* Guillermo Drago, agredido *
Ibarra y su chofer, señalados * Cinco funcionarios del DIF en el caso de
falsificación * Multas de 30 mil y cárcel * La reportera y la
extorsión a la SSP * Alcaldes sureños que violan normas de la ASF
* Renato, Estrada y sus tres estaciones de radio clandestinas
*Mensaje gay en la Tesorería
Mussio Cárdenas Arellano | 03 noviembre
de 2014
Tribuna Libre.- Al
mediodía del miércoles 29, despreocupado, Guillermo Drago González llegó al
edificio de Obras Públicas Municipales. Habló. Quiso hacerse escuchar. Fue
desoído, ignorado, toreado. Se indignó. Ironizó sobre el papel de la autoridad.
Y a cambio sufrió una golpiza brutal, la ira de un criminal. Su caso va y
viene en las redes sociales. Las incendia. Genera reacciones. Ocupa espacios en
la prensa escrita y merece la atención de la sociedad. Concita a la solidaridad
de quienes se asombran e irritan por la descomunal agresión sufrida. Convoca a
un sector de la opinión pública a expresar repudio a la prepotencia oficial.
Vive días terribles en el sanatorio Semedis. Hipertenso, diabético, 67
años a cuestas, el ingeniero Guillermo Drago es víctima de la violencia pero
también se convirtió en ícono de lo que la sociedad no está dispuesta a
permitirle a la autoridad. Nunca más otro caso así. Llegó ese día a la
Dirección de Obras Públicas Municipales. Era la cuarta ocasión en que intentaba
comprometer al ayuntamiento de Coatzacoalcos en labores para evitar
inundaciones. Urgía en la necesidad de desazolvar canales, de evitar que las
lluvias impactaran, que provocaran daños a vecinos, los de la colonia Puerto
México, en los límites con la Petrolera. Buscó al ingeniero Javier
Arriaga, a quien antes recurrió y quien siempre atendió su llamado. Ya no lo
halló. Arriaga fue transferido al DIF municipal cuando el actual director de
Obras Públicas, Guillermo Ibarra Macías, solicitó su baja. Insistió,
pues, en dialogar con Ibarra Macías. No se hallaba. Decidió esperar.
Transcurría el tiempo, tedioso el momento, impensable en un gobierno que se
precia de gobernar “Por un Mejor Coatzacoalcos”. Al límite de su
paciencia, expresó que debía colocarse un aviso a los ciudadanos que enterase
que en esa dependencia no habría solución. Y aludía que sólo los idiotas creían
en la eficiencia oficial. Activó el detonador. Un individuo presente lo
increpó. Le expresó que ofendía a una trabajadora. Guillermo Drago respondió
que la alusión no era para la señora. La secretaria ingresó a la oficina del
director de Obras Públicas; el individuo también. Minutos después salió el
sujeto. Su nombre, José María González Cervantes, alias “Chema”. Su cargo,
chofer del director de Obras Públicas, Guillermo Ibarra Macías. Lo tuvo a
distancia. Le asestó un golpe certero. Y luego otro más. Guillermo Drago cayó
al suelo. Ahí recibió otra andanada, pateado a mansalva, vulnerada su dignidad,
agraviado como hombre de bien. Nadie hizo por él. Varones —si así se les
puede llamar— permanecieron inmóviles. Nadie pedía que cesara la golpiza
brutal. Todavía escuchó voces cargadas de amenazas. Guillermo Drago quedó
tendido en un charco de sangre. Perdió varias piezas dentales y medio litro de
sangre. Presenta fractura en el tabique nasal. Su ojo izquierdo sufrió un
impresionante derrame. Su antebrazo izquierdo está inmovilizado ante la
presunción de varias fracturas. Pasa sangre en la orina. Su cuerpo, en general,
quedó molido a golpes. Tras la golpiza, algunas de las empleadas se
acercaron y lo auxiliaron. Otras recibieron la instrucción de ir junto a él
trapeando la sangre que brotaba de su cuerpo, obvia la intención de borrar las
huellas de la agresión. Llegó hasta él Juan Carrera Molina, director de
Desarrollo Urbano y Ecología. Luego lo haría el secretario de Gobierno, Oliver
Damas de los Santos. Lo llevarían a una oficina contigua. Quiso acercarse
Guillermo Ibarra, súbitamente rechazado, increpado por el ingeniero Drago
González, a quien responsabiliza de la agresión. Más tarde lo trasladaron a su
domicilio en la avenida Díaz Mirón, en la colonia Puerto México.
Convalece en Semedis, agraviado como hombre, lesionado como si el
atacante fuera un criminal. ¿O sí? Hasta ahí llegó el Ministerio Público,
ante el cual interpuso su denuncia penal. Resume los hechos, aporta datos,
señala al chofer José María González Cervantes; implica al director de Obras
Públicas, Guillermo Ibarra Macías. Tuvo otra visita, la del alcalde
Joaquín Caballero Rosiñol. Alrededor de las 10 de la noche del jueves 30,
dialogó. Ofreció actuar, cerrar el paso a la impunidad. Se comprometió a
entregar evidencia plena de que el criminal chofer fue cesado del ayuntamiento,
su baja oficial. E izó una bandera de paz. Nada dijo, sin embargo, de la
autoría intelectual de la agresión. Nada replicó en torno a la responsabilidad
del director de Obras Públicas, Guillermo Ibarra, en el ataque, la instrucción
al chofer para acallar al ciudadano que sólo pedía que se atendiera su petición
de que sean desazolvados los canales. Ofreció el alcalde cero tolerancia y que
asuma su responsabilidad quien la tenga. Habrá que ver. Guillermo Drago González
no está solo. Enfermo, hipertenso, diabético, hombre de la tercera edad, tiene
a su lado su familia, sus amigos y a un amplio sector de la sociedad.
Tiene también a un allegado con fuertes conexiones en la Procuraduría General
de la República y uno más en el círculo cercano al Presidente Enrique Peña
Nieto. ¿Me estás oyendo Joaquín? Su caso comenzó en las redes sociales,
el miércoles 29, minutos después de la agresión. Pasó a los periódicos, a la
radio, pese al ofrecimiento de 30 mil pesos a los periodistas que quisieran
callar. Cundió en las entrañas del ayuntamiento de Coatzacoalcos. Cimbró las
estructuras del marcelismo. Irritó al círculo cercano al joaquinismo. Se
documentó en el gobierno de Javier Duarte de Ochoa. Y sigue prendiendo en las
redes sociales, en Facebook y Twitter, donde se exhibe la prepotencia de un
chofer con licencia para matar y un funcionario, Guillermo Ibarra, que resuelve
sus frustraciones a golpe de puño y patada. ¿Y si el “Chema” hubiera portado un
arma? “Por un Peor Coatzacoalcos” resume el lema alterno del gobierno
joaquinista, llevado a su expresión violenta de la mano de Guillermo Ibarra, el
constructor, el negociante, el ex socio de Perconsa, que llegó a la Dirección
de Obras Públicas supuestamente a ganar centavos cuando en la iniciativa
privada cosecha dólares. “Por un peor Coatzacoalcos” se expresa en la
agresión criminal del “Chema” González Cervantes, el chofer del director de
Obras Públicas, que alteró la vida, la salud, el futuro de su víctima,
Guillermo Drago González, un ciudadano cuyo pecado sólo fue querer evitar que
las lluvias se conviertan en inundaciones, y las inundaciones en daños a un
sector de la sociedad. Repudiable, el episodio de violencia que agravia a
Guillermo Drago sirve para advertirle a una runfla de medio pelo, los
achichincles de los funcionarios municipales, con ínfulas de dioses, de los
alcances de la prepotencia, la altivez que distingue a la pandilla de gatos que
pululan en el joaquinismo, mareados, ensoberbecidos, como si el poder les hubiera
sido dado para la posteridad. “Chema”, la mano criminal, ya está señalado. Que
se actúe también contra el autor intelectual. Archivo muerto
Malas noticias para el director del DIF, Jesús Moreno Delgado. Dice la Ley
General de Profesiones que la institución que no verifique la autenticidad de
un título y cédula profesional del personal a su cargo se hará acreedora a una
multa de 500 días de salario mínimo, unos 30 mil pesos, en este caso en el que
labora la pseudo psicóloga del DIF, Patricia Salcedo Gómez, cuya cédula que
pertenece a la maestra María Leticia Campa Avilés, del estado de Baja
California, y algo similar costarán las omisiones y complicidades por el caso
similar de la “psicóloga” Yahana Arizveidy Lozada Parra y de los abogados Luis
Arturo Ruiz Mendoza y Wendolyn Ramos Fernández, quienes han fungido como
“asesores jurídicos” del DIF en medios judiciales. Y falta esclarecer cómo anda
el procurador de la Defensa de Menor, Salvador Hernández Martínez, egresado de
la Universidad de Xalapa (UX) aunque en el Registro Nacional de Profesionistas
nadie aparece con ese nombre, con título de abogado y emanado de esa
institución. Cinco casos para la ley, pues además de las multas hay sanción
corporal de uno a seis años de prisión. Ah, y la denuncia puede ser por “acción
popular”... Se llama Belen y era reportera de TV Azteca. Anduvo ahí, entre la
información y la tenebra, hasta que un escándalo sofocado la puso fuera.
Informes de Seguridad Pública de Veracruz refieren que pedía apoyo económico
por destacar lo que le daba lustre a la dependencia o por ocultar lo que le
quemaba las manos. Era chayote o extorsión. Y el caso irritó al secretario
Arturo Bermúdez. Belen es de armas tomar. Quiso destacar, desplazar, ser la
número uno. Y así grilló al jefe de información de TV Azteca en el sur de
Veracruz, José Manuel Alor. Trianguló una campaña de descrédito, correos
electrónicos plasmados de insidia, una andanada de lodo hasta que se descubrió
qué había en el fondo. Acabó el show cuando se documentó la extorsión a la SSP.
Renunció al saber que la bomba que ella activó, iba a estallar y que la iba a
pulverizar. Cuentan que en Olmeca TV, donde también militó, hay una historia
similar... ¿Quiénes son esos alcaldes sureños que iniciaron su obra pública
violando los nuevos procedimientos establecidos por el Congreso de Veracruz y
que, por ello, irremediablemente incurrieron en daño patrimonial? Son tres, dos
en la zona de costa y uno en la llanura. Sus respectivos expedientes se hallan
en importante oficina de Xalapa y, sin duda, formarán parte de la Auditoría
Superior de la Federación ejercicio 2014... Nos quedamos sin La más choapense.
Ya no oiremos Radio Mix. Nunca más Radio Bendición. Se las llevó la ley.
Clandestinas las tres, difundían su música, sus mensajes y su propaganda desde
Las Choapas con alcance a Tabasco y Chiapas, sobre todo en el área rural. Las
usó el remedo de cacique, Renato Tronco Gómez, hoy diputado local, para
controlar y embaucar a sus huestes. Las empleó el alcalde Marco Antonio Estrada
Montiel en sus días de campaña, así fuera transgrediendo la ley electoral, y
hoy como presidente municipal. Ambos sabían que las tres estaciones
radiofónicas andaban chuecas y fueron cómplices, pues ahí tuvieron destino los
recursos públicos. De las tres no quedó nada. Llegó la PGR, apoyada por el
Ejército. Las intervino y las clausuró, apenas el 1 de octubre. Ya no suenan
más. Se las llevó la ley... “No veo las horas de estar de nuevo en tus brazos”.
Es un mensaje gay. Fue hallado en el celular del asistente dirigido a su jefe,
un funcionario de tesorería del ayuntamiento de Coatzacoalcos. Lo halló la
esposa, mejor conocida como “La Muñeca” y de inmediato procedió por la vía
judicial. ¿Pistas? Piénsenle...