* Reforma lo vapulea * Beltrones y el riesgo
de la fractura * Gobernador o pandillero * Héctor Yunes sigue
fingiendo que es antiduartista * Ruptura, cuando destituyan a
Yolanda Gutiérrez * El desplegado y el ridículo *
Fernando Yunes a la Comisión de Justicia * La quincena fatal
Mussio Cárdenas Arellano | 01 octubre de 2015
Tribuna Libre.- Rijoso y
pendenciero, Javier Duarte teje su desgracia y en un alarde insólito logra lo
impensable: inquietar, por igual, a Los Pinos, a Beltrones, a Gamboa Patrón,
todos viendo a Veracruz en un escenario de derrota electoral, de corrupción, de
encono y conflicto.
Vuelve al plano
nacional. No es por sus muertos institucionales. No es por Rubén Espinosa, el
periodista al que sus esbirros hostigaron, siguieron en su exilio y llenaron de
temor. Rubén, el fotoperiodista de Proceso, Cuartoscuro y AVC, sería asesinado
el 31 de julio en el DF, convenientemente en el DF.
No es por los 14
comunicadores a los que ejecutaron, unos de ellos cosidos a balazos; otros
mutilados y sus restos hallados en bolsas de plástico; unos más encontrados en
fosas clandestinas; otro, golpeado, vendado y luego arrojado a la carretera
para simular que murió por atropellamiento; una más, Regina Martínez,
corresponsal de Proceso, estrangulada en su hogar en Xalapa, y luego enlodada
por el infame gobierno duartista.
No son los
periodistas muertos los que dan la de ocho columnas al gobernador de Veracruz,
sino los senadores del PRI, su partido, que lo acusan de corrupción, de desvío
de recursos públicos, que le imputan un caos financiero, desorden administrativo,
la uña infinita y una insultante impunidad.
Líder de la
chistocracia en Veracruz, Javier Duarte desató las iras, provocó los enconos y
generó un conflicto mayúsculo cuando tildó al diputado federal panista Miguel
Ángel Yunes Linares de “perro chihuahueño”; mandó al diablo al senador del PRI
Pepe Yunes Zorrilla con su propuesta para recuperar las finanzas estatales, y
obsequió una caña deportiva para que el senador priísta Héctor Yunes Landa
pesque “peces gordos” en el Estero, municipio de Alvarado, entre sus
familiares, los Yunes de PAN.
Así pierde el
tiempo Javier Duarte mientras Veracruz se hunde por falta de recursos, adeudos
a contratistas, regateo con la Universidad Veracruzana para no pagarle los 2
millones que le debe, dinero que no llega a pensionados, becarios, músicos y a
la burocracia estatal, por una corrupción desbordada.
Rompe lanzas
contra dos senadores, un diputado federal panista y el hijo de éste, Miguel
Ángel Yunes Márquez, alcalde Boca del Río, a quien acusa de haberse construido
una mansión y por ello debe ser desaforado, enjuiciado y encarcelado, y con
ello detona la peor crisis preelectoral en la historia de Veracruz.
Gobierna con las
tripas el gordobés. Usa el poder para la venganza y embiste por igual a
priístas y no priístas; a la rectora de la UV; a los acreedores que reclaman
sus pagos; a empresarios hoteleros, a quienes tilda de evasores; a periodistas
a quienes acusa de ser expresión de la delincuencia, manzanas podridas y
servirle a las mafias.
Pactado o no,
urdido o no con el senador Héctor Yunes, a quien impulsó luego de un pacto en
Casa Veracruz y la entrega de espacios en su gabinete, el episodio del obsequio
de una caña de pescar para que atrape “peces gordos” en el feudo de los Yunes
azules, primo y sobrino del legislador choleño, lo llevó de nuevo al escenario
nacional, vapuleado y exhibido como un gobernador corrupto.
En el diario
Reforma, bajo el título “Denuncian desde PRI Corrupción de Duarte”, el martes
29, los senadores veracruzanos lo destazaron.
“Donde quiera que
vayas, en Veracruz, la gente está harta, molesta, agraviada por todo lo que
pasa con las finanzas, con la corrupción, con la inseguridad. La omisión en
política no sólo es una incompetencia, también es constitutivo de
responsabilidad legal”, denunció Héctor Yunes Landa.
“México no admite
más corrupción. Veracruz tampoco. Esto es un tema de gran importancia que no
debe tratarse con ligereza ni con burlas porque, además de saqueada, la
sociedad veracruzana percibe el escarnio que hacen de esto los responsables de
la corrupción y de la impunidad en Veracruz”, agregó.
Duarte, dijo
Héctor Yunes, “tiene a la Auditoría (Superior de la Federación) encima y dice
que sólo hay que justificar unos números, pero donde quiera que vayas, en
Veracruz, la gente está harta, molesta, agraviada por todo lo que pasa con las
finanzas, con la corrupción, con la inseguridad… La omisión en política no sólo
es una incompetencia, también es constitutivo de responsabilidad legal”.
Pepe Yunes habla
de la debacle financiera:
“Hay un
sobreejercicio del gasto de operación que ha ido creciendo y ha provocado
desvío de recursos, como lo ha señalado la Auditoría Superior de la
Federación”.
A ocho columnas,
la corrupción de Veracruz trae consecuencias. Reaccionó el senador Emilio
Gamboa Patrón. Reaccionó el líder nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones
Rivera. Reaccionó la cúpula peñanietista en Los Pinos.
“Es un problema
entre ellos —dice Gamboa Patrón, primero evasivo—. Ellos mismos tienen que
definir y aclarar sus situaciones. No conozco el tema a fondo, me parece que en
el priismo no debe haber eso”.
Y luego agrega:
“Lo digo de
verdad. Es un problema que debe resolver el gobernador Duarte con los dos
senadores Yunes, tanto con Héctor, como con José”, apuntó.
Suele ser aplomado
Gamboa Patrón. Esta vez no. Hundió el cuchillo en la piel. Abordó el tema y lo
remitió a su origen: el conflicto de Javier Duarte con los senadores priístas.
Y luego tocó el
tema medular:
“Si tienen
acusaciones de corrupción, tienen que demostrarlo; no es nada más decir: hay
acusaciones de corrupción. Tienen que presentarlo y denunciarlo. Si tienen
pruebas que las presenten”.
Beltrones Rivera
tuvo reunión a puerta cerrada en el PRI. Ahí habló de la unidad entre los
priístas. Es la clave, dice, para evitar que las candidaturas independientes
derroten al tricolor en las elecciones.
Pide unidad,
frenar rupturas y evitar escisiones. Advirtió a dirigentes y delegados que se
incluya a todos, que se eviten las renuncias.
La instrucción fue
que nadie se salga del PRI, porque el PRI se ha convertido en el principal
proveedor de candidatos independientes.
“Nos pidió actuar
con una visión incluyente, de unidad. No podemos dejar que surjan más
‘Broncos’. Los tenemos que detectar a tiempo y dar espacios para que no salgan
del partido, porque si nosotros lo permitimos se van a generar más candidaturas
independientes”, dijo uno de los delegados, según reporte del portal
notiguíaTV.
Javier Duarte y
Héctor Yunes tienen otra visión. Duarte impulsa a su ex secretario de Gobierno,
Gerardo Buganza Salmerón, cuya candidatura independiente no levanta, es
desairada, sobre todo porque se trata de un ex panista mal visto por unos y por
otros, por sus ex compañeros en el PAN y por los priístas que nunca lo
tragaron.
Héctor Yunes juega
en dos bandas. Aprovecha el conflicto —real o ficticio— con Javier Duarte y
plantea la posibilidad de ser candidato independiente. O sea, iría en contra de
la instrucción de su líder y mentor, Don Beltrone. La misma treta de 2010
cuando amagó por contender por la oposición y finalmente se conformó con ser
senador.
A lo que llega
Javier Duarte. Impolítico, visceral, ocurrente, hace todo para complicar la
sucesión.
Su fobia a los
Yunes es demencial. Sus pasiones, suicidas. Y en el arranque de la sucesión,
provoca un clima de crispación y agravios.
Sus métodos son de
pandillero, no de egresado de la Universidad Iberoamericana. Afecto a la
provocación, lo mismo llama “perro chihuahueño” a Yunes Linares que pescador de
pantano a Yunes Landa o sangrador del pueblo, vía impuestos, a Yunes Zorrilla.
En alguna cantina
perdió el pedigrí el gobernador de Veracruz, adicto al trago hasta el amanecer.
De los Yunes, con el único que trabó proyecto fue con Héctor, su candidato para
la sucesión. Tras el incidente de la caña para los “peces gordos”, esperan los
priístas que la ruptura sea real. Y lo será si salen del gabinete duartista
Yolanda Gutiérrez Carlín, secretaria de Protección Civil, y aquellos a quienes
recomendó en cargos menores. Si permanecen en la pandilla, la ruptura es
fingida.
Navega Javier
Duarte en la descomposición de un gobierno que nunca cuajó, impuesto el
gordobés para encubrir el gran peculado de Fidel Herrera Beltrán, para hacer de
la impunidad una forma de gobierno, y para sembrar de minas el camino de la
sucesión, incluido el minigobierno de dos años para frustrarle a los Yunes
rojos y a los Yunes azules el sueño de gobernador Veracruz por seis años.
Otra vez Javier
Duarte en un escándalo nacional.
Archivo muerto
De a tiro por
viaje, Javier Duarte no da una. Asume por unanimidad Fernando Yunes Márquez la
presidencia de la Comisión de Justicia del Senado, votado en el pleno,
respaldado por todos. Días antes desató el gordobés una campaña demencial,
suscrito un desplegado por legisladores priístas que se indignan porque al
joven panista se le habría de conferir el nombramiento mientras a su padre, el
diputado federal del PAN, Miguel Ángel Yunes Linares, lo investiga en calidad
de indiciado la PGR por una denuncia por peculado, supuestos traslados de
millones de pesos a cuentas en Estados Unidos e Indonesia, la construcción de
una mansión en el Estero, municipio de Alvarado. Hizo escándalo el grupo de
bufones y payasos, la broza del duartismo, y al final se fueron con las manos
vacías. Como diría el filósofo Javier Duarte, ladraron como chihuahueños para
suplir sus taras y carencias físicas, y cosecharon nada. Un Yunes, Fernando, el
hijo del demonio azul, como le llaman en el cuartel de la fidelidad a Miguel
Ángel Yunes linares, al frente de la Comisión de Justicia. No hay día que el
gobernador de Veracruz no se trambuque. El karma, pues, el karma... Zozobra,
angustia, el alma en un hilo. Día previo a la quincena. Martes 29, martes en
que muchos ya se sienten en el aire. Acuden los empleados municipales al cajero
bancario. Revisan saldos. Refleja ceros o quizá unos pesos. Saben del despido
masivo por acuerdo del cabildo de Coatzacoalcos, a instancias del alcalde
Joaquín Caballero Rosiñol. Se aplica entre el personal de confianza, los
joaquinistas y los no joaquinistas, que ya mamaron de la ubre presupuestal,
muchos de ellos sin mérito alguno, muchos pillados en actos de traición, muchos
cesados por rehusarse a ser serviles. Hoy acaba el boleto de viaje bajo el
argumento de que el presupuesto no da para más, aunque sí para traer a Ninel
Conde y amenizar el Grito de Independencia, para pagarle a constructores
fantasma, para viajar en avión privado, al estilo Marcos Theurel —“Te rompo tu
puta madre”— a sabiendas de lo que cuestan los servicios aeroportuarios...
twitter:
@mussiocardenas