José Miguel Cobián | 14 febrero de 2020
Tribuna
Libre.- En
2021 habrás de escoger a quién dirija los destinos de la ciudad por los
siguientes tres años. Ya te has equivocado mucho. Los resultados están a la vista. Cómo sé que tienes memoria muy corta, te
recuerdo que debes de ver los resultados de varias administraciones, y claro,
también de la actual. Tú eres el mejor
juez.
Tu, querida ciudad, sabrás si en alguna
administración avanzaste. Ya sé, tu argumento es comparar las obras que han
hecho unos y otros administradores. Por
ejemplo la pavimentación de caminos rurales, la construcción de avenidas de
cuatro y seis carriles donde sólo había dos, incluso recordar esfuerzos de
algunos alcaldes que literalmente pavimentaron media ciudad.
También te podrás acordar de algunas obras
que han dejado huella, y las vas a comparar con otras obras que solo sirvieron
para que quienes en ese entonces te administraban, obtuvieran grandes ganancias
por sobreprecios y por realizar obras inútiles, pero carísimas. Todo eso lo traigo a la memoria, porque los
cordobeses ven el proceso de sucesión en la alcaldía, como algo ajeno. Cómo sino fuera una de las decisiones más
importantes para el futuro de la ciudad… para tu futuro, querida Córdoba.
Veo y escucho que grupos empresariales ya
decidieron quién será su candidato y ahora buscan partido. También veo a grupos políticos que se sienten
dueños de la ciudad, convencidos de que su candidato será el próximo
alcalde. Veo a algunos considerando ser
candidatos independientes para negociar con el mejor postor, y si tienen
suerte, obtener una regiduría y prebendas.
Veo a muchos buscando una regiduría.
Es decir, veo a mucha gente a muchos cordobeses buscando SU beneficio personal. Pero ¿A alguien le importa Córdoba?
¿A los cordobeses les importa Córdoba? Esa es la pregunta fundamental en cualquier
decisión para el futuro de la ciudad.
Por cierto, yo me refiero a Córdoba en estos artículos de la serie ¨
Hablemos Córdoba ¨, pero en realidad podría poner en lugar del nombre de
Córdoba, el nombre de cualquier municipio del país y los comentarios seguirían
siendo válidos.
Reitero la pregunta: ¿A los habitantes del
municipio les importa su municipio y su futuro?
De entrada he visto que en general, los mexicanos no sabemos actuar como
ciudadanos, es decir, no asumimos nuestra responsabilidad por los asuntos de
todos. Dejamos que otros decidan por
nosotros. Siempre preguntamos ¿Quién
la va a jugar? Como si fuera en realidad
un juego el futuro de una ciudad de miles de habitantes.
Ejemplos de ciudades que han cambiado en
espacios de tiempo muy pequeños, sobran en todo México. Ciudades que eran
literalmente pueblos abandonados, hoy son boyantes fuentes de riqueza para sus
habitantes, con inversión, con empleo, con seguridad, con desarrollo social,
pero sobre todo, con participación cívica.
Y no, no se trata de que los ricos sean los dueños de la ciudad y
decidan que viene, ni tampoco que un partido político se sienta el dueño de la
ciudad llámese PAN o Morena, o que un sector de la población se sienta dueña de
todos los recursos de la ciudad… Se trata de que todos y cada uno, todos los
sin voz, todos los anónimos, todos los habitantes de Córdoba se enteren de que
la ciudad es SU ciudad y así como cuidan su casa, su familia, su entorno, así
también cuiden y vean por un futuro mejor para SU ciudad, lo cual a su vez
implica un mejor futuro para su familia y para ellos mismos.
Los habitantes del municipio que venden su
voto al mejor postor no tienen conciencia del daño que le hacen a su ciudad y a
su futuro. Acudir a San Luis Potosí y
ver cómo ha crecido la ciudad y la actividad económica en 20 años, muestra que
el futuro sí está en juego en cada elección.
Sólo que esa conciencia está mucho más desarrollada en el norte de
México que en el Sur o Sur-Este.
Los habitantes de los municipios piensan que
todo sucede por fatalidad, o porque es la Voluntad de Dios, sin comprender que
pueden cambiar su destino. Que pueden
tener no sólo una mejor ciudad, sino también mejores oportunidades para ellos y
sus hijos. Es increíble notar que la
mayoría de los municipios incluido el de Córdoba expulsan a sus habitantes, al
no haber oportunidades porque son ciudades bucólicas que no cambian con el
tiempo, que no son dinámicas, que no mejoran día a día, resulta que no ofrecen
oportunidades a las nuevas generaciones, lo cual obliga a separar familias, a
que los hijos busquen oportunidades fuera de la ciudad. Cordobeses hay esparcidos por todo México,
buena parte de Estados Unidos y algunos muy suertudos, en otras partes del
mundo.
Mientras tienes empleo y salario seguro,
piensas que no te afectan los vaivenes económicos, sin embargo, Córdoba día con
día cierra fuentes de trabajo. Así que
lo que ayer no te afectaba, te afecta en el momento en que pierdes el empleo y
no encuentras otro en la región. Por
increíble que parezca, cada uno es responsable por su propia apatía al escoger
quién debe dirigir los destinos de la ciudad,
tú podrás emitir tu opinión sobre si los cordobeses se han equivocado o
no.
Los partidos políticos rara vez escogen a sus
mejores cuadros cuando se trata de candidatos para Córdoba y la región. Las decisiones siempre van por el lado de
¿Quién nos conviene? Si es un partido ganador, la conveniencia va en que las
participaciones se las roba alguien del comité estatal o federal, y el
candidato paga (invierte) en su propia campaña.
Si el partido es perdedor, la conveniencia va en el mismo sentido, y
también por el lado de quién genera más votos, para no perder el registro, o
para que lleguen los plurinominales a los congresos.
En otros casos, se negocia ser independiente
para quitarle votos a tal o cual y favorecer a éste otro partido. Incluso los partidos formales hacen lo mismo,
o peor aún como hizo Dante en 2006, aunque sus candidatos ganen, se juega a
perder, porque así se negoció, ya sea por una senaduría o por dinero.
A fin de cuentas, la alcaldía y los puestos
de representación como lo son los de diputados federales y locales, se
consideran botín político. Son los políticos los que luchan por ellos y son los
que se benefician de ese botín. Mientras
el pueblo, sin conciencia de sus derechos obligaciones ciudadanas únicamente
observa.
A fin de cuentas, la decisión de quién va a
dirigir Córdoba va a recaer en los cordobeses.
Lo ideal sería que los propios cordobeses entendieran que llevar a
alguien que cambie las reglas del juego y saque del marasmo a la ciudad es responsabilidad
de todos y todos debieran de orientarse a ese fin, que va a beneficiar a
todos. Lo ideal es generalmente una
utopia, porque la población se asume como pueblo que requiere ser guiado. O peor aún, no quiere quedar mal con nadie,
no se define por nadie y al final queda como siempre, relegado de las
decisiones y de los posibles beneficios de tener un buen funcionario que
trabaje por el bien de todos, y no por el bien de un grupo.
Hace poco me preguntaban si era yo un
idealista, me estaba midiendo un político para saber si era yo de cuidado y
había que tomarme en serio, o si solo es una utopía la que persigo. Recordemos que todos los políticos saben que
termina su período y tienen que cuidarse de que el que quede en su lugar no sea
su enemigo, porque puede denunciar sus trapacerías. Generalmente no o hacen
porque esperan que el que venga después no los denuncie a ellos, con lo que los
alcaldes, gobernadores y presidentes se convierten en tapaderas del anterior y
cómplices también.
Córdoba tiene la opción de participar
activamente en optar por los mejores candidatos e incluso evitar que vengan
cómo opciones personajes que solo se van a beneficiar y van a mantener el
atraso de la ciudad, atraso que yo llamo desgracia. Los cordobeses también pueden optar por no
hacer nada, y permitir que los partidos escojan no al mejor futuro alcalde como
su candidato, sino al que les conviene a ellos, aunque siga dañando la
ciudad. Falta ver que es lo que deciden,
y si participan o continúan viendo como cada día su ciudad es menos ciudad,
pero no les importa.