lunes 14, que la denuncia por extorsión va. Y hay otras ya en
curso, las del sistema de videovigilancia en la Fiscalía General de la
República. Y habrá otras, de las que aún no habla, por desvío de recursos,
simulación, daño patrimonial.
Le imputarán extorsión, que presionó y obligó
a la pandilla de Javier Duarte a devolver bienes, apretando a los prestanombres
y lavadores del gordobés aun siendo gobernador electo, instándolos a devolver
lo robado o agravar su situación, obligados a entregar ranchos, aviones,
helicópteros, departamentos de lujo, pagados con el dinero que su antecesor
extrajo ilegalmente del erario.
Vía Moisés Mansur, Janeiro Rodríguez, Moisés
Nava, Rosas Bocardo, Edgar Spinoso, todos con procesos penales en su haber y
amparos en curso, u otros prófugos, el ex gobernador Yunes desmembró la red de
corrupción del duartismo y recuperó bienes pagados con recursos desviados.
Siguen intocados otros miembros del gang: el
Cisne Silva que ahora vuelve cobijado por Morena para ser alcalde de Tuxpan, si
es que la sociedad asume y termina por aplaudir que el partido de López Obrador
rehabilite al duartismo; Adolfo Mota, que en la Secretaría de Educación generó
un boquete financiero descomunal; Karime Macías disfrutando del exilio con muy
buena y adinerada compañía en Londres, con ficha roja de Interpol que ni Peña
Nieto ni Andrés Manuel hicieron efectiva para consumar la extradición.
O sea, habrá denuncia por extorsión contra el
que recuperó los bienes producto del robo perpetrado por Duarte y su banda a
Veracruz.
Y Cuitláhuac García, su acusador, es la
estampa del patético cómplice y del servil encubridor. Más ofrecido que una
doncella en edad de merecer, tiene la misión de devolver todo a la mafia del
reo consentido de la Cuarteada Transformación.
De la denuncia por extorsión se encarga
Cuitláhuac. Para eso fue el asalto a la Fiscalía de Veracruz y la persecución a
Jorge Winckler. Para eso impuso a su fiscal carnala, Verónica Hernández
Giádans, alias Juana Gallo, alias La Usurpadora, que es la que se embarra las
manos y el alma y comienza a estrechar el cerco a Yunes y los suyos.
Sobre Yunes hay amagos y sobre su gente,
órdenes de aprehensión. Bernardo Segura Molina, ex subsecretario de Finanzas,
ya está en prisión. Van por la primera titular de Sefiplan, Clementina
Guerrero, que dejó el yunismo y se terminó siendo tesorera del ayuntamiento
morenista de Xalapa, y por dos subalternos más.
Hay denuncias contra Yunes Linares, su
segundo titular de Sefiplan, Guillermo Moreno Chazzarini, y el ex secretario de
Seguridad Pública, Jaime Téllez Marié. Y van por Rogelio Franco, Enrique Pérez
e Irán Suárez, secretarios de Gobierno, Educación y Salud, y por el coordinador
de Comunicación Social, Elías Assad.
¿Qué precipita el aniquilamiento político de
Miguel Ángel Yunes? Tres factores: su operación política dentro y fuera del
PAN, su rivalidad con López Obrador y la debacle de Morena, producto del
desastroso gobierno de Cuitláhuac García.
No lo embisten por llamar “loco” a AMLO en
las campañas local y federal de 2017 y 2018, ni por las atropelladas visitas de
Andrés Manuel a Veracruz, una de ellas en Xalapa, reventada por los abucheos,
la repulsa, las condenas, las mentadas cuando el presbítero de la 4T le otorgó
gracia y bendición —exorcismo y perdón— a priistas y panistas, duartistas en su
mayoría, obligando al Dios Peje a apremiar la partida.
Ni por el caso Eva Cadena, registrada en
video la entrega de dinero de una supuesta empresaria a la entonces candidata
de Morena a la alcaldía de Las Choapas, una celada al interior del Movimiento
de Regeneración Nacional, que llevó a López Obrador a su punto de quiebre,
acribillado en los medios por la evidencia clara de recursos ilegales en las
campañas del partido del Mesías tropicoso. Y Yunes atizando el vendaval.
Ni por las afrentas mutuas en la lucha por el
poder.
Ni por los agravios personales. Aquello del
Peje que nunca ha trabajado y que no justifica sus ingresos ni paga impuestos.
Aquello de la monarquía de la moronga azul por el afán de Yunes de heredarle la
gubernatura, vía elecciones, a su primogénito.
Ni por aquel huevazo en plena cabeza, en
Huatusco, que Rocío Nahle imputó a Yunes, tragándose un fotomontaje en que se
veía a la priista rijosa con el entonces gobernador. Luego se mostraría la
fotografía original y el que aparecía en ella era el líder estatal del sector
agrario del PRI, Juan Carlos Molina, compadre del diputado federal Héctor Yunes
Landa.
Habrá cárcel para Miguel Ángel Yunes para
neutralizar al único operador político que amenaza con descarrilar a Morena en
la elección de 2021. Ya sin el efecto López Obrador, desgastado el presidente
por la inacción, cero crecimiento, violencia desbordada, cancelación de
programas sociales, combate selectivo a la corrupción —Rosario a la cárcel y
Bartlett al reino de Dios—, Veracruz no será una reserva de votos para Morena.
2021 será un infierno comparado con el paraíso que fue 2018.
A Yunes le partieron el PAN en dos, los que
lo siguen y los que se fueron con Joaquín Guzmán Avilés, El Chapito de
Tantoyuca, que le aplaude a Cuitláhuac García aciertos que nadie ve y a cambio
de conformar el PAN-MOR convierten a su abogado en magistrado del Poder
Judicial.
Si políticamente no se quebró Yunes con la
derrota de su hijo Miguel Ángel Yunes Márquez, hubo que aplicar la persecución,
el asedio a sus funcionarios, el asalto a la Fiscalía, las órdenes de
aprehensión contra Winckler, las denuncias ante la Fiscalía General de la
República, la detención de Bernardo Segura y en breve Clementina Guerrero y
otros más. Y al final, cárcel para el ex gobernador. Y luego su hijo Fernando,
alcalde de Veracruz.
Yunes huele a prisión y Javier Duarte a
impunidad. Son los acuerdos entre Andrés Manuel y el saqueador de Veracruz, el
pago de los votos que su pandilla —Silva, Deantes, Spinoso, Lagos— le pudieron
operar en la elección de 2018.
Duarte es el reo consentido de Andrés Manuel
y al interior de la Cuarta Transformación tiene un alfil de lujo: Julio Scherer
Ibarra, consejero jurídico de la Presidencia.
Con Scherer hay química. Con Scherer, desde
2012, hay lazos inconfesables, revelados por un personaje cercano a Javier
Duarte, el ex contralor Iván López Fernández, que presume de las razones de
peso que lo llevaron a convertirse en el puente con el heredero de Proceso.
Se teje así la reivindicación del sátrapa que
provocó la quiebra a Veracruz, resarciéndose lo robado, retornando sus
cómplices, buscando alcaldías y diputaciones empuñando la bandera de Morena.
Y en breve, Andrés Manuel consumará la
libertad de Javier Duarte.
Yunes, pues, huele a cárcel y el ladrón a
impunidad.
De eso y más se va forjando la 4T.
Archivo muerto
De rodillas, Edel entrega el Poder Judicial y
anda feliz. A los nuevos magistrados —los magistrados carnales del gobernador—
los ve aptos e impolutos, capaces y serviles. Son las eminencias a modo. Una de
ellas, Rosalba Hernández Hernández, que operó la sentencia que anuló el triunfo
de José de Jesús Mancha Alarcón en la elección interna del Partido Acción
Nacional, y otro, Cándido Nicanor Rivera, abogado de Joaquín Rosendo Guzmán
Avilés, el virtual líder estatal panista, el más morenista de los del partido
albiazul. Con esa escoria se administra la justicia en Veracruz. De perfil
bajo, de andar rastrero, plegado a los designios del gobernador Cuitláhuac
García, el presidente del Poder Judicial de Veracruz aplaude, sonríe, justifica
y calla. Supone que así asegura la reelección y desde ahí, mareando al
secretario de Gobierno, Eric Cisneros, sería el poder tras el trono, soñando
con los tiempos de Miguel Alemán Velasco cuando su cercanía con el secretario
particular, Roberto López Delfín, lo convirtió en el todopoderoso, aliado a
Flavino Ríos Alvarado, quien tripulaba al influyente secretario de Seguridad,
Alejandro Montano Guzmán, y ambos hicieron fortuna, y ambos consolidaron
negocios, y la cadena del Liberal y periódicos de la cadena —incluido el
Novedades de Tabasco— creció y les acrecentó la mala fama. Sumiso a todo, Edel
Álvarez fue clave en la orden de aprehensión contra el fiscal Jorge Winckler y
cuatro subalternos; ahora en la designación de magistrados a propuesta del
gobernador y aprobación del Congreso de Veracruz; en breve será el verdugo de
Miguel Ángel Yunes, quien lo sacó del basurero y lo trepó a la cúspide del
Tribunal Superior de Justicia. En un mes se verá si logra la reelección o si Cuitláhuac
lo usó y lo bateó… Carga sobre sí fama de truhán y ya es juez de proceso y
procedimiento penal oral en Coatzacoalcos. Alejandro Perea Parra, favorito de
Edel Álvarez Peña, pasa del manejo de los dineros, las obras y los remiendos en
el área administrativa a la impartición de justicia. Le precede un manchón
fenomenal en su historial: un ingreso a prisión imputado de recibir un soborno.
Perea Parra era agente del Ministerio Público del Fuero Común en Cosamaloapan
durante el chirinismo y al caerle la denuncia el entonces procurador, Eduardo
Andrade Sánchez, hoy magistrado en el Poder Judicial de Veracruz, ordenó su
cese y que enfrentara la ley. Casi un año pasó en la cárcel. Y de nuevo volvió
a cabalgar. Con Edel Álvarez administró los dineros del Poder Judicial en el
distrito de Coatzacoalcos y ahora releva a Carlos Enrique Charleston Salinas en
el Juzgado de proceso donde es juez ejecutor de sentencia. Y como para abrir
boca, horas después le estalló el primer escándalo cuando la familia de un
enjuiciado se quejó que los quiso apretar de más. Equipazo el de Edel…
Denuncias mutuas, raterías y engaño, corrupción y nepotismo y violación a la
ley, y resulta que no era conflicto, era rumor. Al Congreso llegó Víctor
Carranza, alcalde de Coatzacoalcos, y con él la síndica Yazmín Martínez
Irigoyen. Uno con el acuerdo de cabildo que instruye al juicio político ante el
Congreso de Veracruz y ella con la evidencia de que el Comediante Supremo y su
pandilla violan la ley. Carranza acusando incumplimiento de la síndica, actas y
documentos sin su firma, arrogándose atribuciones que no le otorgó el cabildo y
con una denuncia por atropellos al marco legal. Yazmín con mayor evidencia de
las trapacerías del presidente municipal: el acta falsa de cabildo, las obras
asignadas sin el aval de los ediles, un cuerpo de abogados contratados por el
alcalde que operan con un poder notarial revocado, recursos financieros
desviados, un cuerpo policíaco que no responde a la autoridad de la síndica,
que es quien tiene atribulaciones de seguridad consignadas por la Ley Orgánica
del Municipio Libre, y otra denuncia contra el director jurídico, Agustín
Jiménez, por incumplimiento de un deber legal. Se pelearon hasta por el balcón
para la celebración del Grito de independencia. Y ante la inminencia del juicio
político, votado en cabildo, con mayoría de Morena y de los regidores priistas
Oliver Damas y Felipe Rodríguez, lo que obliga a ser cumplido en términos de
ley, el presidente de la mesa directiva del Congreso de Veracruz, el ex yunista
azul, José Manuel Pozos Castro, los aplaca y los plancha, posan la foto y sale
Carranza a expresar que no hay conflicto y que todo fue rumor. ¿Cómo era? No
mentir, no robar, no traicionar. Sí engañar, sí hurtar, sí cuentear a la
sociedad. Desmembrado, fracturado, repudiado por los que les dieron el voto y
más por los que se lo negaron, Morena se cae a pedazos. Llegaron al poder a
imitar vicios, perpetrar el saqueo, encubrir al ex alcalde Joaquín Caballero y
al disfrute de la corrupción. Entre Carranza y Yazmín hubo guerra y resulta que
sólo fue rumor… Aquella chica fingió un embarazo y urdió una extorsión. Y de
esa treta se llevó 200 mil pesos, extraídos del erario, de las finanzas de
CMAS. Aquella chica amagó con recitarle a la esposa de su jefe inmediato los
pasajes románticos vividos, las frases melosas, las promesas de amor y un feliz
embarazo. Y el incauto cayó. Simuló su preñez colocándose trapos en la ropa
interior y el negocio cuajó. Era plata o escándalo, y la plata salió de las
cuentas bancarias de CMAS. De eso, 10 años ya. Su vientre es su vientre, dirían
los modosos. Pero no. Cuando implica recursos del erario, no. Ahí no es vida
privada. Habiéndose tomado 200 mil pesos del erario para callarla, es materia
de interés público. Hoy, con un embarazo real, su mente evoca al pasado y la
muy vival medita cómo le pondrá al bebé: Roberto, Carlos, Alberto, Jorge,
Eduardo, Rafael o Luis. O trapito… De plácemes el magistrado pederasta.
Volverán las chicas con su uniforme de secundaria, las nenas en su privado, dando
placer a cambio del billete, el viaje a un paraíso turístico. O algunas
llegarán a juezas y quizá magistradas. Y el magistrado pederasta feliz, feliz,
feliz…