* Aurelio Nuño y la candidatura a gobernador
* Justifica el gordobés la agresión a maestros y periodistas * ¿De qué
rendición de cuentas habla Gina? * Manejó una millonada en la opacidad *
Agravia El Cisne a empresarios de Coatza * Es fan de Pepe Yunes pero urge
el antidoping * Diego rumbo al PVEM.
Mussio Cárdenas Arellano | 25 noviembre de 2015
Tribuna Libre.- Quiere encantar
Javier Duarte al príncipe de Peña Nieto. Lo conquista con un ardid, la saña contra
maestros, la reforma educativa pasada por la represión, el uso de porros, la
sangre de los inocentes. Lo que sea con tal de imponer al sucesor.
Aurelio Nuño es la
llave de la candidatura del PRI, supone el gobernador de Veracruz, ya en los
estertores de su gestión, imaginando al joven secretario de Educación Pública
recargado en el hombro del presidente, susurrando al oído que un duartista es
la mejor solución… para el desastre duartista.
Y como Aurelio
Nuño es el Rasputín de Enrique Peña Nieto, la almohada que aconseja, la voz que
sugiere, aplica la máxima de que para consolidar la reforma educativa, la
evaluación con sangre entra.
De ahí la
represión de sábado y domingo, 21 y 22, la embestida de los porros contra el
Movimiento Magisterial Popular Veracruzano y contra la prensa, el halconazo al
que hace referencia el periodista Aurelio Contreras, usando a policías vestidos
de civil —lo que tanto negó el general de cero estrellas, Arturo Bermúdez
Zurita, cuando la agresión al fotoperiodista de AVC, Karlo Reyes— y lanzando
oleadas de odio contra los “enemigos” del gobernador.
Su lógica es
demencial. Si la evaluación magisterial fracasa en Veracruz, el príncipe
Aurelio no se involucra en la sucesión; si la evaluación se impone, se complace
al secretario de Educación y lo transforma en un aliado.
Aurelio Nuño y
Javier Duarte tienen un punto en común: les gusta apalear a sus adversarios.
Nuño le da cauce a
la reforma educativa por la vía del encarcelamiento. Así, los líderes de la
Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, van sintiendo la
represión. Unos huyen, otros ya están en la cárcel. Y la evaluación se aplica.
Javier Duarte es
igual o peor. Apenas tuvo el poder en las manos, en 2010, títere del fidelismo,
inició una persecución contra quienes le complicaron su llegada al gobierno de
Veracruz. Marginó a priístas y no priístas, fueran de donde fueran, sólo por
saber que no lo concebían como gobernador.
Asedió a
periodistas, los encarceló, generó un clima de hostilidad, fomentó el odio de
su gobierno hacia la prensa crítica, la represión policíaca, el espionaje
descarado, hasta llegar a la suma de 14 periodistas asesinados en su régimen,
ninguno aclarado, y a los que le dio explicación jurídica se van cayendo a
pedazos.
Son pues, tal para
cual. Aurelio Nuño gusta de la intriga, del engaño, de la omisión para salirse
con la suya. Javier Duarte también, pero todo se le revierte.
Nuño Mayer fue,
según el periodista Raymundo Riva Palacio, autor de la columna Estrictamente
Personal, la voz que aconsejó a Peña Nieto no involucrarse en el caso
Ayotzinapa, por tratarse, decía el novato político, de un asunto meramente
estatal. Y así dejaron correr 10 días que resultaron fatales; 10 días de
silencio deslizando que el tema era del gobierno de Guerrero y de nadie más; 10
días en que se gestó el escenario de la omisión criminal y el cinismo de la
complicidad. Era jefe de la Oficina de la Presidencia, pero en lo hechos, era
el confidente a quien más escuchaba el presidente.
Sus consejos han
llevado a Peña Nieto al peor desastre de imagen y de solvencia moral que haya
enfrentado, acusado de ocultar información en el caso Ayotzinapa, de cerrar los
ojos a la vinculación del Estado con las mafias del narcotráfico, al
encubrimiento de los principales actores, al papel sospechoso del Ejército
Mexicano.
Gracias a Aurelio
Nuño, el sexenio de Peña Nieto quedó marcado por la complicidad en la
desaparición y posible crimen de 43 estudiantes de la Normal Isidro Burgos, en
Iguala, Guerrero, supuestamente asesinados y quemados, no sólo por lo que no
hizo judicialmente sino por ocultar la verdad real con una infumable verdad
histórica.
De la Oficina de
la Presidencia pasó Aurelio Nuño a la Secretaría de Educación. Y ahí es un
chivo en cristalería.
Suelta las hordas policíacas
contra maestros disidentes, eleva el tono del conflicto, pretende aplicar al
evaluación magisterial en un ambiente de violencia y represión. Y ahí Javier
Duarte le viene a modo.
No lo secunda el
gobernador por tener un compromiso con la educación. Lo hace para que Aurelio
Nuño, amigo del diputado federal y líder del PRI en Veracruz, Alberto Silva,
alias El Pato de Tuxpan, sea la voz que incline la candidatura a gobernador a
favor de un duartista.
Así desplaza
Javier Duarte a los Yunes rojos —los senadores José Francisco Yunes Zorrilla y
Héctor Yunes Landa, que ya sentenciaron que aplicarán cárcel al duartismo—,
punteros en la carrera por la nominación, y descarrila una sucesión que parecía
tranquila y para cohesionar al PRI. ¿Sabrá Javier Duarte que Aurelio Nuño es
hechura de Luis Videgaray, el poderoso secretario de Hacienda, amigo e impulsor
de Pepe Yunes hacia el gobierno de Veracruz?
Con Nuño de su
lado, Javier Duarte pretende perpetuar el duartismo en el poder dos años más.
Quiere ahí a Silva o a los diputados Erick Lagos y Adolfo Mota, ex secretarios
de Desarrollo Social, Gobierno y Educación en su gabinete.
De ahí que la
evaluación con sangre entre. De ahí que use policías vestidos de civil, porros
aleccionados para agredir, descarados pues ni el rostro se cubrieron en el
ataque del domingo 22, al estilo de los “halcones” de Luis Echeverría, el
Jueves de Corpus, el 10 de junio de 1971.
Evidente la
agresión, el ataque criminal, los maestros que rodaban por el suelo tras
recibir una golpiza, y ahí eran pateados para después ser detenidos. Pero el
gobernador ve la película al revés. O sea, el “halcón” es la víctima y el
maestro es el delincuente. Y esa es la verdad histórica.
Javier Duarte es
un fracaso mintiendo. Basta verlo en la conferencia de prensa a la que convocó
este lunes 23. Dice que los agresores son los maestros. Dice que ellos fueron a
provocar. Dice que ellos violentaron el orden. Dice que la prensa debe
acreditarse para cubrir la evaluación magisterial.
Mentiroso
esférico, el gobernador falta a la verdad. Lo desmienten los videos que exhiben
la brutalidad policíaca y el instinto criminal de sus porros.
En respuesta,
acusa el portal Libertad Bajo Palabra un cinismo a ultranza del gobernador:
“En conferencia de
prensa mañananera, el gobernador Javier Duarte acusó a los maestros disidentes
de ser los agresores en los eventos del día sábado y domingo, donde se
enfrentaron las fuerzas de Seguridad Pública con los maestros que se
manifestaban en oposición a la Evaluación Educativa. Duarte de Ochoa dijo que
fueron los maestros disidentes los que aventaron llantas, piedras y huevos a
los maestros que querían entrar para ser evaluados. A pesar de la evidencia
gráfica y de los videos que circulan en los medios de comunicación, donde se ve
a los elementos de la fuerza civil y a los golpeadores contratados por Bermúdez
Zurita, quienes agreden por montones a los maestros opositores, quienes agreden
a los periodistas y a los ciudadanos, a pesar de ello y sin vergüenza en la
cara, Javier Duarte dice que los agresores fueron los maestros disidentes”.
Sentencia
política: el pecado tiene su precio. Javier Duarte es un pecador, y grande. Ha
pecado de omisión cerrando lo ojos a la corrupción fidelista, de la que él
mismo participó y hasta impulsó siendo secretario de Finanzas y Planeación.
Peca ahora para agradar al príncipe de la corte peñanietista.
Peca derramando
sangre de inocentes en la arena magisterial. Pueden los maestros disidentes
estar equivocados en un intento de boicot a la evaluación, pero nadie tiene
derecho a apalearlos así. Pueden los periodistas asumir riesgos cuando se cubre
un evento de tal tirantez, pero nadie debe vulnerar su integridad.
Como Nuño, como
Peña Nieto, Javier Duarte también pregona su verdad histórica de la represión
magisterial del sábado 21 y domingo 22: los agresores fueron los maestros y la
prensa fue atacada porque no se acreditó para cubrir la evaluación educativa.
Vaya embustero.
Nuño y Duarte son
coincidentes. A ambos les gusta la solución de fuerza. Desdeñan la razón.
Suponen que el poder es para siempre. Viven en una realidad dopada, ajena a la
realidad verdadera.
Nuño usa a Javier
Duarte para imponer la evaluación educativa. Javier Duarte usa a Nuño para que
sea la voz que le hable a Peña Nieto y le asegure que el sucesor en Veracruz
sea duartista.
Y si para agradar
al príncipe de Peña Nieto hay que reprimir maestros, los reprime.
Archivo muerto
Extraviada en los
fangos del cinismo, habla María Gina Domínguez Colío de rendición de cuentas,
de justicia, de sancionar al funcionario que no cumpla, de mayores facilidades
fiscales, de un Veracruz más seguro. Verbea la presidenta de la Fundación
Colosio con discurso barato, demagogia pura, cuando el gobierno de Javier
Duarte ha sido transgresor de la ley, impulsor de la corrupción y el artífice
de la debacle financiera y el baño de sangre. Habla Gina Domínguez en el foro
previo a los Diálogos por el Veracruz que Queremos. Habla de rendición de
cuentas cuando por su manos, siendo vocera del gobierno duartista, pasaron
cientos o miles de millones de pesos entregados mano a mano, tras bambalinas o
debajo de los escritorios, al ejército de textoservidores que, como se ve, no
sirvieron para un carajo pues la imagen del gobernador es deplorable y no hay
escándalo público en que la prensa vendida de Javier Duarte le sirva aunque sea
de comparsa. ¿Cuántos cientos o millones de pesos tuvo en sus manos Gina
Domínguez para publicitar a su fallido gobernador, pero también para imponer su
ley en los medios de comunicación, cerrarle puertas a las voces críticas,
ejercer presión con toda la mala leche que tuviera al alcance? Y hoy habla de
rendición de cuentas. A ver, por ejemplo, ¿de dónde salió para comprar los
derechos de la agencia Quadratín en Veracruz, las estaciones de radio, un
periódico impreso y su mansión en Coatepec? Ah sí, no son suyos; son de los
prestanombres… Rara vez comen empresarios de Coatzacoalcos y el líder estatal
del PRI. Lo hicieron en Coatzacoalcos. Uno a uno los convocó el dirigente del
Movimiento Territorial, Víctor Rodríguez Gallegos, y acudieron. Degustaron los
platillos y llegó el discurso. Tomó la palabra El Cisne, alias Alberto Silva
Ramos. Detalló lo que viene, la madre de todas las derrotas, pues si algo tiene
el PRI es un lastre; se llama Javier Duarte, y ha sumido a Veracruz en la
violencia, en la crisis financiera, en el rezago social y en la corrupción.
Pedía El Pato de Tuxpan la suma de esfuerzos, cerrar filas en torno a su
maltrecho gobernador. Por educación, nadie lo increpó. Al salir, mentaban
madres los empresarios, constructores algunos, proveedores otros, que al
unísono reclamaban lo que el gobierno de Veracruz adeuda, varios millones de
pesos. O sea, no les pagan y todavía quieren un salvavidas… ¿Quién es ese
afamado priista, llamado a ser uno de los puntales del nuevo gobierno de
Veracruz, que milita en la porra de Pepe Yunes, pero urge que al mentado
personaje le realicen el antidoping para evitar que al senador le salte la
liebre y un escándalo lo haga pedazos? Va rumbo a la legalización la mariguana
y el tipo se frota las manos porque supone que así puede ocurrir con la coca…
Inminente, el relevo en el Partido Verde Ecologista de México en Coatzacoalcos.
Apunta Christopher Alan Santos a la presidencia por su cercanía con el gobernador
de Chiapas, Manuel Velasco Coello, y su equipo cercano, relación que data de
cuando el hoy director de Innovación Gubernamental del ayuntamiento de
Coatzacoalcos laboraba en el palacio municipal de Comitán. La otra propuesta es
Diego Fernández, ex director del DIF en tiempos de Guadalupe Félix de Theurel,
luego niño consentido de Keren Prot en la agencia municipal de Allende, y
últimamente promotor de la candidatura del senador Héctor Yunes Landa al
gobierno de Veracruz, ligado estrechamente a Tony Macías, el suegro del
gobernador Javier Duarte. Sea uno o el otro, sea Christopher o Diego, el
Partido Verde sale del control de la diputada Mónica Robles, hoy LadyCruditas…